“El disc jockey del tiempo”
El Día del Locutor que se celebró ayer, no podía dejar de recordar a quien ya no está con nosotros, pero nos dejó maravillosos e inolvidables recuerdos. Me refiero al locutor Oscar Vicente Carrizo, a quien muchos recordarán por su exitoso programa radial “El disc jockey del tiempo”, que fue premiado en 2009 por la Sociedad Argentina de Locutores por sus 40 años de vigencia ininterrumpida en la radiofonía tucumana, habiendo llegado a los 45 años, al momento de su deceso, lo cual evidencia su profesionalismo y carisma que acompañaron su vida en los distintos medios radiales. Estuvo en la inolvidable radio Splendid, en la vieja LV12, de calle Rivadavia al 100, y en varias FM donde supo conquistar el respeto, la admiración y la amistad de sus colegas. A nueve meses de su inesperada y dolorosa partida, el recuerdo de su voz pausada, nítida y sencilla perdura en mi memoria, sumada a la chispa de alegría con la cual daba apertura a su programa. ¡Cómo olvidar aquella música, esa que cada domingo por la mañana se hacía presente para evocar tiempos pasados que dejaron nostalgias en nuestro corazón. Siempre anteponía a la música romántica la frase: “La música para recordar con una lágrima en sus ojos”. El sonido de su voz se apagó, pero su recuerdo permanecerá por siempre.
Mónica Spescha
San Miguel 767
San Miguel de Tucumán
La Copa América y la Policía
En ocasión del partido final que por la Copa América jugará nuestra Selección Nacional, sería importante que la Policía arbitrara los medios para que el personal afectado al operativo de guardias ciudadanas, no “hagan abandono” de sus puestos, por más sistema de GPS que manifiestan haber instrumentado. Hay que salvaguardar la seguridad en un horario que no tan sólo yo, sino los ladrones también, saben que es factible de suceder en la instancia mencionada. Los nuevos cuadros policiales carecen en virtud de los ejemplos antes citados -mayoritariamente-, de idoneidad y vocación de servicio. Sirven estas instancias, para que con premura se filtren estos elementos de una fuerza que, como la política, precisa de cambios, honestidad y compromiso. El pueblo, agradecido.
Olga Morales
olgalmorales@outlook.com

Recuerdo de San Martín en Roma
Respecto de la carta del lector Roberto A. Ahmad sobre una estatua de Belgrano en Italia, quiero comentar que en 2003 conocí en Roma la Basílica donde están los restos de Santa Catalina de Siena y un Cristo de Miguel Ángel: Santa Maria sopra Minerva. Cuando salí de la iglesia, en la misma plaza, desemboqué en un hotel famoso, donde hay una placa de mármol que reza: “Aquí se alojó en febrero de 1846 el general argentino Don José de San Martín, libertador de la Argentina, Chile y Perú”. ¡Para ellos es un honor que alguien como San Martín (sin ascendencia italiana, pero un personaje prestigioso) se hubiera alojado ahí!
María Isabel Viggiani Rocha
mivrocha@yahoo.it
El infortunio de un poeta
Un filme, actualmente en cartelera, narra la dramática y desdichada vida del excelso poeta Giacomo Leopardi (1798-1837), cuya fama se debe esencialmente a sus poemas, por los que se lo ha considerado el primer poeta italiano después de Dante Alighieri. Nacido en Recanati, un pequeño pueblo de la región de Las Marcas (Italia), vino a la tierra este poeta bajo una constelación de infortunio que parecía traer escrito el “ananké” sobre su frente. No obstante, haber tenido los primeros diez años como instructores a su padre, un hombre culto pero muy dogmático, y dos sacerdotes, creció el poeta en una atmósfera conservadora, impermeable a los cambios e ideas, donde el ambiente interno y externo alcanzaba una total analogía. Decidido a perfeccionarse solo, se recluyó como un eremita durante siete años seguidos, nutriéndose de la prolífica y profusa biblioteca paterna, entregado a una frenética actividad intelectual. Consagrado a la erudición, se convirtió en un incansable polígrafo, dominando a la vez la filología y traduciendo numerosos textos clásicos debido a su aprendizaje como pocos el latín y el griego. Esta faena, que realizó con mucho refinamiento, lo llevó a lo que él llamó su “conversión literaria”, es decir, su pasaje de la erudición a la belleza; y esa belleza se llamaba Homero, Virgilio y Dante. Pero esta enorme fatiga del intelecto lo arruinó físicamente, causándole una enfermedad ocular. Su padre, orgulloso de su progreso, y su madre, una mujer fría y santurrona, creyendo que su reclusión lo salvaguardaba de los peligros de la juventud, no supieron salvarlo de tal aislamiento. Esos avatares de la vida los plasmó en unos versos en los que se lamentaba por haber perdido la juventud sin haberla vivido. Sus años posteriores fueron un continuo peregrinar por las ciudades italianas, acosado por la miseria y las enfermedades. Leopardi es el primero en Italia en llamar “cantos” a los poemas, subrayando la dimensión musical de la poesía. Sobrellevando sus desventuras, sus versos elegíacos fueron como su vida. Murió exhausto, contemplando la cresta encendida del Vesubio, componiendo una bella poesía, “La retama”, como una ofrenda ígnea al empíreo de su infortunio. Décadas después, otro gran poeta decía en sus rimas: “enmudeció la lira: Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”.
Alfonso Giaccobe
24 de Septiembre 290
San Miguel de Tucumán

La movilidad jubilatoria
En un contexto de protestas, crispaciones, intolerancia y mezquindades electoralistas en que actualmente se desenvuelve nuestra sociedad, el deber de los gobernantes por preservar y resguardar la armonía de la población, resulta un ineludible imperativo. Localmente, el primer mandatario declara cotidiana y reiteradamente su vocación en el sentido indicado, cuando manifiesta su absoluto acatamiento a la ley y a la Justicia, pero en la práctica parece olvidarse de tan expreso compromiso porque permite que los “abuelos” como él los llama, peregrinen, desde hace 11 años al principal paseo público, clamando por la aplicación irrestricta de la sentencia que ampara sus derechos a la movilidad y porcentualidad con que se jubilaron, y el cumplimiento de la ley N° 7.652 promovida por el Poder Ejecutivo. Eludir una obligación natural, consentida puntual y expresamente en noviembre de 1996 ante la Suprema Corte de Justicia, induciendo a sus beneficiarios a manifestarse semanalmente con los consiguientes riesgos de accidentes y/o incidentes con otros ciudadanos por los cortes en el tránsito, importa echar por tierra tan loable propósito de mantener a rajatabla la paz social. Ante ese estado de cosas, sería deseable que el gobernador concluyera su mandato revisando sus actitudes e hiciera gala de una verdadera consideración y generosidad hacia los más indefensos y necesitados y no continúe mancillando los derechos humanos de un sector que hoy esta reducido a no más de 14.000 protagonistas que, desde septiembre del 2009, no ven actualizada la asignación comprendida en la citada ley.
Marcelo A. Venecia
cejubatu@tucbbs.com.ar