Dime cómo te vistes y te diré quién eres
Es recomendable que los directivos de empresas utilicen saco y corbata, ya que es una convención que refleja seriedad y compromiso, en particular a la hora de interactuar con otros pares en reuniones de trabajo. Según un experto, en la Argentina crece el uso de vestimenta informal los días viernes

En el contexto actual del Management y la Comunicación Corporativa las ventajas comparativas que pueden alcanzar las empresas pasan por diferencias sutiles y difíciles de igualar como son: la calidad comunicacional, la responsabilidad profesional, la buena imagen, el compromiso ético y la buena reputación percibida por los diferentes públicos.
El correcto comportamiento protocolar de las personas que se desempeñan en una empresa no sólo facilita las comunicaciones internas y externas con los diferentes grupos de interés; sino que además, la hace más profesional y eficiente, plantea Antonio Di Génova, experto en Relaciones Públicas y posgrado en Identidad e Imagen Institucional.
Según el especialista, el hábito hace al monje. “Ningún detalle es menor y la etiqueta particularmente es un elemento protocolar clave. De la vestimenta de un ejecutivo o de un dirigente se infiere su nivel de respeto hacia los códigos de formalidad imperantes, el grado de apego a los usos y costumbres vigentes de relacionamiento institucional y de su interés por no apartarse de las normas internacionalmente aceptadas en materia de vestimenta”, indica.
Los altos mandos y mandos medios del ámbito empresarial no están fuera de los rigores del Protocolo.
Las normas de comportamiento del ámbito empresarial operan dentro del ámbito del Ceremonial Privado y representa un tipo particular de protocolo que si bien no es tan riguroso como el Ceremonial Público, no deja de ser formal y tiende a equipararse con este Ceremonial de Estado o Diplomático y no con el Ceremonial Social, en el que las normas de comportamiento y relacionamiento son cada vez más flexibles, variadas y dinámicas.
Vestirse con saco y corbata, es una convención de etiqueta internacionalmente aceptada y que marca una exigencia de los tiempos en los que nos toca vivir. Se trata de una formalidad que se le exige a un hombre que cumple funciones de dirección; fundamentalmente, en tanto el ejecutivo o dirigente en cuestión tenga entrevistas o reuniones de trabajo con público externo a la empresa y que por la naturaleza de la función que se desempeña sea habitual que los asistentes o interlocutores luzcan traje o vistan formalmente si se trata de mujeres. El principal objetivo de una vestimenta formal dentro del contexto actual es tender a igualar a las personas que participan de una reunión. Las diferencias deben plantearse en el campo de las opiniones o planteos conceptuales y no en la forma de vestir; ser el único o uno de los pocos que asiste a una reunión de trabajo externa sin corbata es un signo de diferenciación innecesario y que denota cierta rebeldía infantil. Las normas están para ser respetadas, aún no estemos de acuerdo con ellas, afirma el experto en Relaciones Públicas.
Moda de oficina: “Casual Friday”.
Esta modalidad de vestimenta informal propia de los días viernes -que ya lleva mucho tiempo de vigencia en los EEUU- se está abriendo paso en la Argentina a pasos agigantados, puntualiza Di Génova.
A su criterio, es una forma de comenzar a “mimetizarse” con el inminente fin de semana que se avecina. Es habitual que los principales ejecutivos de las empresas den comienzo a su descanso semanal incluso durante las primeras horas de la tarde del viernes. Tanto éxito ha tenido esta modalidad que muchos quieren extenderla al resto de los días laborables. Que hombres y mujeres luzcan con atuendos menos formales no tiene nada de malo en sí mismo y no vulnera ninguna norma de protocolo. El inconveniente se suscita cuando se reciben funcionarios o autoridades externas a la empresa o cuando deben reunir con ellos en otros ámbitos. En ambos casos se recomienda que hombres y mujeres se atengan a códigos de vestimenta más formales. Traje para el hombre y conjunto de traje sastre, blusa y falda o un vestido de una sola pieza para la mujer, son prendas que contribuyen a una buena imagen. Estas, junto a otras importantes cuestiones de forma, debieran formar parte de un manual de buenas costumbres, modales y urbanidad que toda empresa que se precie debiera poseer, finaliza Di Génova.
DIFERENCIA
LA ROPA VARÍA SEGÚN EL PUESTO
Según Adecco, es necesario diferenciar la importancia que tiene la presencia de los trabajadores para los puestos de atención al público, según el rubro. En algunos casos se requiere el uso de vestimenta formal como los bancos, empresas de seguro, financieras y telecomunicaciones. En cambio, empresas vinculadas al turismo o la tecnología, orientadas a un público más joven, tienen preferencia por una vestimenta más amigable e informal que poco a poco, además, se va imponiendo en otros tipos de rubros. Los selectores a la hora de seleccionar, valoran mucho la buena presencia. No obstante, es importante tener identificada la cultura de la organización: el grado de informalidad de la empresa y las generaciones internas con las que deberá convivir el candidato.

Colores
El rojo denota ser dominantes y agresivos
Los hombres que se enfundan una camiseta roja resultan más dominantes y agresivos que si visten de azul o de gris, pero sólo ante la mirada de otros hombres. Según un estudio de la universidad británica de Durham, para las mujeres el color no importa tanto. Pero la investigación, publicada en las “Biology Letters” de la Royal Society, sí revela que los hombres vestidos de rojo a menudo suelen ser tomados por irascibles tanto por hombres como por mujeres. El efecto del color rojo en la ropa es un tema frecuente de estudio. Hace 10 años, expertos de esa universidad ya concluyeron que los deportistas vestidos de rojo triunfaban más que otros, y que esto se debía a que el color resultaba intimidante para el rival. (DPA)
