Por Carlos Páez de la Torre H
18 Junio 2015
FELIPE BERTRÉS. Uno de los retratos que se conocen del distinguido ingeniero militar, que actuó largamente en Tucumán. la gaceta / archivo
En la historia de Tucumán, ciudad donde residió varios años, el francés Felipe Bertrés es una figura de relieve. Por su actuación como agrimensor (su plano de 1821 es un precioso documento), y por su tarea de educador, al frente de la escuela lancasteriana que instaló el gobernador Alejandro Heredia. Fue capitán de Ingenieros del Ejército del Norte, y cumplió importantes tareas topográficas y de ingeniería en Buenos Aires, en Bolivia y en Salta, donde murió en 1856.
Nos interesa rescatar cierto dato que no han recogido los biógrafos de Bertrés, sobre la forma en que éste llegó al Río de la Plata. La referencia consta perdida en una nota a pie de página (en la segunda parte, capítulo I), del libro “Santiago de Liniers”, de Paul Groussac.
Según la misma, Bertrés era un aspirante a oficial, que integraba la tripulación del bergantín “Le Consolateur”. Esa nave venía al Plata trayendo como único pasajero a Etienne Bernard, marqués de Sassenay, un noble francés enviado por Napoleón Bonaparte para entrevistarse con el virrey interino Santiago de Liniers, en Buenos Aires.
Narra Groussac que, cuando ya avistaba la costa uruguaya, un “furioso pampero” envolvió al “Consolateur” y lo arrojó mar adentro. Muy maltrecho, el barco recién pudo atracar en Maldonado, exactamente el 9 de agosto de 1808. El marqués partió pocos días después, vía Colonia, a Buenos Aires.
Decidieron quedarse en el Plata algunos marineros: Groussac cita a Monguillot, Castagnet, Latour y Bonnafond. En cuanto a Bertrés, abrazó dos años después la causa de Mayo y se enroló en el Ejército del Norte, lo que lo trajo a esta zona de la Argentina.
Nos interesa rescatar cierto dato que no han recogido los biógrafos de Bertrés, sobre la forma en que éste llegó al Río de la Plata. La referencia consta perdida en una nota a pie de página (en la segunda parte, capítulo I), del libro “Santiago de Liniers”, de Paul Groussac.
Según la misma, Bertrés era un aspirante a oficial, que integraba la tripulación del bergantín “Le Consolateur”. Esa nave venía al Plata trayendo como único pasajero a Etienne Bernard, marqués de Sassenay, un noble francés enviado por Napoleón Bonaparte para entrevistarse con el virrey interino Santiago de Liniers, en Buenos Aires.
Narra Groussac que, cuando ya avistaba la costa uruguaya, un “furioso pampero” envolvió al “Consolateur” y lo arrojó mar adentro. Muy maltrecho, el barco recién pudo atracar en Maldonado, exactamente el 9 de agosto de 1808. El marqués partió pocos días después, vía Colonia, a Buenos Aires.
Decidieron quedarse en el Plata algunos marineros: Groussac cita a Monguillot, Castagnet, Latour y Bonnafond. En cuanto a Bertrés, abrazó dos años después la causa de Mayo y se enroló en el Ejército del Norte, lo que lo trajo a esta zona de la Argentina.
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