Por Carlos Páez de la Torre H
16 Junio 2015
ANGEL F. DERISSO. “Fray Mocho” publicó esta foto donde aparece cortando el pelo en la peluquería de Quiroga, en Tucumán. la gaceta / archivo
En enero de 1913, la revista “Fray Mocho” dedicó una larga nota con fotografías a cierto desconocido ángulo de los peluqueros. Revelaba la existencia de varios periódicos del gremio (“El Peluquero”, “Nuevo Fígaro”, “La Palanca”), y de peluqueros con producción intelectual. Mencionaba entre ellos a Angel F. Derisso, que residió un tiempo en Tucumán, donde trabajaba en la peluquería de Quiroga. Además de su oficio de tijera y navaja, era periodista y eficaz orador en los mítines políticos. El corresponsal de “Fray Mocho” en nuestra ciudad, le hizo un reportaje. Allí, Derisso afirmaba que “la alianza de la tijera con la pluma no constituye una novedad”.
Para el periodista, Derisso era “un personaje que sale completamente de lo vulgar, lo que le permite mirar con menosprecio las cabezas humanas que caen bajo la acción del filoso instrumento, porque las sabe, en su mayoría, inferiores a la suya”. Esta está poblada de “visiones fantásticas”: de “un mundo nuevo, aureolado por la igualdad todos los hombres”.
Se declaraba voraz lector de todos los autores pero, aclaraba, “no prefiero a ninguno”. En el gremio, se conoce a Derisso con el apodo de “Centenario”. Nació en Buenos Aires y, en 1912, fundó en la ciudad santafesina de Rufino un periódico de combate, “La Antorcha”. Después, empezó a pasar temporadas empleado en peluquerías de las provincias.
“Un día levantó su tienda en Santa Fe, otro en Córdoba, otro en Mendoza, otro en Salta, otro en Tucumán, de donde acaba de regresar al pago con boleto facilitado por la Policía, empeñada constantemente en ‘darle con el gusto’ como un homenaje a su espíritu andariego y romancesco”, escribía el corresponsal.
Para el periodista, Derisso era “un personaje que sale completamente de lo vulgar, lo que le permite mirar con menosprecio las cabezas humanas que caen bajo la acción del filoso instrumento, porque las sabe, en su mayoría, inferiores a la suya”. Esta está poblada de “visiones fantásticas”: de “un mundo nuevo, aureolado por la igualdad todos los hombres”.
Se declaraba voraz lector de todos los autores pero, aclaraba, “no prefiero a ninguno”. En el gremio, se conoce a Derisso con el apodo de “Centenario”. Nació en Buenos Aires y, en 1912, fundó en la ciudad santafesina de Rufino un periódico de combate, “La Antorcha”. Después, empezó a pasar temporadas empleado en peluquerías de las provincias.
“Un día levantó su tienda en Santa Fe, otro en Córdoba, otro en Mendoza, otro en Salta, otro en Tucumán, de donde acaba de regresar al pago con boleto facilitado por la Policía, empeñada constantemente en ‘darle con el gusto’ como un homenaje a su espíritu andariego y romancesco”, escribía el corresponsal.
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