15 Abril 2015
CON TODO. Leandro Díaz remata ante la presencia de Longo (de espaldas) y la mirada de Azconzábal, durante el tradicional partido entre suplentes en el complejo Ojo de Agua. El delantero cumplió su sanción. la gaceta / foto de héctor peralta
14 de diciembre de 2014. Una patada cuasi voladora sobre Agustín Torassa, el delantero de Huracán, fue la última jugada de Leandro Díaz en un campo de juego hasta hoy. Lo que le siguió a esa acción, con el partido ya detenido, fue la tarjeta roja que le mostró Germán Delfino, empujones del delantero al árbitro, medio equipo de Atlético intentando calmarlo, otra patada (esta vez a un cartel), un informe lapidario del hombre que lo expulsó, 10 fechas de suspensión y un pequeño infierno interno del tucumano.
“Cuando supe la sanción no quería ni pensarlo porque me iba a hacer mal. No quería hablar con nadie”, confesó Díaz.
Ahora, más tranquilo, puede recordar algo de lo que pasó en la fatídica tarde mendocina en la que Atlético perdió la chance del ascenso. “Yo entré y pensé que podíamos ganar pero no hicimos las cosas bien. Me equivoqué y lo pagué. Me sentía muy mal porque fue culpa mía. Fue mi culpa que perdiéramos por tantos goles”, recordó el jugador que hasta ese momento se había convertido en el primer cambio que empleaba el “Vasco” en el final del torneo.
De esa manera, llegó a marcar cinco goles hasta el duelo ante el “globo”. Ahora atraviesa la primera semana de los últimos cuatro meses en la que tiene permitido ilusionarse con jugar al fútbol al fin. Y quizás sólo sea una ilusión porque él y Juan Manuel Azconzábal saben que arranca desde bien atrás en la pelea por ocupar un lugar en la ofensiva.
“Sé que perdí un montón de terreno, soy el último delantero. Espero que el técnico se acuerde aunque sea un poquito de mí, je”, admitió tras la práctica de ayer.
Díaz tiene por delante a Cristian Menéndez, Luis Rodríguez, Sebastián Matos, Emanuel Molina y hasta a Alejo Distaulo, que tuvo pocos minutos en cancha. Él asegura que además de los entrenamientos pautados por el cuerpo técnico se entrena por su cuenta en el Parque 9 de julio, intentando compensar la falta de actividad con un estado físico ideal.
Puede haber perdido terreno en la lucha por un lugar en el equipo, pero al oriundo de Villa Amalia no le pasó lo mismo con la confianza. “Yo entreno pensando en mí, primero que todo. Pienso que tengo que ser el mejor y personalmente me siento el mejor. Me entreno siempre para serlo”, expresó.
La entrevista terminó con otra frase autoalentadora. “A Atlético lo veo bien pero nos falta bastante todavía. Restan muchas fechas. Cuando entre yo a jugar, el equipo va a andar mejor”, asegura. Y sí, confianza le sobra.
“Cuando supe la sanción no quería ni pensarlo porque me iba a hacer mal. No quería hablar con nadie”, confesó Díaz.
Ahora, más tranquilo, puede recordar algo de lo que pasó en la fatídica tarde mendocina en la que Atlético perdió la chance del ascenso. “Yo entré y pensé que podíamos ganar pero no hicimos las cosas bien. Me equivoqué y lo pagué. Me sentía muy mal porque fue culpa mía. Fue mi culpa que perdiéramos por tantos goles”, recordó el jugador que hasta ese momento se había convertido en el primer cambio que empleaba el “Vasco” en el final del torneo.
De esa manera, llegó a marcar cinco goles hasta el duelo ante el “globo”. Ahora atraviesa la primera semana de los últimos cuatro meses en la que tiene permitido ilusionarse con jugar al fútbol al fin. Y quizás sólo sea una ilusión porque él y Juan Manuel Azconzábal saben que arranca desde bien atrás en la pelea por ocupar un lugar en la ofensiva.
“Sé que perdí un montón de terreno, soy el último delantero. Espero que el técnico se acuerde aunque sea un poquito de mí, je”, admitió tras la práctica de ayer.
Díaz tiene por delante a Cristian Menéndez, Luis Rodríguez, Sebastián Matos, Emanuel Molina y hasta a Alejo Distaulo, que tuvo pocos minutos en cancha. Él asegura que además de los entrenamientos pautados por el cuerpo técnico se entrena por su cuenta en el Parque 9 de julio, intentando compensar la falta de actividad con un estado físico ideal.
Puede haber perdido terreno en la lucha por un lugar en el equipo, pero al oriundo de Villa Amalia no le pasó lo mismo con la confianza. “Yo entreno pensando en mí, primero que todo. Pienso que tengo que ser el mejor y personalmente me siento el mejor. Me entreno siempre para serlo”, expresó.
La entrevista terminó con otra frase autoalentadora. “A Atlético lo veo bien pero nos falta bastante todavía. Restan muchas fechas. Cuando entre yo a jugar, el equipo va a andar mejor”, asegura. Y sí, confianza le sobra.
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