13 Abril 2015
FERIAS COMERCIALES. Mediante el sondeo de los empresarios, en marzo se detectaron 74.150 puestos ilegales en 439 ciudades relevadas de la Argentina. Hay 17.365 puestos más que lo observado en junio del año anterior. sitioandino.com
Si bien no hay tantos vendedores ambulantes como antes en el microcentro, la venta informal de mercadería es un fenómeno que no se detiene en Tucumán, explicaron los empresarios. Puntualmente, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa difundió ayer su relevamiento que revela que la venta ilegal ascendió a $ 3.638 millones mensuales durante marzo pasado. El dato corresponde a un muestreo de solo 439 ciudades de la Argentina, donde se encontraron 124 localidades con formatos comerciales tipo Saladitas y un total de 74.150 puestos ilegales, puntualiza el reporte.
¿Cuál es la incidencia en Tucumán? Las cifras de CAME muestran que en la provincia creció el número de ferias informales, particularmente en el interior. Las ventas ilegales, según las estimaciones de la Federación Económica de Tucumán (FET), representan cerca del 3% del total relevado a nivel nacional. En cifras, equivale a $ 110 millones, un monto que equivale al 25% de lo que la Dirección General de Rentas recauda mensualmente a través del impuesto a los Ingresos Brutos (grava la actividad económica). “No hay decisión ni voluntad política de solucionar el problema de la venta ilegal”, afirma a LA GACETA Pedro Omodeo, presidente de la FET.
Según el directivo, se está observando un incremento en la venta ambulante informal en el interior tucumano, con un apuntalamiento de los tours de compra tanto a Buenos Aires como al norte del país. “Estamos frente a una competencia desleal, en el que al empresario se le exige una carga tributaria que llega a encarecer el producto hasta un 100%, pero no hay control sobre la ilegalidad”, remarca. Omodeo considera que faltan incentivos fiscales frente a aquella desigualdad de competencia y de oportunidades.
La Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Formosa, Escobar y los partidos de Lomas de Zamora, La Matanza, Florencio Varela y Quilmes resultaron en marzo las ocho localidades del país con mayor presencia de puestos ilegales. Allí se concentró el 54,5% de los puestos ilegales detectados en las 439 ciudades relevadas por la CAME. Tucumán figura en el puesto 11.
En promedio, en las ciudades con “Saladitas” se registró en marzo 1 puesto de venta ilegal cada 332 habitantes, mostrando un incremento en la penetración de la venta clandestina en el mercado de consumo. Por ejemplo, en junio de 2014, la cantidad de puestos por habitantes era de 1 cada 415, ejemplificó la CAME.
Juan Bautista Alberdi es la zona con mayor cantidad de puestos de venta ilegales por habitantes en Tucumán (figura en el octavo lugar en el ranking nacional con un puesto cada 89 habitantes), seguido por Aguilares (está en el lugar 28 con un puesto cada 212 habitantes) y Famaillá (está entre las 30 primeras sobre 124 ciudades relevadas). San Miguel de Tucumán aparece en el lugar 57 con un puesto cada 413 habitantes. El listado es encabezado por Las Grutas (Río Negro) con un puesto cada ocho habitantes. A su vez, Rosario figura último con un puesto de venta ilegal cada 6.726 habitantes.
Las causas
La CAME, a su vez, detalló algunas causas que -a su criterio- impulsaron la venta informal:
• Aumento de la venta ilegal a través de redes sociales: en todas las ciudades del país creció la venta a través de Facebook, Twitter y otras plataformas online. En algunas ciudades se constató que, de cada 10 personas que usan esas plataformas, al menos seis compran a través de ellas.
• Surgimiento de manteros ambulantes en todo el país, que logran evadir los controles policiales y de los inspectores.
• El “mantero ambulante” que más invadió las ciudades en el primer trimestre del año fue el que se trasladó a las ciudades de veraneo: en la Costa Atlántica, por ejemplo, se controló bastante a los vendedores no autorizados que circulaban en las playas.
• También las ferias populares de verano se vieron invadidas por vendedores ilegales. Los tradicionales festivales folklóricos se poblaron de puestos de venta ilegal. Lo mismo sucedió con las ferias artesanales.
• Regulación de Saladitas. Más ciudades autorizaron determinada cantidad de puestos, impulsando el pago de monotributo y otras obligaciones. Sin embargo, las saladitas no dejan de ser centros de venta ilegal, ya que no se controla lo que se vende. Una de cada dos ciudades relevadas manifestó la presencia ya sea de saladitas o de alguna feria regulada que opera casi con la misma modalidad.
• Un crecimiento de los programas “Para Todos”. Con ese formato, según la CAME, se instalan camiones o ferias itinerantes en las ciudades durante determinados días a vender todo tipo de productos. Abundan en el caso de alimentos y bebidas, sin controles bromatológicos.
¿Cuál es la incidencia en Tucumán? Las cifras de CAME muestran que en la provincia creció el número de ferias informales, particularmente en el interior. Las ventas ilegales, según las estimaciones de la Federación Económica de Tucumán (FET), representan cerca del 3% del total relevado a nivel nacional. En cifras, equivale a $ 110 millones, un monto que equivale al 25% de lo que la Dirección General de Rentas recauda mensualmente a través del impuesto a los Ingresos Brutos (grava la actividad económica). “No hay decisión ni voluntad política de solucionar el problema de la venta ilegal”, afirma a LA GACETA Pedro Omodeo, presidente de la FET.
Según el directivo, se está observando un incremento en la venta ambulante informal en el interior tucumano, con un apuntalamiento de los tours de compra tanto a Buenos Aires como al norte del país. “Estamos frente a una competencia desleal, en el que al empresario se le exige una carga tributaria que llega a encarecer el producto hasta un 100%, pero no hay control sobre la ilegalidad”, remarca. Omodeo considera que faltan incentivos fiscales frente a aquella desigualdad de competencia y de oportunidades.
La Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Formosa, Escobar y los partidos de Lomas de Zamora, La Matanza, Florencio Varela y Quilmes resultaron en marzo las ocho localidades del país con mayor presencia de puestos ilegales. Allí se concentró el 54,5% de los puestos ilegales detectados en las 439 ciudades relevadas por la CAME. Tucumán figura en el puesto 11.
En promedio, en las ciudades con “Saladitas” se registró en marzo 1 puesto de venta ilegal cada 332 habitantes, mostrando un incremento en la penetración de la venta clandestina en el mercado de consumo. Por ejemplo, en junio de 2014, la cantidad de puestos por habitantes era de 1 cada 415, ejemplificó la CAME.
Juan Bautista Alberdi es la zona con mayor cantidad de puestos de venta ilegales por habitantes en Tucumán (figura en el octavo lugar en el ranking nacional con un puesto cada 89 habitantes), seguido por Aguilares (está en el lugar 28 con un puesto cada 212 habitantes) y Famaillá (está entre las 30 primeras sobre 124 ciudades relevadas). San Miguel de Tucumán aparece en el lugar 57 con un puesto cada 413 habitantes. El listado es encabezado por Las Grutas (Río Negro) con un puesto cada ocho habitantes. A su vez, Rosario figura último con un puesto de venta ilegal cada 6.726 habitantes.
Las causas
La CAME, a su vez, detalló algunas causas que -a su criterio- impulsaron la venta informal:
• Aumento de la venta ilegal a través de redes sociales: en todas las ciudades del país creció la venta a través de Facebook, Twitter y otras plataformas online. En algunas ciudades se constató que, de cada 10 personas que usan esas plataformas, al menos seis compran a través de ellas.
• Surgimiento de manteros ambulantes en todo el país, que logran evadir los controles policiales y de los inspectores.
• El “mantero ambulante” que más invadió las ciudades en el primer trimestre del año fue el que se trasladó a las ciudades de veraneo: en la Costa Atlántica, por ejemplo, se controló bastante a los vendedores no autorizados que circulaban en las playas.
• También las ferias populares de verano se vieron invadidas por vendedores ilegales. Los tradicionales festivales folklóricos se poblaron de puestos de venta ilegal. Lo mismo sucedió con las ferias artesanales.
• Regulación de Saladitas. Más ciudades autorizaron determinada cantidad de puestos, impulsando el pago de monotributo y otras obligaciones. Sin embargo, las saladitas no dejan de ser centros de venta ilegal, ya que no se controla lo que se vende. Una de cada dos ciudades relevadas manifestó la presencia ya sea de saladitas o de alguna feria regulada que opera casi con la misma modalidad.
• Un crecimiento de los programas “Para Todos”. Con ese formato, según la CAME, se instalan camiones o ferias itinerantes en las ciudades durante determinados días a vender todo tipo de productos. Abundan en el caso de alimentos y bebidas, sin controles bromatológicos.