09 Abril 2015
EN EL BANQUILLO. Leonardo Galván (foto) dijo que es inocente. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
CONCEPCIÓN.- Tranquilo, seguro y sin expresar emociones. Esa postura mantuvo durante toda la audiencia el ex seminarista Leonardo Alberto Galván. El hombre de 36 años, que fue pupilo y monaguillo del sacerdote Justo José Ilarraz, y está siendo juzgado por el abuso sexual de un adolescente de 13 años, cometido hace casi tres años.
El juicio comenzó ayer en la Sala I de la Cámara Penal del Centro Judicial Monteros. Allí Galván aseguró que la acusación por corrupción de menores que pesa en su contra es falsa. Sin proclamar su inocencia, se limitó a aclarar que en aquel entonces se desempeñaba como “animador comunitario” del ministerio de Gobierno de la provincia y que su aproximación a los menores era con el objeto de ayudarlos en tareas educativas y solidarias. “Trabajaba con gente humilde a la que visitaba y le acercaba lo que pedía”, insistió.
Galván fue detenido en junio del 2012, luego de que se lo acusara de haber abusado sexualmente de un chico de 13 años. Un examen de ADN que se practicó con las muestras tomadas de una prenda íntima de la víctima complicó al imputado. El resultado positivo de ese estudio es la prueba más contundente que tiene el fiscal de Cámara Enrique Rojas para solicitar la condena de Galván, llegado el momento de los alegatos.
También sería víctima
El imputado llegó a desempeñarse como monaguillo en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, ambas ubicadas en Monteros. En esta última, compartió las celebraciones religiosas con el cura Ilarraz, quien enfrenta una acusación similar en la provincia de Entre Ríos.
La víctima de Galván tiene actualmente 16 años.
Según consta en la causa judicial, fue abordado por el religioso en un camino vecinal de Monteros. En ese lugar, y tras mantener una charla, Galván lo habría convencido de que fueran a un sitio solitario y rodeado de matorrales, donde habría cometido el abuso.
“Fui a comprar ladrillos a la Villa Brava en una moto. De regreso, me encontré con el chico y me contó de los problemas que tenía con sus padres. En ningún momento tuve contacto físico con él”, se defendió ayer el acusado.
El fiscal de Instrucción Jorge Carrasco fue el responsable de investigar el caso y quien pidió la detención de Galván, luego de reunir una seria de pruebas.
A lo largo de la investigación también aparecieron otras incriminaciones contra el ex seminarista que no pudieron ser comprobadas.
Galván estudió en el seminario de Entre Ríos, precisamente durante el tiempo en que el sacerdote Ilarraz estaba a cargo de ese establecimiento religioso. Fuentes judiciales señalaron que no se descarta que Galván haya sido una de las víctimas del cura, para luego reproducir la conducta de este. Varios años después, en Monteros, llegó a ser su monaguillo.
“En la cárcel me fueron a ver un fiscal de Entre Ríos y un funcionario judicial de aquí para proponerme que, si declaraba en contra de Ilarraz, iba a quedar en libertad. Pero me negué porque no sé nada de él”, relató el imputado. (C)
El juicio comenzó ayer en la Sala I de la Cámara Penal del Centro Judicial Monteros. Allí Galván aseguró que la acusación por corrupción de menores que pesa en su contra es falsa. Sin proclamar su inocencia, se limitó a aclarar que en aquel entonces se desempeñaba como “animador comunitario” del ministerio de Gobierno de la provincia y que su aproximación a los menores era con el objeto de ayudarlos en tareas educativas y solidarias. “Trabajaba con gente humilde a la que visitaba y le acercaba lo que pedía”, insistió.
Galván fue detenido en junio del 2012, luego de que se lo acusara de haber abusado sexualmente de un chico de 13 años. Un examen de ADN que se practicó con las muestras tomadas de una prenda íntima de la víctima complicó al imputado. El resultado positivo de ese estudio es la prueba más contundente que tiene el fiscal de Cámara Enrique Rojas para solicitar la condena de Galván, llegado el momento de los alegatos.
También sería víctima
El imputado llegó a desempeñarse como monaguillo en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, ambas ubicadas en Monteros. En esta última, compartió las celebraciones religiosas con el cura Ilarraz, quien enfrenta una acusación similar en la provincia de Entre Ríos.
La víctima de Galván tiene actualmente 16 años.
Según consta en la causa judicial, fue abordado por el religioso en un camino vecinal de Monteros. En ese lugar, y tras mantener una charla, Galván lo habría convencido de que fueran a un sitio solitario y rodeado de matorrales, donde habría cometido el abuso.
“Fui a comprar ladrillos a la Villa Brava en una moto. De regreso, me encontré con el chico y me contó de los problemas que tenía con sus padres. En ningún momento tuve contacto físico con él”, se defendió ayer el acusado.
El fiscal de Instrucción Jorge Carrasco fue el responsable de investigar el caso y quien pidió la detención de Galván, luego de reunir una seria de pruebas.
A lo largo de la investigación también aparecieron otras incriminaciones contra el ex seminarista que no pudieron ser comprobadas.
Galván estudió en el seminario de Entre Ríos, precisamente durante el tiempo en que el sacerdote Ilarraz estaba a cargo de ese establecimiento religioso. Fuentes judiciales señalaron que no se descarta que Galván haya sido una de las víctimas del cura, para luego reproducir la conducta de este. Varios años después, en Monteros, llegó a ser su monaguillo.
“En la cárcel me fueron a ver un fiscal de Entre Ríos y un funcionario judicial de aquí para proponerme que, si declaraba en contra de Ilarraz, iba a quedar en libertad. Pero me negué porque no sé nada de él”, relató el imputado. (C)
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