06 Abril 2015
El cardenal Villalba espera que desaparezcan “la corrupción, las coimas y las mafias”
La alegría, la esperanza y el dolor se unen en la celebración más importante de la cristiandad, la Pascua de Resurrección. En cada región del planeta se festejó de manera de manera particular y te lo mostramos en fotos. En el Vaticano, en tanto, el papa Francisco pidió por la paz del mundo y, en Tucumán, el cardenal Luis Héctor Villalba oró por una sociedad más justa
CARRERA DE FE. En Malta, los fieles corren con una imagen de Cristo a cuestas. fotos reuters
La Resurrección de Cristo es, para el cardenal Luis Héctor Villalba, un llamado a la esperanza. A la esperanza de una sociedad mejor porque “la Pascua -aclaró- es fuente de una vida nueva ya en esta tierra”. En su homilía, durante la Misa de Resurrección, en la iglesia de la Santa Cruz, el prelado reconoció que “vivimos esperando”. Esperamos:
1- “Trabajo para los que no lo tienen y salarios justos para los que trabajan”.
2- “Que los fuertes no abusen de los más débiles”.
3- “Que desaparezcan la corrupción, las coimas, las mafias”.
4- “Que la justicia triunfe sobre la injusticia”.
5- “Una sociedad más segura donde no imperen la violencia y el temor”.
6- “Que el diálogo y la búsqueda de consensos prevalezcan por sobre la intransigencia”.
7- “Que todos nuestros chicos y jóvenes, especialmente los de las zonas rurales, puedan recibir una educación de excelencia”.
8- “Que el bien común prevalezca por sobre los intereses sectoriales”.
9. “Tener un país y una provincia en donde la vida humana sea más digna y respetada”.
Soluciones no mágicas
Sin embargo, monseñor Villalba advirtió que, en la práctica, esa esperanza sólo se sustenta “cuando trabajamos por un mundo más justo y solidario”. De esa manera, “la esperanza cristiana no nos lleva a una esperanza que nos inmoviliza, que paraliza y que cree que las soluciones vendrán ‘mágicamente’ del cielo. Todo lo contrario: si creemos que es verdad lo que Dios ha prometido, debemos ponernos a construir el Reino con todas nuestras fuerzas”, instó durante la ceremonia que comenzó a las 21 y terminó pasadas las 23.
Monseñor Villalba pidió a los fieles que como cristianos irradien “esta verdadera esperanza a sus hermanos”. Los alentó a construir una sociedad poniendo en lugar de los signos de muerte - como la violencia, la corrupción, la injusticia y la mentira - signos de vida como la misericordia, la unidad entre los hombres, la reconciliación y la solidaridad”.
Además recordó que “la esperanza religiosa se debe proyectar sobre el plano concreto de la vida humana, sobre el plano social. Por eso debemos ofrecer una palabra de esperanza no sólo religiosa, sino también social, no sólo espiritual, sino terrenal, no sólo para los creyentes, sino para todos los hombres de buena voluntad”. Al finalizar la misa salió a la puerta del templo para despedir con bendiciones y abrazos a cada uno de los fieles que concurrieron a la extensa misa.
1- “Trabajo para los que no lo tienen y salarios justos para los que trabajan”.
2- “Que los fuertes no abusen de los más débiles”.
3- “Que desaparezcan la corrupción, las coimas, las mafias”.
4- “Que la justicia triunfe sobre la injusticia”.
5- “Una sociedad más segura donde no imperen la violencia y el temor”.
6- “Que el diálogo y la búsqueda de consensos prevalezcan por sobre la intransigencia”.
7- “Que todos nuestros chicos y jóvenes, especialmente los de las zonas rurales, puedan recibir una educación de excelencia”.
8- “Que el bien común prevalezca por sobre los intereses sectoriales”.
9. “Tener un país y una provincia en donde la vida humana sea más digna y respetada”.
Soluciones no mágicas
Sin embargo, monseñor Villalba advirtió que, en la práctica, esa esperanza sólo se sustenta “cuando trabajamos por un mundo más justo y solidario”. De esa manera, “la esperanza cristiana no nos lleva a una esperanza que nos inmoviliza, que paraliza y que cree que las soluciones vendrán ‘mágicamente’ del cielo. Todo lo contrario: si creemos que es verdad lo que Dios ha prometido, debemos ponernos a construir el Reino con todas nuestras fuerzas”, instó durante la ceremonia que comenzó a las 21 y terminó pasadas las 23.
Monseñor Villalba pidió a los fieles que como cristianos irradien “esta verdadera esperanza a sus hermanos”. Los alentó a construir una sociedad poniendo en lugar de los signos de muerte - como la violencia, la corrupción, la injusticia y la mentira - signos de vida como la misericordia, la unidad entre los hombres, la reconciliación y la solidaridad”.
Además recordó que “la esperanza religiosa se debe proyectar sobre el plano concreto de la vida humana, sobre el plano social. Por eso debemos ofrecer una palabra de esperanza no sólo religiosa, sino también social, no sólo espiritual, sino terrenal, no sólo para los creyentes, sino para todos los hombres de buena voluntad”. Al finalizar la misa salió a la puerta del templo para despedir con bendiciones y abrazos a cada uno de los fieles que concurrieron a la extensa misa.
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