05 Abril 2015
¡QUÉ MOMENTO! Franco sostiene la camiseta de los socios “santos” a la par de Francisco, que la bendice por su pedido. fotos de franco iosa
La foto lo dice todo... Franco Iosa, “enfermo” de San Martín, llegó hasta el papa Francisco en el Vaticano y el recuerdo quedó inmortalizado en una postal que será eterna. “Lo hice con toda la fe de que en el algún momento la bendición que hizo de la camiseta se va a empezar a ver, a favorecer y contribuir en el progreso de San Martín, que es lo que más quiero”, cuenta el “Colo”.
Es él quien, vestido con los colores del “santo”, recibe la consagración de Francisco y todavía no lo puede creer. “Es que estar frente a la máxima autoridad de la iglesia no es poco. De hecho en ese momento no sé lo que se me pasó por la cabeza, pero fueron muchas cosas: pensé en gente que hoy no está, o que está mal y quiero que esté mejor; que quería mejorar el problema con mi marcha y hasta que el país cambie para bien. Pensé que quería el progreso de San Martín...”, enumera algo de todo lo que se le pasó por su mente cuando posó junto al Sumo Pontífice.
“Con mi hermana y mi prima emprendimos el viaje a Europa y como yo soy medio obsesivo con San Martín, cuando me dijeron de la chance de asistir a una audiencia con el Papa justo el día en que nosotros íbamos a estar en Roma, yo ya sabía que tenía que cargar una camiseta en el bolso”, recuerda. ¿Y por qué la camiseta de los socios? “La elegí casualmente como una manera de que la bendición sea extensiva o esté presente en toda la familia de San Martín. Es que yo creo que cuando una autoridad así le otorga el bien a uno en realidad se lo otorga a todos los que en ese momento sentís que están presentes”, explicó el “Colo”, humilde y generoso con sus pares de La Ciudadela, feliz porque su sueño se hizo realidad y fue un regalo para todos los hinchas.
El “Colo” no olvida a papá Roberto ni a mamá Laura, los que hicieron posible su viaje al viejo continente y ese encuentro con Francisco. “Tengo 24 año y soy un privilegiado de la vida y de tener los padres que tengo porque fueron los que con su esfuerzo hicieron posible el viaje. Ellos saben que la bendición también es de ellos, que son los que me dan todas las posibilidades. De hecho, con San Martín es todo ‘tomá, viajá, andá’ y cuando vieron la foto fue como si hubieran visto a su hijo ganar una batalla. Estaban muy felices”, cuenta emocionado Franco, sin dejar afuera a su incondicional hermana Catalina, que lo ayudó a llegar al encuentro con el papa Francisco.
Un amigo
“También llevé la camiseta de Boca Unidos, porque un amigo me lo pidió”, cuenta. ¿Cómo se llama? “Barrado”. ¿Quién? ¿El que jugaba en Atlético? “Sí, Diego ja. Íntimo, de la vida. Fuimos prácticamente vecinos y hasta el día de hoy nos hablamos casi todos los días, con buena onda y confianza. Ojalá pueda volver a Tucumán”.
Luego del recuerdo de Barrado, Franco reconoció que sin duda lo mejor de su viaje fue la bendición. “A pesar de que todo allá es lindo, eso fue la más emotivo. Tuve una mezcla de sensaciones y por segundos me abstraje del mundo pensando en que podía ayudar a San Martín. Será que Dios lo quiso así, soy una persona demasiado apegada al fútbol, que le da una importancia enorme”, contó el “Colo” aún con los ojos abiertos de par en par, sin poder olvidar la bendición que más lo emocionó.
Es él quien, vestido con los colores del “santo”, recibe la consagración de Francisco y todavía no lo puede creer. “Es que estar frente a la máxima autoridad de la iglesia no es poco. De hecho en ese momento no sé lo que se me pasó por la cabeza, pero fueron muchas cosas: pensé en gente que hoy no está, o que está mal y quiero que esté mejor; que quería mejorar el problema con mi marcha y hasta que el país cambie para bien. Pensé que quería el progreso de San Martín...”, enumera algo de todo lo que se le pasó por su mente cuando posó junto al Sumo Pontífice.
“Con mi hermana y mi prima emprendimos el viaje a Europa y como yo soy medio obsesivo con San Martín, cuando me dijeron de la chance de asistir a una audiencia con el Papa justo el día en que nosotros íbamos a estar en Roma, yo ya sabía que tenía que cargar una camiseta en el bolso”, recuerda. ¿Y por qué la camiseta de los socios? “La elegí casualmente como una manera de que la bendición sea extensiva o esté presente en toda la familia de San Martín. Es que yo creo que cuando una autoridad así le otorga el bien a uno en realidad se lo otorga a todos los que en ese momento sentís que están presentes”, explicó el “Colo”, humilde y generoso con sus pares de La Ciudadela, feliz porque su sueño se hizo realidad y fue un regalo para todos los hinchas.
El “Colo” no olvida a papá Roberto ni a mamá Laura, los que hicieron posible su viaje al viejo continente y ese encuentro con Francisco. “Tengo 24 año y soy un privilegiado de la vida y de tener los padres que tengo porque fueron los que con su esfuerzo hicieron posible el viaje. Ellos saben que la bendición también es de ellos, que son los que me dan todas las posibilidades. De hecho, con San Martín es todo ‘tomá, viajá, andá’ y cuando vieron la foto fue como si hubieran visto a su hijo ganar una batalla. Estaban muy felices”, cuenta emocionado Franco, sin dejar afuera a su incondicional hermana Catalina, que lo ayudó a llegar al encuentro con el papa Francisco.
Un amigo
“También llevé la camiseta de Boca Unidos, porque un amigo me lo pidió”, cuenta. ¿Cómo se llama? “Barrado”. ¿Quién? ¿El que jugaba en Atlético? “Sí, Diego ja. Íntimo, de la vida. Fuimos prácticamente vecinos y hasta el día de hoy nos hablamos casi todos los días, con buena onda y confianza. Ojalá pueda volver a Tucumán”.
Luego del recuerdo de Barrado, Franco reconoció que sin duda lo mejor de su viaje fue la bendición. “A pesar de que todo allá es lindo, eso fue la más emotivo. Tuve una mezcla de sensaciones y por segundos me abstraje del mundo pensando en que podía ayudar a San Martín. Será que Dios lo quiso así, soy una persona demasiado apegada al fútbol, que le da una importancia enorme”, contó el “Colo” aún con los ojos abiertos de par en par, sin poder olvidar la bendición que más lo emocionó.