04 Abril 2015
Un joven estuvo preso por una confusión policial
La Policía allanó en Famaillá un domicilio equivocado en busca de los autores del crimen de los sargentos asesinados en la ruta 157 La fiscala Adriana Reinoso Cuello ordenó la liberación de un joven de 18 años que había sido confundido con un sujeto conocido como “Retuto”, que permanece prófugo
La Justicia ordenó la liberación de uno de los tres sujetos que fueron detenidos por el asesinato de los sargentos Alberto Antonio Valdez, de 51 años, y Ángel Ernesto Vélez, de 46, quienes habían sido baleados el lunes a la madrugada, a metros de una parada de ómnibus ubicada a la vera de la ruta 157, en Río Colorado.
La liberación de “Betito”, un joven de 18 años, fue ordenada por la titular de la Fiscalía de Instrucción de la VI° Nominación, Adriana Reinoso Cuello quien, luego de indagarlo, consideró que no había pruebas que lo vincularan con el doble crimen. Este joven, según fuentes de la pesquisa, fue confundido con otro sujeto, conocido como “Retuto”, que está prófugo.
“Betito” había sido detenido el miércoles a la mañana durante los allanamientos, realizados por la Policía en Famaillá, donde se atrapó a otro presunto implicado apodado “Totó”. Pero Stella Maris Barrionuevo, tía del joven de 18 años, sostuvo ayer que su sobrino estaba en esa ciudad en el momento en que ocurrieron ambos homicidios. “El lunes a la madrugada mi sobrino estaba en el taller mecánico que tiene su padre en Famaillá. Estaba con su papá y con un grupo de amigos entre los que hay un chico que es policía y declaró diciendo que estuvo con él”, subrayó.
En este contexto, Barrionuevo agregó que los uniformados allanaron un domicilio erróneo. “Entraron en la casa equivocada. Por eso de inmediato fuimos a la fiscalía para aclarar la situación. Por eso lo liberaron después de que declaró. Lo soltaron el jueves a las 3 de la madrugada. Además a mi sobrino nunca le dijeron ‘Retuto’. No nos dieron ninguna explicación por el error que cometieron. Pero mi sobrino está bien y no lo golpearon. Espero que agarren a los culpables pero no que atrapen a otro inocente”, afirmó.
Elsa Claudia Jiménez, madre de “Betito”, había afirmado el miércoles que su hijo era inocente. “Lo están implicando por un apodo, pero él nunca cayó detenido. En el barrio lo conocen como ‘Betito’ pero algunos le dicen ‘Retuto’ por el corte de pelo. Al otro chico (’Totó) lo involucran porque tiene otro amigo al que le dicen ‘Retuto’. Quiero que se aclare eso porque mi hijo no es ningún asesino. Él lo conoce al ‘Totó’ de hace mucho, pero ya no se juntaba con él. No quiero que mi hijo sea un perejil”, señalaba la mujer.
Aguardan las pericias
A pesar de esto, fuentes de la investigación que lleva adelante la división Homicidios, comandada por los oficiales Marcelo Sallas y Javier Hidalgo, señalaron que “Betito” todavía no quedó desvinculado y que investigan si tuvo detenciones por contravenciones. En tanto que la situación procesal de “Totó”, el otro detenido, es comprometida.
Ahora la Justicia espera el resultado de las pericias del teléfono del sargento Valdez que, según lo investigación judicial, fue quien recibió una llamada en la que le habrían dicho que fuera hasta el lugar en donde lo mataron, junto a Vélez, porque había un grupo de sospechosos merodeando.
Esa llamada habría sido realizada por una de las policías que estaba de guardia esa noche en la comisaría de Río Colorado. Los sargentos murieron por los balazos que recibieron que, se piensa, fueron realizados con una pistola 9 mm.
La liberación de “Betito”, un joven de 18 años, fue ordenada por la titular de la Fiscalía de Instrucción de la VI° Nominación, Adriana Reinoso Cuello quien, luego de indagarlo, consideró que no había pruebas que lo vincularan con el doble crimen. Este joven, según fuentes de la pesquisa, fue confundido con otro sujeto, conocido como “Retuto”, que está prófugo.
“Betito” había sido detenido el miércoles a la mañana durante los allanamientos, realizados por la Policía en Famaillá, donde se atrapó a otro presunto implicado apodado “Totó”. Pero Stella Maris Barrionuevo, tía del joven de 18 años, sostuvo ayer que su sobrino estaba en esa ciudad en el momento en que ocurrieron ambos homicidios. “El lunes a la madrugada mi sobrino estaba en el taller mecánico que tiene su padre en Famaillá. Estaba con su papá y con un grupo de amigos entre los que hay un chico que es policía y declaró diciendo que estuvo con él”, subrayó.
En este contexto, Barrionuevo agregó que los uniformados allanaron un domicilio erróneo. “Entraron en la casa equivocada. Por eso de inmediato fuimos a la fiscalía para aclarar la situación. Por eso lo liberaron después de que declaró. Lo soltaron el jueves a las 3 de la madrugada. Además a mi sobrino nunca le dijeron ‘Retuto’. No nos dieron ninguna explicación por el error que cometieron. Pero mi sobrino está bien y no lo golpearon. Espero que agarren a los culpables pero no que atrapen a otro inocente”, afirmó.
Elsa Claudia Jiménez, madre de “Betito”, había afirmado el miércoles que su hijo era inocente. “Lo están implicando por un apodo, pero él nunca cayó detenido. En el barrio lo conocen como ‘Betito’ pero algunos le dicen ‘Retuto’ por el corte de pelo. Al otro chico (’Totó) lo involucran porque tiene otro amigo al que le dicen ‘Retuto’. Quiero que se aclare eso porque mi hijo no es ningún asesino. Él lo conoce al ‘Totó’ de hace mucho, pero ya no se juntaba con él. No quiero que mi hijo sea un perejil”, señalaba la mujer.
Aguardan las pericias
A pesar de esto, fuentes de la investigación que lleva adelante la división Homicidios, comandada por los oficiales Marcelo Sallas y Javier Hidalgo, señalaron que “Betito” todavía no quedó desvinculado y que investigan si tuvo detenciones por contravenciones. En tanto que la situación procesal de “Totó”, el otro detenido, es comprometida.
Ahora la Justicia espera el resultado de las pericias del teléfono del sargento Valdez que, según lo investigación judicial, fue quien recibió una llamada en la que le habrían dicho que fuera hasta el lugar en donde lo mataron, junto a Vélez, porque había un grupo de sospechosos merodeando.
Esa llamada habría sido realizada por una de las policías que estaba de guardia esa noche en la comisaría de Río Colorado. Los sargentos murieron por los balazos que recibieron que, se piensa, fueron realizados con una pistola 9 mm.
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