04 Abril 2015
Henry Coronado, el presunto asesino de Leydi Meneses, seguirá preso. El hombre está detenido desde el 1 de marzo, cuando hallaron muerta a su novia dentro de su auto, en Ranchillos. El fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, lo acusó del delito de femicidio y solicitó su prisión preventiva.
El miércoles, cuando se cumplió un mes del crimen, la familia de Meneses se acercó a tribunales para ponerse al tanto del avance de la causa. “Se pidió la prisión preventiva, que fue aceptada. Quiero decir que el fiscal es bastante bueno, vinimos con mi abuela porque necesitábamos saber detalles que eran relevantes para nosotras y nos atendió muy amablemente”, destacó Priscila Suelice, una de las tres hijas de la víctima.
La última vez que Priscila vio a su madre fue el domingo 1 de marzo a la siesta, cuando Coronado pasó a buscarla en un Fiat Uno para llevarla a un baile de carnaval en el club San Antonio de Ranchillos. Esa noche, al advertir que la mujer no regresaba a su casa del barrio Ejército Argentino, su familia denunció la desaparición en la seccional 3ª.
Varias horas después, durante la madrugada, un policía se presentó en la casa de Meneses para pedir que alguien se acercara a la Morgue Judicial a reconocer el cuerpo. La mujer había sido encontrada dentro del auto de Coronado, que había quedado estacionado sobre las vías del tren, a la vera de la ruta provincial 302. Meneses tenía hematomas en distintas partes del cuerpo y, según la autopsia, murió por un golpe en la cabeza.
“Una amiga de mi mamá nos mostró una conversación de Whatsapp donde ella contaba que su novio la había golpeado por segunda vez, que tenía miedo y que sabía que si se volvía a subir al auto de este tipo ya no iba a regresar”, contó Priscila.
Esa charla, que se habría desarrollado el día anterior al crimen, fue presentada en la Fiscalía como prueba. “No quiero que esto pase otra vez, que otros chicos queden huérfanos como nosotros”, expresó la joven.
El miércoles, cuando se cumplió un mes del crimen, la familia de Meneses se acercó a tribunales para ponerse al tanto del avance de la causa. “Se pidió la prisión preventiva, que fue aceptada. Quiero decir que el fiscal es bastante bueno, vinimos con mi abuela porque necesitábamos saber detalles que eran relevantes para nosotras y nos atendió muy amablemente”, destacó Priscila Suelice, una de las tres hijas de la víctima.
La última vez que Priscila vio a su madre fue el domingo 1 de marzo a la siesta, cuando Coronado pasó a buscarla en un Fiat Uno para llevarla a un baile de carnaval en el club San Antonio de Ranchillos. Esa noche, al advertir que la mujer no regresaba a su casa del barrio Ejército Argentino, su familia denunció la desaparición en la seccional 3ª.
Varias horas después, durante la madrugada, un policía se presentó en la casa de Meneses para pedir que alguien se acercara a la Morgue Judicial a reconocer el cuerpo. La mujer había sido encontrada dentro del auto de Coronado, que había quedado estacionado sobre las vías del tren, a la vera de la ruta provincial 302. Meneses tenía hematomas en distintas partes del cuerpo y, según la autopsia, murió por un golpe en la cabeza.
“Una amiga de mi mamá nos mostró una conversación de Whatsapp donde ella contaba que su novio la había golpeado por segunda vez, que tenía miedo y que sabía que si se volvía a subir al auto de este tipo ya no iba a regresar”, contó Priscila.
Esa charla, que se habría desarrollado el día anterior al crimen, fue presentada en la Fiscalía como prueba. “No quiero que esto pase otra vez, que otros chicos queden huérfanos como nosotros”, expresó la joven.
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