El cine despide a Manoel de Oliveira

Nació en Oporto hace 106 años y ayer fue enterrado en esa ciudad, luego de más de ocho décadas dedicadas al cine. El director portugués Manoel de Oliveira falleció el jueves y era el cineasta más longevo del mundo, considerado un “ejemplo para las jóvenes generaciones”, según el presidente de su país, Aníbal Cavaco Silva.

El retiro no estaba en los planes del artista: en el último Festival de Venecia estrenó su corto “O velho do restelo” y estaba planeando rodar una nueva película, pese a que nunca logró el reconocimiento popular. “No tengo ningún secreto, son caprichos de la naturaleza”, respondía cuando le preguntaban por su longevidad, aunque decía que debía su energía al trabajo: “si dejara de rodar, dejaría de vivir”.

Auténtica leyenda, vivió la transición del cine mudo a la banda sonora y de las imágenes en blanco y negro a las de color. Insistía en que el éxito y la celebridad no le interesaban, como tampoco el cine comercial. “Hago cine de resistencia”, afirmaba el ganador de una Palma de Oro en Cannes y de León de Oro en Venecia por su trayectoria. En junio del año pasado, en la muestra de cine europeo, se proyectó en Tucumán “El extraño caso de Angélica”, la última de sus obras que se vio en la provincia.