31 Marzo 2015
MIRADA ATENTA. El muñeco el gran Terrone mira atento a Cristina Idiarte, quien fue la responsable de cerrar la 30° Fiesta Nacional de Teatro en Salta. fotos la gaceta salta
El gran Terrone, subido a escena para mirar de frente a su público, fue el anfitrión en el acto de clausura de la 30° Fiesta Nacional del Teatro, que se despidió en la Casa de la Cultura de Salta en la noche del domingo, con un balance altamente positivo.
Maniobrado por el grupo local La Faranda, atento a los aplausos y con la mirada de cartapesta sobre la platea, el personaje que sólo sale del centro de la tierra para los eventos importantes repasó algunos momentos de los 10 días que ocupó el encuentro en la ciudad, recordó al Carlos Negro Armatta (fallecido el jueves, en la víspera de recibir el premio a la trayectoria regional), celebró las salas constantemente llenas y destacó la presencia de los más de 40 elencos que se turnaron para subir a escena en la ciudad y el interior.
En la recepción final de los elencos hubo un homenaje al oficio, interpretado por artistas locales en intervenciones que ocuparon el ingreso a la sala con escenas y acciones.
Fueron en total 51 funciones en la capital de Salta y 26 en los escenarios al aire libre de Tartagal, de Cafayate y de una decena más de localidades del interior de la provincia. El interés en algunas obras fue tal que, en las que se pudo, debieron programarse nuevas funciones: es el caso de “Fui”, del argentino radicado en Italia César Brie; “Irma (cierro los ojos y veo)”, escrita y protagonizada por una sorprendente Mariela Roa (llegada desde Villa La Angostura, Neuquén) y “Tiempos de paz”, protagonizada por los mendocinos Gustavo Torres y José Kemelmajer, tres de los puntos altos del festival teatral.
A ellas se deben agregar, como las mejores obras que se vieron en los 10 días de representaciones, “La razón blindada” (de Necochea); “El rastro” (excelente unipersonal de la porteña Analía Couceyro); la danza teatro santafesina con “Niebla (hasta que dejemos de soñarnos)”, y el brechtiano “Operativo Pindapoy”, de los cordobeses de Zeppelin Teatro, cada una con una estética diferente, pero todas con alta calidad escénica y talento actoral.
Satisfacción
“Hemos reventado las boleterías, todas las funciones fueron a salas llenas, y agregamos otras porque no llegábamos con la cantidad de público que había”, explicó satisfecha Cristina Idiarte, secretaria general del Instituto Nacional del Teatro (responsable máximo del festival) y a cargo de la organización de la edición salteña de la fiesta. “Lo mejor fue la onda de la gente, el trabajo en conjunto. El teatro es eso, trabajo colectivo”, agregó, minutos antes de despedir formalmente el encuentro.
Un video repasó en pocos minutos las 30 ediciones de la Fiesta y anticipó el registro realizado sobre el encuentro que culminó ayer. “Hubo mucho público nuevo que se sumó al habitual, y gente que por ahí no tiene posibilidad de acercarse al teatro y ahora vino. Todo lo inesperado que hubo en esta edición fue bueno. Esto de que las funciones revienten no lo esperábamos”, admitió la teatrista, y menciona entre los episodios sobresalientes la presencia de Brie, la cobertura de los periodistas nacionales, la celebración de la memoria, el reconocimiento a los militantes y la partida física de Armatta un día antes del homenaje que se le iba a realizar. La estatuilla la recibió su hermana Virginia.
“La fiesta ha sido bárbara, por lo que vivimos y por la convocatoria. Es muy bueno trabajar a sala llena. Hicimos funciones en Tartagal y en la capital y funcionó muy bien. La gente estaba muy contenta, fue una experiencia muy linda trabajar en la plaza, la gente se acercaba, fue muy bueno”, aportó Mario Morisi, responsable técnico del grupo santacruceño Ideart, presente en la fiesta con una simpática puesta de la comedia “¿Quienáy?”.
Alejandro Barboza, que participó en “La inapetencia” con el grupo correntino Chico Pleito y como invitado de los chaqueños de Fulanos con “Una mujer sentada”, sostuvo que la experiencia fue positiva en todos los frentes. “Venir a un nacional siempre es absolutamente gratificante, por todo lo que significa, por la incidencia a nivel provincial y porque genera mucha prensa. Para nosotros es muy importante porque necesitamos que nuestras obras se conozcan. Además, vimos una diversidad enorme de propuestas de todo el país, incluso en los invitados como la murga y Brie. Es muy estimulante ver la cantidad de salas que hay en Salta y espero que este festival deje un gran número de espectadores que siga asistiendo a la actividad local”, se despidió, con un deseo que repetirán como mantra los teatristas locales.
Maniobrado por el grupo local La Faranda, atento a los aplausos y con la mirada de cartapesta sobre la platea, el personaje que sólo sale del centro de la tierra para los eventos importantes repasó algunos momentos de los 10 días que ocupó el encuentro en la ciudad, recordó al Carlos Negro Armatta (fallecido el jueves, en la víspera de recibir el premio a la trayectoria regional), celebró las salas constantemente llenas y destacó la presencia de los más de 40 elencos que se turnaron para subir a escena en la ciudad y el interior.
En la recepción final de los elencos hubo un homenaje al oficio, interpretado por artistas locales en intervenciones que ocuparon el ingreso a la sala con escenas y acciones.
Fueron en total 51 funciones en la capital de Salta y 26 en los escenarios al aire libre de Tartagal, de Cafayate y de una decena más de localidades del interior de la provincia. El interés en algunas obras fue tal que, en las que se pudo, debieron programarse nuevas funciones: es el caso de “Fui”, del argentino radicado en Italia César Brie; “Irma (cierro los ojos y veo)”, escrita y protagonizada por una sorprendente Mariela Roa (llegada desde Villa La Angostura, Neuquén) y “Tiempos de paz”, protagonizada por los mendocinos Gustavo Torres y José Kemelmajer, tres de los puntos altos del festival teatral.
A ellas se deben agregar, como las mejores obras que se vieron en los 10 días de representaciones, “La razón blindada” (de Necochea); “El rastro” (excelente unipersonal de la porteña Analía Couceyro); la danza teatro santafesina con “Niebla (hasta que dejemos de soñarnos)”, y el brechtiano “Operativo Pindapoy”, de los cordobeses de Zeppelin Teatro, cada una con una estética diferente, pero todas con alta calidad escénica y talento actoral.
Satisfacción
“Hemos reventado las boleterías, todas las funciones fueron a salas llenas, y agregamos otras porque no llegábamos con la cantidad de público que había”, explicó satisfecha Cristina Idiarte, secretaria general del Instituto Nacional del Teatro (responsable máximo del festival) y a cargo de la organización de la edición salteña de la fiesta. “Lo mejor fue la onda de la gente, el trabajo en conjunto. El teatro es eso, trabajo colectivo”, agregó, minutos antes de despedir formalmente el encuentro.
Un video repasó en pocos minutos las 30 ediciones de la Fiesta y anticipó el registro realizado sobre el encuentro que culminó ayer. “Hubo mucho público nuevo que se sumó al habitual, y gente que por ahí no tiene posibilidad de acercarse al teatro y ahora vino. Todo lo inesperado que hubo en esta edición fue bueno. Esto de que las funciones revienten no lo esperábamos”, admitió la teatrista, y menciona entre los episodios sobresalientes la presencia de Brie, la cobertura de los periodistas nacionales, la celebración de la memoria, el reconocimiento a los militantes y la partida física de Armatta un día antes del homenaje que se le iba a realizar. La estatuilla la recibió su hermana Virginia.
“La fiesta ha sido bárbara, por lo que vivimos y por la convocatoria. Es muy bueno trabajar a sala llena. Hicimos funciones en Tartagal y en la capital y funcionó muy bien. La gente estaba muy contenta, fue una experiencia muy linda trabajar en la plaza, la gente se acercaba, fue muy bueno”, aportó Mario Morisi, responsable técnico del grupo santacruceño Ideart, presente en la fiesta con una simpática puesta de la comedia “¿Quienáy?”.
Alejandro Barboza, que participó en “La inapetencia” con el grupo correntino Chico Pleito y como invitado de los chaqueños de Fulanos con “Una mujer sentada”, sostuvo que la experiencia fue positiva en todos los frentes. “Venir a un nacional siempre es absolutamente gratificante, por todo lo que significa, por la incidencia a nivel provincial y porque genera mucha prensa. Para nosotros es muy importante porque necesitamos que nuestras obras se conozcan. Además, vimos una diversidad enorme de propuestas de todo el país, incluso en los invitados como la murga y Brie. Es muy estimulante ver la cantidad de salas que hay en Salta y espero que este festival deje un gran número de espectadores que siga asistiendo a la actividad local”, se despidió, con un deseo que repetirán como mantra los teatristas locales.