30 Marzo 2015
ALEJANDRO BONOME. Dos trabajadoras toman café en un bar.
Ejercer roles activos en la sociedad y no solo como objeto-modelo. Ese es el papel de la mujer que pretende exhibir el Museo Timoteo Navarro en la doble exposición “Modelos de Mujer”, en un homenaje por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se inauguró la semana pasada.
En una pequeña salita en el edificio de 9 de Julio 44 puede observarse una pintura de Alejandro Bonome, en el que dos mujeres, visiblemente trabajadoras, comparten un café; la obra es de 1956 y compone una escena ciertamente desacostumbrada, poco frecuente, alejada de cierto estereotipo de su tiempo. A un par de metros, Edmundo González del Real retrata a su esposa con un libro entre sus manos apoyado en su falda (1941). Ambas pinturas, entre otras, pertenecen al patrimonio de la provincia.
Que la mujer siempre ha sido una fuente de inspiración para los artistas, nadie lo duda; véase por caso, al mismo Pablo Picasso, cuyos biógrafos coinciden en que cuando cambiaba de pareja, casa y perro, mudaba también el estilo artístico.
El gran problema estético es, cómo se la representó, con qué valores y lenguajes específicamente artísticos, y en función de que perspectiva histórica.
Proyecto distinto
Por eso interesa “Modelos de Mujer”, porque en la otra exposición, en la Sala Linares (San Martín 251), Verónica Corrales lleva adelante un proyecto muy distinto. “Se plantea el cambio de paradigma de la mujer como musa/modelo a su rol como artista. Con imágenes de obras y de su excéntrica vida, Lola Mora, pionera del rol de la mujer en el mundo del arte como productora de cultura, entra en diálogo con la obra de Verónica Corrales, quien propone un homenaje desde un lenguaje contemporáneo mediante la fusión de lo físico con lo virtual, la escultura y la proyección de una animación”, señala el comunicado de prensa.
Retratos cotidianos, que linkean con el neo pop, y una proyección animada sobre una escultura de tamaño real, que viste y desviste al cuerpo, y con imágenes que crean diversas situaciones, conforman la propuesta de Corrales.
Antagónica, claro está, a las fotografías ubicadas de Lola Mora, uno de los recurrentes ejemplos cuando se trata de hablar del arte y de la mujer.
De conjunto, la propuesta del Museo Timoteo Navarro - con la curaduría de Cecilia Quinteros Macció-, es atinada por puntualizar no solo los cambios que la mujer adquiere en la sociedad, sino en la propia producción artística, donde prácticamente deja el pasivo rol de musa inspiradora.
Sí hubiese sido más conveniente que ambas exposiciones se planteen en un mismo espacio, porque allí podrían tomar un mayor relieve, al advertirse claramente las propuestas diferentes.
En una pequeña salita en el edificio de 9 de Julio 44 puede observarse una pintura de Alejandro Bonome, en el que dos mujeres, visiblemente trabajadoras, comparten un café; la obra es de 1956 y compone una escena ciertamente desacostumbrada, poco frecuente, alejada de cierto estereotipo de su tiempo. A un par de metros, Edmundo González del Real retrata a su esposa con un libro entre sus manos apoyado en su falda (1941). Ambas pinturas, entre otras, pertenecen al patrimonio de la provincia.
Que la mujer siempre ha sido una fuente de inspiración para los artistas, nadie lo duda; véase por caso, al mismo Pablo Picasso, cuyos biógrafos coinciden en que cuando cambiaba de pareja, casa y perro, mudaba también el estilo artístico.
El gran problema estético es, cómo se la representó, con qué valores y lenguajes específicamente artísticos, y en función de que perspectiva histórica.
Proyecto distinto
Por eso interesa “Modelos de Mujer”, porque en la otra exposición, en la Sala Linares (San Martín 251), Verónica Corrales lleva adelante un proyecto muy distinto. “Se plantea el cambio de paradigma de la mujer como musa/modelo a su rol como artista. Con imágenes de obras y de su excéntrica vida, Lola Mora, pionera del rol de la mujer en el mundo del arte como productora de cultura, entra en diálogo con la obra de Verónica Corrales, quien propone un homenaje desde un lenguaje contemporáneo mediante la fusión de lo físico con lo virtual, la escultura y la proyección de una animación”, señala el comunicado de prensa.
Retratos cotidianos, que linkean con el neo pop, y una proyección animada sobre una escultura de tamaño real, que viste y desviste al cuerpo, y con imágenes que crean diversas situaciones, conforman la propuesta de Corrales.
Antagónica, claro está, a las fotografías ubicadas de Lola Mora, uno de los recurrentes ejemplos cuando se trata de hablar del arte y de la mujer.
De conjunto, la propuesta del Museo Timoteo Navarro - con la curaduría de Cecilia Quinteros Macció-, es atinada por puntualizar no solo los cambios que la mujer adquiere en la sociedad, sino en la propia producción artística, donde prácticamente deja el pasivo rol de musa inspiradora.
Sí hubiese sido más conveniente que ambas exposiciones se planteen en un mismo espacio, porque allí podrían tomar un mayor relieve, al advertirse claramente las propuestas diferentes.
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