26 Marzo 2015
CONMOCIONADOS. Las víctimas y los vecinos de la parrillada quedaron asustados después del momento vivido. la gaceta / foto de franco vera
Gustavo acababa de cenar con su novia cuando vio pasar a dos hombres con casco por la vereda. “Mirá Belén, esos dos son ‘choros’ o son de la Brigada”, le dijo. Segundos después, los dos sospechosos encañonarían a todos los clientes de la parrillada y los dejarían sin dinero, sin celulares y descalzos.
Eran entre ocho y 10 los delincuentes que asaltaron “Rancho Criollo”, la parrillada ubicada en la esquina de Italia y Laprida, según pudieron observar las víctimas. El martes a la noche, alrededor de las 23.10, llegaron a bordo de al menos tres motocicletas. Se bajaron de los rodados sin quitarse los cascos e ingresaron al local, que funciona al aire libre.
Cuando Gustavo los vio desenfundar las armas, tomó a su novia del brazo y la empujó hacia el baño. “Están por robar, son ‘choros’”, le confirmó. Sin embargo, no pudieron salvarse de los ladrones. Uno de los asaltantes abrió la puerta del baño y descubrió a la pareja. Tras amenazarlos con un arma de fuego, les quitó a cada uno de ellos la billetera, el teléfono celular y las zapatillas. Después se dirigió a Belén y le ordenó que se quitara el pantalón. La joven se resistió y discutió con el ladrón hasta que un segundo delincuente intercedió. “Dejá, vamos”, apuró a su cómplice y la víctima se quedó temblando en ese cuarto.
Diego, otro de los clientes, estaba sentado en otra mesa con sus amigos. En cuanto advirtió la presencia de los asaltantes, arrojó su celular hacia unos arbustos para evitar que se lo robaran. Pero sus movimientos fueron observados por uno de los ladrones, quien le exigió que le indicara dónde estaba el equipo y finalmente se lo llevó.
Según contó Diego, los revisaron a él y a sus amigos para asegurarse de que no estaban pasando por alto ningún elemento de valor. “Actuaron con mucha violencia”, comentó el joven.
El personal que trabaja en “Rancho Criollo” tampoco se salvó del robo. Los delincuentes les quitaron todo y los dejaron descalzos como el resto de la clientela. Según consta en la denuncia policial que realizó el dueño de la parrillada, los ladrones se llevaron los $ 10.000 que había en la caja registradora. Además, antes de retirarse extrajeron el monitor de la computadora y también se lo llevaron.
Jóvenes
Los asaltantes huyeron por calle Laprida, con dirección hacia el norte. Un vecino que advirtió lo que pasaba llamó al teléfono 911 de emergencias policiales. “Los motoristas llegaron a los cinco minutos, pero (los ladrones) ya se habían ido”, explicó ayer el comisario Luis Bacas, jefe de esa dependencia.
También se habían retirado varios de los clientes, asustados por la situación. “Quedaban ocho clientes, de los cuales solamente seis quisieron hacer la denuncia”, agregó Bacas.
El comisario dijo que en ese momento se implementó un operativo cerrojo en la zona de Villa 9 de Julio con la participación de personal de la seccional 5ª, a cargo del comisario Cándido Galván. En ese trayecto, los policías recuperaron algunas llaves de los vehículos de los clientes, que habían sido arrebatadas por los delincuentes.
Además, hallaron una motocicleta abandonada sobre calle Nicaragua al 100. Bacas indicó que, si bien el rodado tenía pedido de secuestro por robo, no pudieron confirmar que tuviera relación con el asalto.
Ayer la Policía analizaba las grabaciones de las cámaras de seguridad de “Rancho Criollo”. Sin embargo, no pudieron encontrar muchas pistas debido a que todos los ladrones tenían puesto el casco en la cabeza. Las víctimas dedujeron que se trataba de personas jóvenes a partir del timbre de las voces.
Eran entre ocho y 10 los delincuentes que asaltaron “Rancho Criollo”, la parrillada ubicada en la esquina de Italia y Laprida, según pudieron observar las víctimas. El martes a la noche, alrededor de las 23.10, llegaron a bordo de al menos tres motocicletas. Se bajaron de los rodados sin quitarse los cascos e ingresaron al local, que funciona al aire libre.
Cuando Gustavo los vio desenfundar las armas, tomó a su novia del brazo y la empujó hacia el baño. “Están por robar, son ‘choros’”, le confirmó. Sin embargo, no pudieron salvarse de los ladrones. Uno de los asaltantes abrió la puerta del baño y descubrió a la pareja. Tras amenazarlos con un arma de fuego, les quitó a cada uno de ellos la billetera, el teléfono celular y las zapatillas. Después se dirigió a Belén y le ordenó que se quitara el pantalón. La joven se resistió y discutió con el ladrón hasta que un segundo delincuente intercedió. “Dejá, vamos”, apuró a su cómplice y la víctima se quedó temblando en ese cuarto.
Diego, otro de los clientes, estaba sentado en otra mesa con sus amigos. En cuanto advirtió la presencia de los asaltantes, arrojó su celular hacia unos arbustos para evitar que se lo robaran. Pero sus movimientos fueron observados por uno de los ladrones, quien le exigió que le indicara dónde estaba el equipo y finalmente se lo llevó.
Según contó Diego, los revisaron a él y a sus amigos para asegurarse de que no estaban pasando por alto ningún elemento de valor. “Actuaron con mucha violencia”, comentó el joven.
El personal que trabaja en “Rancho Criollo” tampoco se salvó del robo. Los delincuentes les quitaron todo y los dejaron descalzos como el resto de la clientela. Según consta en la denuncia policial que realizó el dueño de la parrillada, los ladrones se llevaron los $ 10.000 que había en la caja registradora. Además, antes de retirarse extrajeron el monitor de la computadora y también se lo llevaron.
Jóvenes
Los asaltantes huyeron por calle Laprida, con dirección hacia el norte. Un vecino que advirtió lo que pasaba llamó al teléfono 911 de emergencias policiales. “Los motoristas llegaron a los cinco minutos, pero (los ladrones) ya se habían ido”, explicó ayer el comisario Luis Bacas, jefe de esa dependencia.
También se habían retirado varios de los clientes, asustados por la situación. “Quedaban ocho clientes, de los cuales solamente seis quisieron hacer la denuncia”, agregó Bacas.
El comisario dijo que en ese momento se implementó un operativo cerrojo en la zona de Villa 9 de Julio con la participación de personal de la seccional 5ª, a cargo del comisario Cándido Galván. En ese trayecto, los policías recuperaron algunas llaves de los vehículos de los clientes, que habían sido arrebatadas por los delincuentes.
Además, hallaron una motocicleta abandonada sobre calle Nicaragua al 100. Bacas indicó que, si bien el rodado tenía pedido de secuestro por robo, no pudieron confirmar que tuviera relación con el asalto.
Ayer la Policía analizaba las grabaciones de las cámaras de seguridad de “Rancho Criollo”. Sin embargo, no pudieron encontrar muchas pistas debido a que todos los ladrones tenían puesto el casco en la cabeza. Las víctimas dedujeron que se trataba de personas jóvenes a partir del timbre de las voces.
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