Por LA GACETA
24 Marzo 2015
El agua es un elemento imprescindible para la vida, es parte constituyente de todos los organismos vivos y aparece en compuestos naturales. Como se sabe, el 97 % del agua se encuentra en mares y océanos y no es apta para consumo humano. Como el aire, el fuego y la tierra, tiene el poder de dar vida o de destruir. El domingo se celebró el Día Mundial del Agua, fecha instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 22 de febrero de 1993.
El organismo internacional ha señalado que el agua es esencial del desarrollo sostenible. “Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente”, afirmó la ONU.
En los últimos 50 años, el consumo del agua en el mundo se ha triplicado y en los últimos 25, la disponibilidad de agua en el mundo disminuyó un 50%. Según los vaticinios de los científicos formulados hace más de una década, en el año 2025, alrededor de 3.500 millones de personas (casi la mitad de la población total) sufrirán problemas con el agua. En los países en vías de desarrollo, el 80% de todas las enfermedades está vinculado al acceso limitado al agua potable.
De acuerdo con el documento “Agua y ciudades, hechos y cifras”, la mitad de la humanidad vive en ciudades y, dentro de dos décadas, casi el 60% de la población mundial -5.000 millones de personas, vivirá en zonas urbanas. “El crecimiento explosivo de la población urbana plantea unos retos sin precedentes entre los cuales, la falta de suministro de agua y saneamiento son los más apremiantes y lesivos”, señala el informe. No solo la ONU, también el papa Francisco han hecho un llamado a la Humanidad a cuidar el agua. “Animo, por tanto, a la comunidad internacional para que vigile que las aguas del planeta estén adecuadamente protegidas y que nadie sea excluido o discriminado del uso de este bien, que es un bien común por excelencia”, dijo el pontífice.
Tucumán no es ajeno al derroche del vital elemento. Según un informe de la Universidad Tecnológica, una persona emplea alrededor de 600 litros de agua por día, cuando debería usar entre 200 y 300 litros para satisfacer sus necesidades básicas. Si se suman las pérdidas constantes de agua en la vía pública en el Gran San Miguel de Tucumán o en los lavaderos callejeros, el dispendio es mucho mayor.
En estas semanas aciagas para miles de tucumanos como consecuencia de las inundaciones, el agua mostró su alto poder de destrucción, desbordando ríos, llevándose no sólo pertenencias y hogares, sino también puentes y cientos de hectáreas cultivadas. Los expertos indicaron que unas de las principales causas de que se hubiese producido esta devastación fueron la tala indiscriminada de nuestros bosques y la falta de obras hidráulicas de envergadura. Desde 1993 se sabe cuáles obras deben efectuarse para lograr el aprovechamiento integral de los recursos hídricos y al control de inundaciones en la cuenca superior del río Salí. El mejor modo de cuidar el agua y el destino de los tucumanos, es realizando las obras necesarias. Sería positivo que el próximo Gobierno lo entendiera.
El organismo internacional ha señalado que el agua es esencial del desarrollo sostenible. “Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente”, afirmó la ONU.
En los últimos 50 años, el consumo del agua en el mundo se ha triplicado y en los últimos 25, la disponibilidad de agua en el mundo disminuyó un 50%. Según los vaticinios de los científicos formulados hace más de una década, en el año 2025, alrededor de 3.500 millones de personas (casi la mitad de la población total) sufrirán problemas con el agua. En los países en vías de desarrollo, el 80% de todas las enfermedades está vinculado al acceso limitado al agua potable.
De acuerdo con el documento “Agua y ciudades, hechos y cifras”, la mitad de la humanidad vive en ciudades y, dentro de dos décadas, casi el 60% de la población mundial -5.000 millones de personas, vivirá en zonas urbanas. “El crecimiento explosivo de la población urbana plantea unos retos sin precedentes entre los cuales, la falta de suministro de agua y saneamiento son los más apremiantes y lesivos”, señala el informe. No solo la ONU, también el papa Francisco han hecho un llamado a la Humanidad a cuidar el agua. “Animo, por tanto, a la comunidad internacional para que vigile que las aguas del planeta estén adecuadamente protegidas y que nadie sea excluido o discriminado del uso de este bien, que es un bien común por excelencia”, dijo el pontífice.
Tucumán no es ajeno al derroche del vital elemento. Según un informe de la Universidad Tecnológica, una persona emplea alrededor de 600 litros de agua por día, cuando debería usar entre 200 y 300 litros para satisfacer sus necesidades básicas. Si se suman las pérdidas constantes de agua en la vía pública en el Gran San Miguel de Tucumán o en los lavaderos callejeros, el dispendio es mucho mayor.
En estas semanas aciagas para miles de tucumanos como consecuencia de las inundaciones, el agua mostró su alto poder de destrucción, desbordando ríos, llevándose no sólo pertenencias y hogares, sino también puentes y cientos de hectáreas cultivadas. Los expertos indicaron que unas de las principales causas de que se hubiese producido esta devastación fueron la tala indiscriminada de nuestros bosques y la falta de obras hidráulicas de envergadura. Desde 1993 se sabe cuáles obras deben efectuarse para lograr el aprovechamiento integral de los recursos hídricos y al control de inundaciones en la cuenca superior del río Salí. El mejor modo de cuidar el agua y el destino de los tucumanos, es realizando las obras necesarias. Sería positivo que el próximo Gobierno lo entendiera.
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