21 Marzo 2015
EN SANÁ. Los heridos son trasladados en una camioneta a uno de los hospital de la capital. El terror, la desolación y el dolor se apoderó de los yemeníes. reuters
SANÁ.- Al menos 137 personas murieron cuando cuatro atacantes suicidas detonaron bombas durante las plegarias del mediodía del viernes en dos mezquitas chiíes, en una escalada de la peor ola de violencia que enfrenta Yemen en años. El grupo yihadista Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) se adjudicó la autoría de los ataques en un comunicado, luego que varios de sus partidarios celebraron las agresiones en Twitter.
La emisora Al Masira TV informó que cuatro hombres se hicieron volar por los aires en ataques sincronizados contra las mezquitas de Badr, en el centro de la capital, y de Hashoosh, en el sur.
Además, unas 345 personas resultaron heridas.
Los ataques, en los que los suicidas provistos con cinturones explosivos apuntaron a los fieles de fuera y dentro de las mezquitas, ocurrieron un día después de que un avión no identificado bombardeó el palacio presidencial en la sureña ciudad de Adén. Armas antiaéreas abrieron fuego contra aviones que sobrevolaban el complejo presidencial el viernes, aseguraron fuentes gubernamentales y testigos.
La milicia terrorista ISIS asumió la autoría de los ataques a través de un mensaje de texto difundido en Internet del que informó la plataforma Site, que vigila la actividad online de los yihadistas.
Cuatro “caballeros” detonaron sus cinturones explosivos, asegura el texto. De confirmarse la reivindicación, serían los primeros atentados perpetrados por los yihadistas sunitas en Yemen, feudo de una rama activa del grupo terrorista Al Qaeda, que fuera liderado por Osama Bin Laden.
Las mezquitas en el centro de la capital, Saná, son conocidas por ser usadas principalmente por simpatizantes del grupo musulmán chií, los houthis, que tomó el control del Gobierno.
La toma de poder de los houthis desde septiembre ha profundizado las divisiones en la compleja red de alianzas políticas y religiosas de Yemen, y dejó al país cada vez más aislado del mundo exterior.
Un testigo aseguró que escuchó dos explosiones seguidas en la mezquita Badr, que está en un concurrido barrio en el centro de Saná. “Iba a rezar en la mezquita cuando escuché la primera explosión y un segundo después escuché otra”, dijo.
Los hospitales en Saná solicitaron donantes de sangre para ayudar a tratar al gran número de heridos. Otro testigo en la mezquita Badr advirtió que contó al menos 25 cuerpos ensangrentados tirados en la calle y dentro del edificio religioso. Un hombre llevaba a un niño en sus brazos.
Otro suicida trató de hacer estallar sus explosivos en una de las principales mezquitas en la norteña provincia de Sadaa, bastión de los houthis, pero la bomba explotó prematuramente y causó solo la muerte del atacante.
Entre las víctimas mortales está un destacado clérigo hutí, Murtada al Mahturi. Los atentados fueron perpetrados cuando se celebraban en todo el país las plegarias de los viernes, la cita religiosa más importante de la semana para los musulmanes.
La tensión ha aumentado desde que el presidente Abd-Rabbu Mansour Hadi, reconocido por la ONU, escapó de un mes de arresto domiciliario en Saná impuesto por los houthis que controlan la capital.
Yemen, el país más pobre del mundo árabe, se encuentra sumido en una grave crisis política desde que los houthis tomaron Saná en septiembre y destituyeron al gobierno que había surgido de elecciones en 2012.
El presidente que escapó del arresto al que estaba sometido durante el mes pasado, huyó a Adén, desde donde quiere seguir gobernando.
En Adén, aviones de combate volvieron a bombardear la residencia de Hadi, tras el intento perpetrado el viernes, por lo que el mandatario fue trasladado a un lugar seguro. Con los atentados en las mezquitas y los ataques aéreos, la situación en todo el país adquirió una tensión y alarma inusitada.
Hadi acusa a los houthis de querer dar un golpe de Estado con representantes del “antiguo régimen”. Los rebeldes están vinculados a Ali Abdulá Saleh, que dimitió de la presidencia como consecuencia de las protestas masivas de 2012, conocidas como “la primavera árabe”. Estuvo en el poder durante 32 años. Hadi había sido vicepresidente de Saleh; ambos son generales del ejército yemení.
Además, miembros de la red terrorista Al Qaeda han llevado a cabo en los últimos meses una serie de ataques contra los houthies. Pero Al Qaeda viene enfrentándose con el gobierno yemení, en una guerra abierta, desde por lo menos 2001.
El descontrol generalizado que derivó con la toma del poder por parte de los houthies en enero, y la salida de Hadi y de su gobierno en pleno, desencadenó al cierre temporal de varias embajadas extranjeras, incluidas las de Estados Unidos y de prácticamente todas las europeas.
Sin embargo, algunas delegaciones árabes, entre ellas la de Arabia Saudí, han retomado sus actividades desde sus consulados en Adén, el principal puerto y segunda ciudad del país, a donde se trasladó Hadi. (Reuters-DPA-especial)
La emisora Al Masira TV informó que cuatro hombres se hicieron volar por los aires en ataques sincronizados contra las mezquitas de Badr, en el centro de la capital, y de Hashoosh, en el sur.
Además, unas 345 personas resultaron heridas.
Los ataques, en los que los suicidas provistos con cinturones explosivos apuntaron a los fieles de fuera y dentro de las mezquitas, ocurrieron un día después de que un avión no identificado bombardeó el palacio presidencial en la sureña ciudad de Adén. Armas antiaéreas abrieron fuego contra aviones que sobrevolaban el complejo presidencial el viernes, aseguraron fuentes gubernamentales y testigos.
La milicia terrorista ISIS asumió la autoría de los ataques a través de un mensaje de texto difundido en Internet del que informó la plataforma Site, que vigila la actividad online de los yihadistas.
Cuatro “caballeros” detonaron sus cinturones explosivos, asegura el texto. De confirmarse la reivindicación, serían los primeros atentados perpetrados por los yihadistas sunitas en Yemen, feudo de una rama activa del grupo terrorista Al Qaeda, que fuera liderado por Osama Bin Laden.
Las mezquitas en el centro de la capital, Saná, son conocidas por ser usadas principalmente por simpatizantes del grupo musulmán chií, los houthis, que tomó el control del Gobierno.
La toma de poder de los houthis desde septiembre ha profundizado las divisiones en la compleja red de alianzas políticas y religiosas de Yemen, y dejó al país cada vez más aislado del mundo exterior.
Un testigo aseguró que escuchó dos explosiones seguidas en la mezquita Badr, que está en un concurrido barrio en el centro de Saná. “Iba a rezar en la mezquita cuando escuché la primera explosión y un segundo después escuché otra”, dijo.
Los hospitales en Saná solicitaron donantes de sangre para ayudar a tratar al gran número de heridos. Otro testigo en la mezquita Badr advirtió que contó al menos 25 cuerpos ensangrentados tirados en la calle y dentro del edificio religioso. Un hombre llevaba a un niño en sus brazos.
Otro suicida trató de hacer estallar sus explosivos en una de las principales mezquitas en la norteña provincia de Sadaa, bastión de los houthis, pero la bomba explotó prematuramente y causó solo la muerte del atacante.
Entre las víctimas mortales está un destacado clérigo hutí, Murtada al Mahturi. Los atentados fueron perpetrados cuando se celebraban en todo el país las plegarias de los viernes, la cita religiosa más importante de la semana para los musulmanes.
La tensión ha aumentado desde que el presidente Abd-Rabbu Mansour Hadi, reconocido por la ONU, escapó de un mes de arresto domiciliario en Saná impuesto por los houthis que controlan la capital.
Yemen, el país más pobre del mundo árabe, se encuentra sumido en una grave crisis política desde que los houthis tomaron Saná en septiembre y destituyeron al gobierno que había surgido de elecciones en 2012.
El presidente que escapó del arresto al que estaba sometido durante el mes pasado, huyó a Adén, desde donde quiere seguir gobernando.
En Adén, aviones de combate volvieron a bombardear la residencia de Hadi, tras el intento perpetrado el viernes, por lo que el mandatario fue trasladado a un lugar seguro. Con los atentados en las mezquitas y los ataques aéreos, la situación en todo el país adquirió una tensión y alarma inusitada.
Hadi acusa a los houthis de querer dar un golpe de Estado con representantes del “antiguo régimen”. Los rebeldes están vinculados a Ali Abdulá Saleh, que dimitió de la presidencia como consecuencia de las protestas masivas de 2012, conocidas como “la primavera árabe”. Estuvo en el poder durante 32 años. Hadi había sido vicepresidente de Saleh; ambos son generales del ejército yemení.
Además, miembros de la red terrorista Al Qaeda han llevado a cabo en los últimos meses una serie de ataques contra los houthies. Pero Al Qaeda viene enfrentándose con el gobierno yemení, en una guerra abierta, desde por lo menos 2001.
El descontrol generalizado que derivó con la toma del poder por parte de los houthies en enero, y la salida de Hadi y de su gobierno en pleno, desencadenó al cierre temporal de varias embajadas extranjeras, incluidas las de Estados Unidos y de prácticamente todas las europeas.
Sin embargo, algunas delegaciones árabes, entre ellas la de Arabia Saudí, han retomado sus actividades desde sus consulados en Adén, el principal puerto y segunda ciudad del país, a donde se trasladó Hadi. (Reuters-DPA-especial)