20 Marzo 2015
La decisión de trasladar Qatar 2022 a noviembre y diciembre, una de las medidas quizás más importantes en los 111 años de historia de la FIFA, ya está tomada, pero los problemas que el Mundial ha generado al suizo Joseph Blatter podrían estar lejos de su fin.
Ningún Mundial de fútbol provocó tantas discusiones antes de que comenzara como el que se disputará en siete años en el Golfo Pérsico. Y tras la tormenta, el presidente de la FIFA espera navegar ahora por aguas un poco más calmas.
Un suave sol de primavera se reflejaba sobre la brillante fachada de granito gris de los cuarteles centrales de la FIFA en Suiza cuando llegaban uno tras otros en negras limusinas los 25 miembros del comité ejecutivo. En la adyacente plaza ondeaban las banderas de las 209 federaciones miembro de la entidad, de las seis confederaciones y de la ONU, una imagen que suele agradar a Blatter.
Otro detalle
Allí, el gobierno del fútbol mundial ratificó finalmente el traslado del Mundial de Qatar a los meses de noviembre y diciembre. Además, anunció que la final se jugará el 18 de diciembre, al término de un torneo reducido a 28 días, cuatro día menos que la edición del último certamen, que se desarrolló en Brasil y que, según se confirmó ayer, dejó unas ganancias de U$S 5.000 millones de dólares a la entidad madre del fútbol mundual..
Pero aún quedan temas acuciantes y delicados que ocuparán a la FIFA y a su presidente. Un Mundial de fútbol en Qatar en verano era imposible, eso estaba claro desde el principio y así lo advirtió en un primer momento el ex astro alemán Franz Beckenbauer. No obstante, los máximos directivos de la FIFA precisaron mucho tiempo antes de modificar la polémica decisión adoptada en 2010.
“No se subestimó, pero quizás no se vieron las cosas desde el punto de vista adecuado”, dijo Blatter después de su giro de 180 grados en el largo debate sobre la fecha. Durante más de dos años, el suizo negó que hubiera problema alguno con el calor extremo de Qatar en verano.
Otro problema
Ese asunto ya está ahora resuelto y el Mundial finalizará el 18 de diciembre, feriado nacional en Qatar y fecha favorita de Blatter. Sin embargo, aún se espera una intensa discusión sobre posibles compensaciones a los principales clubes y Ligas por la alteración de las competencias que implica el cambio de las fechas del Mundial
El secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, despertó polémica al asegurar recientemente que no habrá resarcimiento alguno, pero nadie lo toma realmente en serio y se considera que sus palabras forman ya parte de la negociación.
Fuentes allegadas a la central de la FIFA siguen asegurando, mientras tanto, que antes de la concesión del Mundial ninguno de los entonces 22 miembros del comité ejecutivo había leído las palabras de advertencia contenidas en un informe sobre el insoportable calor en un Mundial en el Golfo.
En el encuentro, donde también se confirmó que el Mundial Femenino 2019 se desarrollará en Francia, quedó otra sensación. Tampoco parecen haber sido tenidas en cuenta las advertencias sobre los denuncias por violaciones en los derechos humanos en el país.
La polémica elección también provocó revuelo por las denuncias de soborno, aunque la comisión de ética de la FIFA terminó desestimando las irregularidades. Sin embargo, nadie duda que el Mundial seguirá siendo fuente de problemas para Blatter, si es que es reelegido para un nuevo mandato en mayo.
Ningún Mundial de fútbol provocó tantas discusiones antes de que comenzara como el que se disputará en siete años en el Golfo Pérsico. Y tras la tormenta, el presidente de la FIFA espera navegar ahora por aguas un poco más calmas.
Un suave sol de primavera se reflejaba sobre la brillante fachada de granito gris de los cuarteles centrales de la FIFA en Suiza cuando llegaban uno tras otros en negras limusinas los 25 miembros del comité ejecutivo. En la adyacente plaza ondeaban las banderas de las 209 federaciones miembro de la entidad, de las seis confederaciones y de la ONU, una imagen que suele agradar a Blatter.
Otro detalle
Allí, el gobierno del fútbol mundial ratificó finalmente el traslado del Mundial de Qatar a los meses de noviembre y diciembre. Además, anunció que la final se jugará el 18 de diciembre, al término de un torneo reducido a 28 días, cuatro día menos que la edición del último certamen, que se desarrolló en Brasil y que, según se confirmó ayer, dejó unas ganancias de U$S 5.000 millones de dólares a la entidad madre del fútbol mundual..
Pero aún quedan temas acuciantes y delicados que ocuparán a la FIFA y a su presidente. Un Mundial de fútbol en Qatar en verano era imposible, eso estaba claro desde el principio y así lo advirtió en un primer momento el ex astro alemán Franz Beckenbauer. No obstante, los máximos directivos de la FIFA precisaron mucho tiempo antes de modificar la polémica decisión adoptada en 2010.
“No se subestimó, pero quizás no se vieron las cosas desde el punto de vista adecuado”, dijo Blatter después de su giro de 180 grados en el largo debate sobre la fecha. Durante más de dos años, el suizo negó que hubiera problema alguno con el calor extremo de Qatar en verano.
Otro problema
Ese asunto ya está ahora resuelto y el Mundial finalizará el 18 de diciembre, feriado nacional en Qatar y fecha favorita de Blatter. Sin embargo, aún se espera una intensa discusión sobre posibles compensaciones a los principales clubes y Ligas por la alteración de las competencias que implica el cambio de las fechas del Mundial
El secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, despertó polémica al asegurar recientemente que no habrá resarcimiento alguno, pero nadie lo toma realmente en serio y se considera que sus palabras forman ya parte de la negociación.
Fuentes allegadas a la central de la FIFA siguen asegurando, mientras tanto, que antes de la concesión del Mundial ninguno de los entonces 22 miembros del comité ejecutivo había leído las palabras de advertencia contenidas en un informe sobre el insoportable calor en un Mundial en el Golfo.
En el encuentro, donde también se confirmó que el Mundial Femenino 2019 se desarrollará en Francia, quedó otra sensación. Tampoco parecen haber sido tenidas en cuenta las advertencias sobre los denuncias por violaciones en los derechos humanos en el país.
La polémica elección también provocó revuelo por las denuncias de soborno, aunque la comisión de ética de la FIFA terminó desestimando las irregularidades. Sin embargo, nadie duda que el Mundial seguirá siendo fuente de problemas para Blatter, si es que es reelegido para un nuevo mandato en mayo.
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