20 Marzo 2015
DESDE ARRIBA. De fondo, el mar Atlántico, en el medio, las escasas cuadras que separan a lo que está al frente: el estadio Raúl Conti, donde Guillermo Brown hace de local en la ciudad de Puerto Madryn. FOTO DE MAXIMILIANO JONÁS (ESPECIAL PARA LA GACETA)
Los 105 metros de largo por los 66 de ancho que posee el campo del Raúl Conti, casa de Guillermo Brown en Puerto Madryn superan ampliamente a las dimensiones del Pedro Mutio, hogar de Atlético Paraná. En este último, Atlético tuvo que acomodar su juego a la pequeña cancha para no tambalear y aunque en la Patagonia no tendrá ese problema, también deberá tomar ciertos recaudos.
¿Por qué? Quizás porque el viento alcance hoy una velocidad de 45 km/h y pese a que mañana, día del partido, puede que sea menor, terminará influenciando según parte del plantel “decano”.
“Va a ser un partido muy duro. Allá hay mucho viento y será una condición más que tendremos que tener en cuenta”, avisa Fernando Evangelista.
El defensor lateral dice “otra” justamente por la semana previa al partido en Entre Ríos donde el fútbol reducido pasó a tener casi la importancia del formal por las dimensiones de la cancha.
En ese partido, un pase normal podía cruzar tres cuartos de cancha y ahora, con la ayuda del viento podría pasar lo mismo, aunque la cancha sea más grande.
“Son circunstancias que ambos vamos a sufrir pero tampoco creo que nos vaya a afectar demasiado”, agrega Evangelista.
Pero a diferencia del último partido, según la dirección que lleve el viento, la cancha puede hacerse eterna si es que lleva la contraria.
Nadie en el plantel quiere darle más importancia a la ventisca antes que al propio equipo de Puerto Madryn, pero saben que puede ser un factor. Sobre todo si tenemos en cuenta el pedido que hizo expreso Juan Manuel Azconzábal después del 1-1 en la fecha pasada. “Hay que pegarle más al arco desde afuera y no hacer tanto ese último pase”.
Con tanto viento y en cualquier escenario con un contexto particular, trasladar la pelota se hará difícil por momentos y si el viento está favor, pegarle desde afuera como lo exige el entrenador, será más que un pedido, casi una necesidad.
Sin dudas, algo que deberán tener en cuenta Emanuel Molina, Guillermo Acosta y Cristian Menéndez, los especialistas.
¿Por qué? Quizás porque el viento alcance hoy una velocidad de 45 km/h y pese a que mañana, día del partido, puede que sea menor, terminará influenciando según parte del plantel “decano”.
“Va a ser un partido muy duro. Allá hay mucho viento y será una condición más que tendremos que tener en cuenta”, avisa Fernando Evangelista.
El defensor lateral dice “otra” justamente por la semana previa al partido en Entre Ríos donde el fútbol reducido pasó a tener casi la importancia del formal por las dimensiones de la cancha.
En ese partido, un pase normal podía cruzar tres cuartos de cancha y ahora, con la ayuda del viento podría pasar lo mismo, aunque la cancha sea más grande.
“Son circunstancias que ambos vamos a sufrir pero tampoco creo que nos vaya a afectar demasiado”, agrega Evangelista.
Pero a diferencia del último partido, según la dirección que lleve el viento, la cancha puede hacerse eterna si es que lleva la contraria.
Nadie en el plantel quiere darle más importancia a la ventisca antes que al propio equipo de Puerto Madryn, pero saben que puede ser un factor. Sobre todo si tenemos en cuenta el pedido que hizo expreso Juan Manuel Azconzábal después del 1-1 en la fecha pasada. “Hay que pegarle más al arco desde afuera y no hacer tanto ese último pase”.
Con tanto viento y en cualquier escenario con un contexto particular, trasladar la pelota se hará difícil por momentos y si el viento está favor, pegarle desde afuera como lo exige el entrenador, será más que un pedido, casi una necesidad.
Sin dudas, algo que deberán tener en cuenta Emanuel Molina, Guillermo Acosta y Cristian Menéndez, los especialistas.