La muerte súbita de Yane: que su adiós no sea en vano

La muerte súbita de Yane: que su adiós no sea en vano

Sufrió un ataque cardíaco mientras entrenaba en All Boys. Lo sucedido desnuda una dura realidad de nuestro deporte

19 Marzo 2015
Cerca de las 22 del martes, el golpeteo de las zapatillas deportivas contra el piso de la cancha de básquet de All Boys, en San Lorenzo y Bernabé Aráoz se llamó a silencio. Y los gritos típicos de un entrenamiento, mutaron primero en murmullos y después en palabras de angustia. En el piso, Mario Yane exhalaba sus últimos hálitos de vida.

Miguel Carrizo, presidente de club, fue testigo del trágico desenlace. “Mario llegó cuando el entrenamiento ya había empezado. Le pidieron entonces que diera dos vueltas a la cancha. Y luego que elongue. Allí fue cuando él me contó que tenía un dolor en el tobillo. Yo pensé en cargarlo con el tema de que estaba por jugar Boca, club del cual él era fanático. Entonces le dije en broma ‘no hiciste nada y ya tenés un dolor”. Acto seguido vi que se paró, se puso en cuclillas y de pronto se desplomó sin mediar palabra...”

En medio de los vómitos del malogrado jugador, los primeros en intentar auxiliarlo fueron sus compañeros, entre ellos su hermano Matías. Entre unos 20 muchachos presentes, hicieron flamear sus remeras para darle aire. Hubo un llamado a una ambulancia, que arribó al poco tiempo. Pero la situación ya era irreversible.

Yane sufrió muerte súbita cardíaca, según el diagnóstico médico. Tenía 29 años y como antecedentes médicos dos intervenciones quirúrgicas, hace ocho y seis años, para corregir problemas en su corazón. Según familiares directos, no obstante tenía el alta para practicar deportes.

Triste coincidencia
Muchos recuerdan que en 2014, durante un partido de veteranos +50 y en la misma cancha, falleció un jugador por un ataque cardíaco: Osvaldo Fernández. Ocurrió en medio del cotejo, cuando “Batata” ocupaba el banco de suplentes y se descompuso. Ese hecho llevó a que la entidad que rige los destinos de la categoría a determinar mayores controles físicos a sus jugadores.

¿Eso tiene correlato con las exigencias que impone la Asociación Tucumana de Básquet para quienes practican el deporte en su órbita? Carlos Almirón, el presidente, lo aclara: “la verdad es que esta irreparable pérdida ya nos está haciendo reflexionar. Esto no va a seguir igual. Esto es una bisagra.”

- Pero, ¿se hace o no un control psicofísico en quienes practican básquet?

- Sí, pero no los de complejidad como una ergometría. En el caso de los chicos más jóvenes, generalmente nosotros aceptamos los estudios que se hacen para practicar actividades físicas en escuelas y colegios. Pero esto que pasó nos obliga a ocuparnos. Con seguridad que vamos a cambiar los requisitos para la realización de los torneos, por caso, pedir nuevos estudios. Con este caso seguro que las formativas no comienzan el fin de semana. Vamos a convocar a una reunión del Consejo Único con los presidentes de todas las instituciones para ver y analizar esta problemática.

- ¿No considera que se debió actuar con anterioridad con más rigor?

- Lamentablemente tiene que ocurrir un hecho así para ser más rigurosos. Soy de los que piensan que hay que darles seguridades a los deportistas y al deporte. Todos debemos hacer el esfuerzo. Recuerdo que en 2011 se logró que a través del Siprosa los basquetbolistas se hagan una serie de estudios físicos. En ese entonces llevó un mes y medio y hubo muchas dificultades administrativas. Digo que la burocracia terminó frustrando la posibilidad.

Un apasionado

Yane se convirtió con los años en un jugador reconocido. Militó por varios clubes y hasta jugó en el exterior. En 2014 lo habían hablado para que juegue en All Boys; Sebastián Osores regresaba a Alberdi y quedaba el cupo y el dinero disponible para contratarlo. Tenía otras ofertas, pero él quería jugar con el hermano. En su vida particular, estaba sin trabajo porque había sido despedido hace unos cuatro meses de sus tareas como operario de una empresa de venta de electrodomésticos.

Formado en Juan Bautista Alberdi, supo dejar buenos recuerdos por su forma de ser y por cómo jugaba. Ante el triste desenlace, vecinos, amigos, jugadores de varias instituciones y simpatizantes del básquet le dieron el último adiós, tanto en la sala velatoria de San Martín primera cuadra como en el cementerio De la Paz, donde descansan sus restos.

Su hermano Matías lo recordó: “Mario estaba perfectamente de salud, en condiciones de jugar. Y no dio ningún indicio previo. Siempre se habló de los problemas de salud que tenía, pero él hizo una carrera que contempló jugar en Bolivia (en la altura de La Paz), en Brasil, en Chile. Nunca fue cuestionado por eso.” “Fue una gran persona y un gran deportista. Y se murió dentro de una cancha, haciendo lo que más le gustaba”, dijo de él Juan Pablo Flores, basquetbolista y uno de sus amigos más cercanos.

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