18 Marzo 2015
REUTERS
FRANKFURT, Alemania.- Coches incendiados, caras ensangrentadas y una nube de humo eclipsando la lujosa nueva torre del Banco Central Europeo (BCE): muchos esperaban disturbios en la inauguración de la nueve sede del banco en Fráncfort, pero nadie contaba con semejante estallido de violencia en pleno corazón de la eurozona.
Desde la madrugada las calles de Franckfurt se llenaron de miles de manifestantes de toda Europa dirigiéndose al barrio bancario para unirse a la protesta convocada por el movimiento anticapitalista Blockupy contra la austeridad y contra el BCE. La marcha derivó en disturbios ya a primera hora de la mañana.
Blockupy lamentó los graves incidentes. "Quiero decir con toda claridad que lo ocurrido esta mañana no fue lo que planeábamos ni lo que habíamos acordado", dijo en una rueda de prensa de Blockupy Ulrich Wilken, coorganizador de la manifestación y miembro del partido poscomunista alemán La Izquierda.
"íA la fiesta!", gritaba una mujer disfrazada de payaso. Un grupo derribaba un cartel publicitario, en otra calle ardía un contenedor. Era sólo el preámbulo de una mañana de incidentes que escalaron hasta extremos inéditos hace años en Franckfurt.
Cuando la multitud llegó a una plaza cerca del BCE, varios encapuchados se acercaron a un coche de policía y le prendieron fuego.
Otros arrastraron una valla de una obra para bloquear una calle. También un coche estacionado fue convertido en piquete e incendiado. Un encapuchado arrojó una piedra a otro vehículo estacionado. "íBasta! ¿Qué hacen?", le gritó un manifestante. El encapuchado salió corriendo.
En la plaza no había señales de los miles de policías movilizados por la protesta. La mayoría se había desplegado directamente en torno a la nueva sede del BCE para formar un cordón policial en la zona de seguridad fijada por las autoridades.
En un punto cortado por la policía comenzaron a agruparse los miles de activistas que iban llegando. Algunos se treparon a árboles. Un coche hizo sonar música tecno a todo volumen y varios comenzaron a bailar. Un grupo de franceses pintaba paraguas.
Súbitamente, como siguiendo una orden, todos corrieron hacia la barricada policial. Los agentes respondieron con granadas de gases lacrimógenos que hicieron el ambiente irrespirable. El intento de asalto a la nueva torre de 1.300 millones de euros (1.370 millones de dólares) se vio frustrado, pero dejó varios heridos de ambos lados.
Cerca del lugar, varios manifestantes asaltaron una tienda de neumáticos, se llevaron varios y les prendieron fuego en medio de la calle. Una gruesa columna de humo negro se elevó sobre el cielo de Fráncfort y dejó simbólicas fotos de la imponente torre del BCE envuelta en la nube.
Entre tanto, tras el primer intento de asalto comenzaron horas de policías y activistas persiguiéndose por las calles de la ciudad mientras la televisión transmitía las escenas en directo. Pronto se sumaron camiones hidrantes para dispersar a los manifestantes.
La rápida degeneración de la jornada en disturbios dejó hasta 350 detenidos y decenas de heridos ya antes de mediodía y frustró no sólo a los vecinos de Franckfurt, sino también a muchos de los activistas que esperaban una protesta firme y colorida, pero pacífica.
"Esto es una decepción. ¿Por qué hay que incendiar todo?", se preguntaba un activista danés. De fondo, un megáfono lanzaba el mensaje: "íRevolución!". Otro decía: "íTomamos la calle!".
También el portavoz de Blockupy, Thomas Occupy, se mostró frustrado por la evolución de la protesta. "Nos habíamos imaginado la jornada de otro modo", admitió. Pero también insistió en mostrar su "gran entendimiento" con "la furia de la población" y la atribuyó a las políticas de crisis en Europa.
Mientras la tensión crecía en la calle, el presidente del BCE, Mario Draghi, inauguraba ante la prensa la lujosa torre en un breve acto. (DPA-Reuters)
Desde la madrugada las calles de Franckfurt se llenaron de miles de manifestantes de toda Europa dirigiéndose al barrio bancario para unirse a la protesta convocada por el movimiento anticapitalista Blockupy contra la austeridad y contra el BCE. La marcha derivó en disturbios ya a primera hora de la mañana.
Blockupy lamentó los graves incidentes. "Quiero decir con toda claridad que lo ocurrido esta mañana no fue lo que planeábamos ni lo que habíamos acordado", dijo en una rueda de prensa de Blockupy Ulrich Wilken, coorganizador de la manifestación y miembro del partido poscomunista alemán La Izquierda.
"íA la fiesta!", gritaba una mujer disfrazada de payaso. Un grupo derribaba un cartel publicitario, en otra calle ardía un contenedor. Era sólo el preámbulo de una mañana de incidentes que escalaron hasta extremos inéditos hace años en Franckfurt.
Cuando la multitud llegó a una plaza cerca del BCE, varios encapuchados se acercaron a un coche de policía y le prendieron fuego.
Otros arrastraron una valla de una obra para bloquear una calle. También un coche estacionado fue convertido en piquete e incendiado. Un encapuchado arrojó una piedra a otro vehículo estacionado. "íBasta! ¿Qué hacen?", le gritó un manifestante. El encapuchado salió corriendo.
En la plaza no había señales de los miles de policías movilizados por la protesta. La mayoría se había desplegado directamente en torno a la nueva sede del BCE para formar un cordón policial en la zona de seguridad fijada por las autoridades.
En un punto cortado por la policía comenzaron a agruparse los miles de activistas que iban llegando. Algunos se treparon a árboles. Un coche hizo sonar música tecno a todo volumen y varios comenzaron a bailar. Un grupo de franceses pintaba paraguas.
Súbitamente, como siguiendo una orden, todos corrieron hacia la barricada policial. Los agentes respondieron con granadas de gases lacrimógenos que hicieron el ambiente irrespirable. El intento de asalto a la nueva torre de 1.300 millones de euros (1.370 millones de dólares) se vio frustrado, pero dejó varios heridos de ambos lados.
Cerca del lugar, varios manifestantes asaltaron una tienda de neumáticos, se llevaron varios y les prendieron fuego en medio de la calle. Una gruesa columna de humo negro se elevó sobre el cielo de Fráncfort y dejó simbólicas fotos de la imponente torre del BCE envuelta en la nube.
Entre tanto, tras el primer intento de asalto comenzaron horas de policías y activistas persiguiéndose por las calles de la ciudad mientras la televisión transmitía las escenas en directo. Pronto se sumaron camiones hidrantes para dispersar a los manifestantes.
La rápida degeneración de la jornada en disturbios dejó hasta 350 detenidos y decenas de heridos ya antes de mediodía y frustró no sólo a los vecinos de Franckfurt, sino también a muchos de los activistas que esperaban una protesta firme y colorida, pero pacífica.
"Esto es una decepción. ¿Por qué hay que incendiar todo?", se preguntaba un activista danés. De fondo, un megáfono lanzaba el mensaje: "íRevolución!". Otro decía: "íTomamos la calle!".
También el portavoz de Blockupy, Thomas Occupy, se mostró frustrado por la evolución de la protesta. "Nos habíamos imaginado la jornada de otro modo", admitió. Pero también insistió en mostrar su "gran entendimiento" con "la furia de la población" y la atribuyó a las políticas de crisis en Europa.
Mientras la tensión crecía en la calle, el presidente del BCE, Mario Draghi, inauguraba ante la prensa la lujosa torre en un breve acto. (DPA-Reuters)
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