18 Marzo 2015
“Ian Coronel, de Villa 9 de Julio, ingresó el 12 de marzo con dificultad respiratoria, lo que obligó a ponerlo en respirador, compensarlo hemodinámicamente y realizarz un lavado bronquial mediante el cual se rescató purpurina”. Este es un fragmento del parte del Hospital de Niños sobre la salud del chiquito que se encuentra allí internado por haber aspirado el polvo de colores que se usa para manualidades y maquillajes.
El toxicólogo Alfredo Córdoba explicó el riesgo de la purpurina radica: “así como se adhiere a la piel, se pega también a los tejidos alveolares”, advirtió. Ello impide el intercambio de gases entre la sangre y el pulmón, y el signo más notable es la disminución de oxígeno en la sangre. Por otro lado, puede afectar la capacidad de los glóbulos rojos de transportar oxígeno (metahemoglobinemia), lo que impide que este llegue a los órganos, entre ellos, el cerebro.
Una puerta a la esperanza
El informe del hospital señala también que, aunque las radiografías que se le hicieron al momento del ingreso mostraban zonas de ambos pulmones colapsadas, los gases en sangre (que miden el intercambio gaseoso alveolar), que se chequean regularmente, se mantuvieron con buenos valores de oxígeno y estables. “Su estado hemodinámico (cardiovascular) es normal y estable. La metahemoglobina en sangre está dentro de parámetros normales”, añade el informe.
Por supuesto, entre los familiares las ilusiones se mantienen intactas. La mamá del pequeño, Natalia Quiroga, informó a LA GACETA que les dijeron que deben seguir esperando. “Ian está estable. Hablaron de 72 horas y recién pasaron 48. Nosotros seguimos rezando; no podemos hacer más”, dijo Natalia y contó que le permitieron entrar a terapia y ver a su hijo. “No nos movemos de aquí. Aunque no podamos quedarnos con él, necesitamos estar cerca”, añadió con la voz quebrada, pero sin abandonar la esperanza.
El toxicólogo Alfredo Córdoba explicó el riesgo de la purpurina radica: “así como se adhiere a la piel, se pega también a los tejidos alveolares”, advirtió. Ello impide el intercambio de gases entre la sangre y el pulmón, y el signo más notable es la disminución de oxígeno en la sangre. Por otro lado, puede afectar la capacidad de los glóbulos rojos de transportar oxígeno (metahemoglobinemia), lo que impide que este llegue a los órganos, entre ellos, el cerebro.
Una puerta a la esperanza
El informe del hospital señala también que, aunque las radiografías que se le hicieron al momento del ingreso mostraban zonas de ambos pulmones colapsadas, los gases en sangre (que miden el intercambio gaseoso alveolar), que se chequean regularmente, se mantuvieron con buenos valores de oxígeno y estables. “Su estado hemodinámico (cardiovascular) es normal y estable. La metahemoglobina en sangre está dentro de parámetros normales”, añade el informe.
Por supuesto, entre los familiares las ilusiones se mantienen intactas. La mamá del pequeño, Natalia Quiroga, informó a LA GACETA que les dijeron que deben seguir esperando. “Ian está estable. Hablaron de 72 horas y recién pasaron 48. Nosotros seguimos rezando; no podemos hacer más”, dijo Natalia y contó que le permitieron entrar a terapia y ver a su hijo. “No nos movemos de aquí. Aunque no podamos quedarnos con él, necesitamos estar cerca”, añadió con la voz quebrada, pero sin abandonar la esperanza.
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Hospital Del Niño Jesús
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