Por Mariana Segura
17 Marzo 2015
EL SALVADOR. Mora apareció con dos golazos y rescató un empate para River. DYN
River volvió del infierno. Estuvo enterrado en el Viaducto y sólo con Rodrigo Mora como figura pudo salir de abajo de la tierra. El partido, que gracias al goleador remontó para cerrar 3-3, estuvo repleto de genialidades.
Ramiro Carrera fue el primero en figurar, robando (¿con falta?) una gran pelota a Ramiro Funes Mori para después ajusticiar a un flojo Julio Chiarini. La respuesta instantánea fue de Gonzalo Martínez que a pura gambeta puso la pelota entre las piernas de Esteban Andrada para volver todo a fojas 0.
Hasta ahí todo bien para el “millo”. Pero se le vino la noche porque si “Pity” hizo magia para empatar, lo de Damián Pérez fue ilusionismo puro: fue para aquí y para allá bailando la peor de las defensas de River y le apuntó al ángulo de Chiarini. Inatajable ese 2-1...
Para hundir más al equipo de Marcelo Gallardo volvió a aparecer Carrera, que encaró hasta el infinito y dejó pagando a Germán Pezzella para acomodar la bocha junto al palo del ya pobre Chiarini. La desesperación de Gallardo se vio en todos lados, mucho más cuando otra vez Carrera le pegó al palo al inicio del complemento.
Sin embargo, eso que el “arse” no pudo lograr en el arco rival lo pagó en el propio, sufriendo al iluminado de la noche, Mora. Primero de sombrerito y después con un tiro libre impecable, el uruguayo salvó las papas de un River que sigue sin ganar (hace cuatro partidos) pero que al menos ayer volvió de la muerte.
Ramiro Carrera fue el primero en figurar, robando (¿con falta?) una gran pelota a Ramiro Funes Mori para después ajusticiar a un flojo Julio Chiarini. La respuesta instantánea fue de Gonzalo Martínez que a pura gambeta puso la pelota entre las piernas de Esteban Andrada para volver todo a fojas 0.
Hasta ahí todo bien para el “millo”. Pero se le vino la noche porque si “Pity” hizo magia para empatar, lo de Damián Pérez fue ilusionismo puro: fue para aquí y para allá bailando la peor de las defensas de River y le apuntó al ángulo de Chiarini. Inatajable ese 2-1...
Para hundir más al equipo de Marcelo Gallardo volvió a aparecer Carrera, que encaró hasta el infinito y dejó pagando a Germán Pezzella para acomodar la bocha junto al palo del ya pobre Chiarini. La desesperación de Gallardo se vio en todos lados, mucho más cuando otra vez Carrera le pegó al palo al inicio del complemento.
Sin embargo, eso que el “arse” no pudo lograr en el arco rival lo pagó en el propio, sufriendo al iluminado de la noche, Mora. Primero de sombrerito y después con un tiro libre impecable, el uruguayo salvó las papas de un River que sigue sin ganar (hace cuatro partidos) pero que al menos ayer volvió de la muerte.
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