17 Marzo 2015
PERSONAJE RECURRENTE. Las jirafas son el centro de muchas de las historias de Mordillo.
“El humor es la ternura del miedo”, afirmó el dibujante y humorista gráfico argentino Guillermo Mordillo, al inaugurar la muestra que reúne a más de un centenar de sus obras guardadas en su colección personal. La exposición se realiza en el Museo de la Caricatura de Krems, en Austria (a unos 80 kilómetros de Viena), y se extenderá hasta el 22 de noviembre.
Su afirmación (y la exposición en sí) se contextualiza con el brutal ataque a la revista satírica francesa Charlie Hebdo, en enero, que causó la muerte de 11 de sus colegas. Mordillo declaró que el atentado marca “un antes y un después”, y se quejó de que la solidaridad con los autores de la publicación haya llegado demasiado tarde, con los asesinatos. “Estaban amenazados desde hace tiempo y nadie reaccionó. Tenían que andar con guardaespaldas. Tuvieron mucho coraje y mucha inconsciencia porque no se puede tener tanto coraje con gente loca. Con fanáticos locos”, sostuvo ante la prensa austríaca.
Por este motivo, el responsable de organizar la muestra, Gottfried Gusenbauer, destacó que tiene como objetivo poner de manifiesto su carácter político y crítico en referencia al poder en sus diferentes manifestaciones. “Sus historias en imágenes se despliegan sobre el corazón directamente desde la mente, penetran en todos los niveles de la sociedad y en todas las edades detrás de una fachada de cuento de hadas”, apuntó.
A sus 82 años, Mordillo afirma que sigue dibujando 10 horas al día. Sus personajes llegarán pronto al cine con la película “Crazy island” (se está produciendo en Alemania), que podría estrenarse en el plazo de dos o tres años, según adelanta la agencia DPA. “Toda gran ciudad debería tener un museo dedicado al humor o, al menos, el humor gráfico debería tener cabida en los museos, porque es una particularidad del arte”, sostiene Mordillo.
Su estilo está vinculado con la ironía y el absurdo, con dibujos donde suelen haber animales y con colores brillantes, fuertes y definidos, que describen situaciones alegres o tristes sin palabras. Las historias giran alrededor de temas clásicos (el amor, los deportes, la vida animal, los miedos, los padecimientos de vivir en una ciudad atiborrada de gente y sin espacio o en una isla desierta, etcétera), pero impregnadas de su personalísima mirada, con fuerte impronta política.
Así, entre los dibujos puede verse la famosa ilustración de una colorida casa en medio de un paisaje gris, cuyo propietario acaba de ser detenido. La obra fue utilizada por Amnistía Internacional, pero además resultó muy popular en China, según dijo el dibujante, país donde se entendió como un aviso de lo que sucede cuando uno se sale de los límites.
“Mis personajes no hablaban porque yo no sabía francés”, explicó para justificar su decisión por el silencio cuando comenzó a publicar en julio de 1966, en el semanario Le Pèlerin, luego de llegar a Europa después de un paso por Perú y por Estados Unidos (trabajó en los estudios de cine Paramount, en las películas animadas de Popeye, de la pequeña Lulú y del cortometraje “Trick for tree”). Actualmente vive en el Principado de Mónaco.
Personajes recurrentes son las jirafas, que hablarán por primera vez en la película que está realizándose, lo cual le genera curiosidad e inquietud, según confesó. “Lo poco que sé, se lo debo a mi ignorancia”, afirmó el dibujante, quien defendió el instinto como fuerza motora de sus trabajos, en los cuales presenta “otra manera” de contar las historias.
Hasta 2007 trabajó sus dibujos en tinta a todo color, pero luego comenzó a experimentar con nuevos materiales como acrílicos, pasteles y lápices de colores, en realizaciones en alta definición que difunde y comercializa en su página de Internet (http://mordillo.com).
Su afirmación (y la exposición en sí) se contextualiza con el brutal ataque a la revista satírica francesa Charlie Hebdo, en enero, que causó la muerte de 11 de sus colegas. Mordillo declaró que el atentado marca “un antes y un después”, y se quejó de que la solidaridad con los autores de la publicación haya llegado demasiado tarde, con los asesinatos. “Estaban amenazados desde hace tiempo y nadie reaccionó. Tenían que andar con guardaespaldas. Tuvieron mucho coraje y mucha inconsciencia porque no se puede tener tanto coraje con gente loca. Con fanáticos locos”, sostuvo ante la prensa austríaca.
Por este motivo, el responsable de organizar la muestra, Gottfried Gusenbauer, destacó que tiene como objetivo poner de manifiesto su carácter político y crítico en referencia al poder en sus diferentes manifestaciones. “Sus historias en imágenes se despliegan sobre el corazón directamente desde la mente, penetran en todos los niveles de la sociedad y en todas las edades detrás de una fachada de cuento de hadas”, apuntó.
A sus 82 años, Mordillo afirma que sigue dibujando 10 horas al día. Sus personajes llegarán pronto al cine con la película “Crazy island” (se está produciendo en Alemania), que podría estrenarse en el plazo de dos o tres años, según adelanta la agencia DPA. “Toda gran ciudad debería tener un museo dedicado al humor o, al menos, el humor gráfico debería tener cabida en los museos, porque es una particularidad del arte”, sostiene Mordillo.
Su estilo está vinculado con la ironía y el absurdo, con dibujos donde suelen haber animales y con colores brillantes, fuertes y definidos, que describen situaciones alegres o tristes sin palabras. Las historias giran alrededor de temas clásicos (el amor, los deportes, la vida animal, los miedos, los padecimientos de vivir en una ciudad atiborrada de gente y sin espacio o en una isla desierta, etcétera), pero impregnadas de su personalísima mirada, con fuerte impronta política.
Así, entre los dibujos puede verse la famosa ilustración de una colorida casa en medio de un paisaje gris, cuyo propietario acaba de ser detenido. La obra fue utilizada por Amnistía Internacional, pero además resultó muy popular en China, según dijo el dibujante, país donde se entendió como un aviso de lo que sucede cuando uno se sale de los límites.
“Mis personajes no hablaban porque yo no sabía francés”, explicó para justificar su decisión por el silencio cuando comenzó a publicar en julio de 1966, en el semanario Le Pèlerin, luego de llegar a Europa después de un paso por Perú y por Estados Unidos (trabajó en los estudios de cine Paramount, en las películas animadas de Popeye, de la pequeña Lulú y del cortometraje “Trick for tree”). Actualmente vive en el Principado de Mónaco.
Personajes recurrentes son las jirafas, que hablarán por primera vez en la película que está realizándose, lo cual le genera curiosidad e inquietud, según confesó. “Lo poco que sé, se lo debo a mi ignorancia”, afirmó el dibujante, quien defendió el instinto como fuerza motora de sus trabajos, en los cuales presenta “otra manera” de contar las historias.
Hasta 2007 trabajó sus dibujos en tinta a todo color, pero luego comenzó a experimentar con nuevos materiales como acrílicos, pasteles y lápices de colores, en realizaciones en alta definición que difunde y comercializa en su página de Internet (http://mordillo.com).
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