15 Marzo 2015
JORGE SCANDALIARIS. la gaceta / foto antonio ferrono-archivo
El sol pega fuerte, pero el aire es fresco en los jardines de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, ubicada en El Colmenar. Después de atravesar la arboleda, al llegar al antiguo chalet del predio, llama la atención el incesante andar de productores que van y vienen preocupados. Consultan sobre el pronóstico, sobre el estado de los suelos. La lluvia pasó. Pero si los pronósticos se cumplen, una buena parte de los cultivos de la provincia se verán comprometidos.
Jorge Scandaliaris, director asistente en investigación y tecnología agropecuaria, trata de llevarles un poco de calma. Aunque él también está intranquilo. “Hasta ahora, los daños del temporal han sido muy puntuales. Hay varios campos tapados por el agua, otros en los que la lluvia arrasó con plantaciones de citrus y arándano, especialmente en el sur. Por suerte, por el momento, la producción no está comprometida. Pero ojo, los efectos de las inundaciones se ven a mediano plazo, no inmediatamente”, expresó.
El experto fue bien claro con sus advertencias: “si el agua se va en uno o dos días va a estar todo bien, pero si se cumplen los pronósticos, el que dice que seguirá lloviendo con intensidad hasta mediados de abril, pueden presentarse muchos problemas. Los suelos quedarán demasiado húmedos y esto afectará el crecimiento de las plantas. En estos momentos, así como está el suelo, está justo para que la planta crezca óptimamente”, remarcó.
En cambio, según dijo, si los suelos están saturados de agua “no sirven porque no resisten el peso de equipos pesados para la cosecha”. “Nosotros vislumbramos un problema muy importante para el inicio de la zafra, que debería empezar sí o sí en un mes y medio, en mayo”, añadió.
La red vial
El tema que genera mayor inquietud a los productores es el estado de los caminos. “El temporal afectó puentes y dejó una buena parte de la red vial destruida e intransitable y, por ende, en malas condiciones para sacar una producción. Según la información que manejamos y lo que pudimos ver, muchos caminos se transformaron en lechos de ríos y se rompieron totalmente. Repararlos llevará un buen tiempo”, especificó el técnico agropecuario.
Scandaliaris comentó que no recuerda haber visto un verano igual, con precipitaciones tan intensas y sostenidas en el tiempo.
Jorge Scandaliaris, director asistente en investigación y tecnología agropecuaria, trata de llevarles un poco de calma. Aunque él también está intranquilo. “Hasta ahora, los daños del temporal han sido muy puntuales. Hay varios campos tapados por el agua, otros en los que la lluvia arrasó con plantaciones de citrus y arándano, especialmente en el sur. Por suerte, por el momento, la producción no está comprometida. Pero ojo, los efectos de las inundaciones se ven a mediano plazo, no inmediatamente”, expresó.
El experto fue bien claro con sus advertencias: “si el agua se va en uno o dos días va a estar todo bien, pero si se cumplen los pronósticos, el que dice que seguirá lloviendo con intensidad hasta mediados de abril, pueden presentarse muchos problemas. Los suelos quedarán demasiado húmedos y esto afectará el crecimiento de las plantas. En estos momentos, así como está el suelo, está justo para que la planta crezca óptimamente”, remarcó.
En cambio, según dijo, si los suelos están saturados de agua “no sirven porque no resisten el peso de equipos pesados para la cosecha”. “Nosotros vislumbramos un problema muy importante para el inicio de la zafra, que debería empezar sí o sí en un mes y medio, en mayo”, añadió.
La red vial
El tema que genera mayor inquietud a los productores es el estado de los caminos. “El temporal afectó puentes y dejó una buena parte de la red vial destruida e intransitable y, por ende, en malas condiciones para sacar una producción. Según la información que manejamos y lo que pudimos ver, muchos caminos se transformaron en lechos de ríos y se rompieron totalmente. Repararlos llevará un buen tiempo”, especificó el técnico agropecuario.
Scandaliaris comentó que no recuerda haber visto un verano igual, con precipitaciones tan intensas y sostenidas en el tiempo.
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