Cinco propuestas para que las crecidas sean menos devastadoras

Cinco propuestas para que las crecidas sean menos devastadoras

Ricardo Grau - Prof. Ecología del Paisaje (UNT) e investigador del Conicet

15 Marzo 2015
Los ríos de Tucumán son muy torrentosos en la zona de montaña y piedemonte, donde tienen gran velocidad y consecuentemente gran capacidad de erosión y arrastre de materiales. Al entrar en la llanura, disminuyen su velocidad pero tienen más facilidad para cambiar de cauce o salir del cauce natural e inundar áreas, con mayor acumulación y profundidad. Un período prolongado de lluvias relativamente continuas generó la saturación de los suelos. Luego se sucedieron lluvias intensas que, ante la incapacidad de los suelos de absorber agua, derivan en inundaciones. A estos fenómenos climáticos se suman manejos inadecuados de los sistemas humanos. Por ejemplo: 1- áreas pobladas en zonas que tienden a ser naturalmente afectadas por inundaciones (porciones extensas de ciudades construidas sobre paleocauces (cauces antiguos de los ríos). 2- Infraestructura con deficiencia de diseño, materiales o bajos niveles de mantenimiento, que los hace fácilmente vulnerables ante eventos meteorológicos, que ni siquiera son tan inusuales. 3- Sistemas de alarma y evacuación poco desarrollados o directamente inexistentes,

El futuro
Se espera que en las próximas tres o cuatro décadas la población de Tucumán sume entre medio millón y un millón de habitantes; lo que, con las tasas actuales de expansión urbana, implicaría miles de hectáreas nuevas ocupadas por zonas residenciales de distinto tipo. Si esta creciente población continúa asentándose en sectores vulnerables, seguramente habrá mucha más gente y propiedades afectadas por inundaciones. Algunos modelos climáticos sugieren el aumento de eventos meteorológicos extremos, lo que podría empeorar la situación. Por otro lado, la tendencia actual de abandono de agricultura en zonas de pendiente y recuperación de bosques en las zonas de montaña, un fenómeno que ha sido muy estudiado por nuestro instituto, en alguna medida pueden contribuir a mitigar estos problemas.

Para que en este futuro las consecuencias de las crecidas sean menos devastadoras convendría: 1- Realizar planificación urbanística con bases técnico-científicas para evitar asentamientos urbanos en zonas vulnerables. 2- Generar información ambiental transparente, de calidad y públicamente accesible para que el público y los científicos puedan monitorear los fenómeno. 3- Analizar críticamente el efecto de eventos como el actual en los próximos meses, identificando objetivamente obras de infraestructura que funcionaron o no correctamente; y lo mismo con los sistemas de evacuación, toma de decisiones, etcétera. Este análisis debe servir para planificar en las próximas décadas.

4- Generar estructuras de gobierno con recursos y personal calificado, con más técnicos calificados y con menos políticos. Estructuras que tengan un horizonte de funcionamiento y planificación de décadas, no de cómo llegar o adaptarse a las próximas elecciones. 5- Informar y educar a la población para que elija autoridades y sistemas apropiados con conocimiento de causa, o que asuma las consecuencias.

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