Recostados, desplomados, dormidos. Los naranjos agrios que convivían con los miles de peatones que circulan a diario por la peatonal Mendoza al 700 yacen sobre el cemento con sus raíces al aire y sus ramas podadas. Éstos árboles no pasan inadvertidos a la mirada sorprendida de los vecinos de la ciudad. Muchos de ellos se preguntan (principalmente en las redes sociales) qué ocurrirá con estos ejemplares: si morirán en la calle o tendrán una segunda oportunidad. Ante esta situación, desde el Municipio capitalino indicaron que la peatonal Mendoza se despedirá del aroma a azahares y empezará a albergar las flores amarillas de los lapachos. Esto ocurre en el marco de la construcción del Centro Comercial a Cielo Abierto (CCCA).
“Primero podamos los naranjos para que puedan ser trasladados y no se depriman. Luego, los reubicaremos en plazas, como la Bernardo de Irigoyen, la de Villa Luján y la que estamos armando en La Ciudadela. También irán a la 24 de Septiembre y Marco Avellaneda y a la zona de Central Córdoba. En su reemplazo plantaremos lapachos amarillos”, describió Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana Municipal. Las razones para sacar los naranjos agrios de la Mendoza, según el funcionario, son dos: la primera, porque están en la línea de los desagües pluviales que evacuarán las aguas durante lluvias, y que se están construyendo en este momento sobre la Mendoza al 700 y sobre Maipú al 100. Y la segunda razón es que, si bien los naranjos tienen un buen follaje, son demasiado bajos: “esto interrumpe el tránsito peatonal y por otro lado se involucra en las líneas de tránsito del servicio de emergencia. Es decir, estorba el paso de ambulancias, por ejemplo”.
Lobo Chaklián estimó que se plantarán no menos de 15 lapachos amarillos por cuadra y agregó que consideran que esta especie es la mejor alternativa para reemplazar a los naranjos: “tienen mayor altura, por lo que no van interrumpir ni el paso de peatones ni el de unidades de emergencia; y la coloración destacará el paisaje urbano. El reemplazo se hará casi al final de la obra del CCCA, prevista para dentro de unos 6 meses. De esta manera evitamos que los lapachos amarillos todavía jóvenes sufran deterioro con el movimiento de la obra sobre calle Mendoza”.
Inicio de obras
En la esquina de Mendoza y Maipú el municipio capitalino dio el puntapié inicial de las obras del CCCA. Se trata de un proyecto que busca crear una nueva modalidad de gestión comercial que articula la participación de instituciones públicas y privadas; además incluye obras de revalorización de las peatonales, que comprenden pérgolas, nuevo alumbrado y pisos renovados, y nuevos desagües pluviales, entre otras tareas.
Sobre Maipú, operarios municipales cavaron 1.60 metro de calzada para que en los próximos días puedan instalar un caño que luego se transformará en un desagüe pluvial. Por allí circulará el agua que obtendrá de las calles aledañas y que irá a la nueva fosa de captación, ubicada en esa esquina. Esta obra en particular será muy importante ya que evitará anegamientos, según especificó Lobo Chaklián. Cuando termine la obra sobre Maipú (en unos tres meses, aproximadamente), se iniciarán las excavaciones sobre Mendoza al 700. Para el arranque de las obras en Mendoza al 600 todavía falta bastante.
Durante los primeros días de excavaciones, los operarios se encontraron con diversos obstáculos. Uno de ellos fue que la obra de cordón cuneta en Maipú al 100 está mal hecha (el cordón no está bien pegado a la cuneta y durante los actuales trabajos se desmorona fácilmente), puntualizó el funcionario. Por este motivo ahora tendrán que hacer una obra adicional.
Por otra parte, hallaron a unos 70 centímetros del pavimento los antiguos listones o durmientes de quebracho que eran parte de las vías del tranvía, que dejó de funcionar en octubre de 1965. Una de las arterias por la que cruzaba este transporte público era la Maipú. De hecho, era la calle tucumana por la que más tranvías circulaban entre 1940 y 1960: por allí pasaban las líneas 2, 3, 4, 5 y 6 (leer “Bajo el pavimento....”).
Esos durmientes y los adoquines que sacaron de esas arterias serán reutilizados en otras obras municipales, explicó Lobo Chaklián.
Dos especialistas creen que es acertado el cambio
“El lapacho es una de las mejores opciones que existen para el arbolado de nuestra provincia, tanto el rosado como el amarillo, siempre que se tenga el tamaño adecuado de vereda. Y las peatonales tienen buen espacio”, opinó Ana Levy, encargada del Jardín Botánico Lillo. La especialista se refirió así a la decisión del Municipio capitalino de reemplazar los naranjos en las peatonales.
Levy comentó que los lapachos son nativos de Argentina y dan buena sombra, cosa que no hacen los naranjos. En cuanto a estos últimos, indicó que aunque estamos acostumbrados a su aroma, pueden ser un riesgo para la industria citrícola local: “los naranjos podrían ser potenciales huéspedes de plagas para enfermedades del citrus. Entonces, como estamos en una ciudad donde la citricultura es muy importante en nuestra economía, no hay que menospreciar este aspecto”, dijo Levy.
Alfredo Grau, autor del libro “Guía de arbolado de Tucumán” (junto con Alejandra Kortsarz), coincidió con Levy en que es buena la decisión de cambiar las especies. En la guía describen al lapacho amarillo (Handroanthus ochraceus) como un árbol que llega a tener una altura de entre 15 a 20 metros, flores amarillas con líneas rojizas en la garganta y que es una especie originaria de las provincias de Salta y Jujuy. Sobre el naranjo agrio (Citrus x aurantium) comentan que no supera los 6 metros de altura, y que “al tener una copa relativamente pequeña, las distancias de plantación generan sombreado pobre en las calles amplias”.