Las picardías de Romeo Santos, el rey de la bachata más sexy

Las picardías de Romeo Santos, el rey de la bachata más sexy

El cantautor se metió a los fans en el bolsillo: desafió a los hombres, pidió abrazar a “una gordita” y terminó con una chica en la cama.

LOOK CUIDADO. Santos tuvo dos cambios de ropa: salió de remera y jean; luego lució musculosa y pantalón blancos, para terminar todo de negro. LA GACETA/ FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO LOOK CUIDADO. Santos tuvo dos cambios de ropa: salió de remera y jean; luego lució musculosa y pantalón blancos, para terminar todo de negro. LA GACETA/ FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
13 Marzo 2015
El torbellino erótico de Romeo Santos llegó impuntual, pero implacable. El cantante de mezcla dominicana y puertorriqueña bajó la aterciopelada escalera del escenario 40 minutos después de la hora estipulada, pero compensó la demora con actitud. Desde el primer minuto se entregó a sus fans sonriente, enérgico y, sobre todo, provocador. En la oda a la histeria que fue anoche Central Córdoba, el cantautor demostró que, más que el rey de la bachata o de la música latina, es el soberano de la sensualidad.

“Inocente” fue la canción que abrió el show, aunque la oleada de gritos y aplausos que el público dedicó a Romeo había empezado mucho antes, cuando las gradas del club comenzaron a poblarse. Las fanáticas dejaron claro que la condición de sexy no es exclusiva del bachatero y llenaron las tribunas y las plateas de escotes hondos, shorts cortísimos y hasta vestidos de lentejuelas. “¡Parece un casamiento!”, exclamaban algunos. No estaban tan equivocados. Sin alianzas matrimoniales, la cita de ayer resultó más parecida a una fiesta que a un recital porque ni bien el cantante se dejó ver, la multitud empezó a bailar a un mismo son.

Santos, desde el escenario, los arengaba. “¡Tucumán!”, gritaba cada tanto, observando a la masa detrás de unos anteojos negros que mantuvo durante los dos siguientes temas (“Amigo” y “Por un segundo”). Gritó el público cuando se los sacó, pero mucho más, cuando de espaldas a ellos, movió la colita. Gritó ante cada paso de baile iniciado por Romeo, de los simples y de los enredados. Gritó cuando anunció que dedicaba la próxima canción a todos los descreídos del amor (para introducir “Cancioncitas de amor”), pero rugió cuando, parado ante uno de sus músicos, ordenó: “hazle el amor a esa guitarra”. 

A diferencia de otra majestad que había pasado por ese mismo escenario (Luis Miguel, en noviembre), el caribeño no dejó de moverse. Sacudió su pelvis con movimientos más que sugestivos en torno a la base del micrófono, hizo caer una banqueta al empujarla con la pelvis y saltó entre las lenguas de fuego que salían del escenario cuando sonó “Noche de sexo”. Pero lo mejor, lo más caliente de la noche, llegó de la mano de su interacción con la gente. Antes de “Sólo por un beso” requirió: “quiero hacer subir a una mujer que tenga la cualidad de ser gordita”. Y entonces eligió a Laura, con quien bailó y se abrazó algunos minutos. Inmediatamente llegó el turno de los varones. Santos anunció que quería medir el fanatismo de los asistentes y convocó a dos hombres (Juan y Martín, según dijeron) para que le hicieran los coros. Solo el segundo superó el desafío.

Tras un falso final con “Obsesión”, el cantautor regresó a las tablas y presentó la ya famosa cama a la que invita a una fan. Una chica que salió desde bambalinas fue la beneficiada. Al ritmo de “Propuesta indecente”, Santos planteó un febril juego de seducción, que incluyó caricias y párrafos al oído, y que terminó con ambos debajo de las sábanas. ¿Qué habrá pasado allí? Solo ellos lo saben. La intriga dominó el epílogo de la noche húmeda de Central Córdoba.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios