Por Mariana Apud
08 Marzo 2015
SÍGANME LOS QUE PUEDAN. Ortega, que largó cuarto en la serie, lidera la fila de autos poco tiempo después de la largada. Mantuvo su posición sin problemas. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA (ENVIADO ESPECIAL)
LAS TERMAS (Enviada especial Mariana Apud).- Si puede viaje hoy a Las Termas. Si no, acose el televisor con la mirada. De alguna manera debe ser testigo de lo que suceda desde las 11.50 en el autódromo internacional: por primera vez en una categoría nacional de automovilismo el 1-2 será netamente tucumano. Pablo Ortega, dueño del cajón uno en la final de la Clase 2 del Turismo Nacional; Lucas Mohamed, del dos. Juntos son propietarios de una historia inédita para el deporte motor tucumano.
“Es una alegría inmensa”, dijo Ortega cuando dejaba el Renault Clio en el parque cerrado. La seguridad iba por dentro, no por fuera en aquel momento. Si algo caracteriza a Ortega es su cautela en el análisis. No se anticipa a lo que puede pasar, como sí lo sabe hacer en la pista. Sin embargo, su rendimiento en la primera serie ya presagiaba que él iba a marcar el horizonte para armar la grilla de largada. El piloto se mandó él mismo al frente porque así ameritaba lo sucedido. “Las lágrimas fueron inevitables arriba del auto. No podía ser de otra manera porque es mi primera serie ganada y por el modo en que se dio”, reconoció Ortega. Al poleman, seguramente lo perseguían los recuerdos de la fecha uno en La Plata, donde empezó igual de bien, pero terminó mal en los escritorios tras ser penalizado. “Pasó lo mismo: aquí también pude sacar una diferencia al principio. Tuve suerte de que se vayan molestando entre todos y yo poder adelantarme”, explicó. “Quise largar muy tranquilo, aunque todos me decían que se podía pasar por afuera en la curva uno”, describió. La estrategia funcionó esta vez al ciento por ciento y Ortega, en el amanecer de la serie, se convirtió en la estrella a conquistar por el resto. La otra estrella tucumana que marcó la estela que tuvieron que seguir todos en la serie tres, encontró palabras dispersas para calificar la situación. “Suena fuerte: largan los dos tucumanos adelante”, dijo Mohamed con orgullo y quizás un poco de presión encubierta. “Va a ser muy lindo. Si le puedo hacer carrera, no le será fácil, eso es seguro”, anticipó Mohamed. El condicionante que pone el yerbabuenense tiene sustento en que él llega en condiciones diametralmente opuestas a las de Ortega.
Lucas debutó en Termas y con un auto desconocido hasta para él. Pablo logró el rendimiento que ya esperaba en la jornada inaugural, pero que se opacó con la sanción que recibió. “El auto terminó perfecto, sin ningún toque. Ahora hay que controlarlo y nada más”, fue la respuesta de Ortega sobre su máquina, bien diferente a la que dio Mohamed. “Hay que hacer mucho todavía, repasar y ajustar todo. Si al otro auto lo manejaba yo, por el momento, este me maneja a mí”, analizó sobre el Gol Trend. Mientras el dueño del auto N°2 descubre, el del N°11 regula el rendimiento de la máquina. “Mis tiempos fueron parejos, obviamente más altos que los de la clasificación, pero fueron parejos en todas las vueltas; importante para que el auto no se desgaste”, advirtió Ortega. “Estoy sorprendido por el rendimiento del coche; no lo esperaba. Antes de venir era un sueño que arrancara. Hay que buscarle lo mejor para hacer la diferencia y lo peor para evitarlo”, afirmó con lógica Mohamed. Otro dato que motiva para estar con todos los sentidos atentos en la final es que los dos tucumanos parten livianos como una pluma. Ninguno tiene lastre reglamentario: Ortega porque en su debut fue 10° (puesto en el que no se suma peso) y Mohamed estuvo ausente. Juntos, ahora, ponen a Tucumán más presente que nunca en el TN.
“Es una alegría inmensa”, dijo Ortega cuando dejaba el Renault Clio en el parque cerrado. La seguridad iba por dentro, no por fuera en aquel momento. Si algo caracteriza a Ortega es su cautela en el análisis. No se anticipa a lo que puede pasar, como sí lo sabe hacer en la pista. Sin embargo, su rendimiento en la primera serie ya presagiaba que él iba a marcar el horizonte para armar la grilla de largada. El piloto se mandó él mismo al frente porque así ameritaba lo sucedido. “Las lágrimas fueron inevitables arriba del auto. No podía ser de otra manera porque es mi primera serie ganada y por el modo en que se dio”, reconoció Ortega. Al poleman, seguramente lo perseguían los recuerdos de la fecha uno en La Plata, donde empezó igual de bien, pero terminó mal en los escritorios tras ser penalizado. “Pasó lo mismo: aquí también pude sacar una diferencia al principio. Tuve suerte de que se vayan molestando entre todos y yo poder adelantarme”, explicó. “Quise largar muy tranquilo, aunque todos me decían que se podía pasar por afuera en la curva uno”, describió. La estrategia funcionó esta vez al ciento por ciento y Ortega, en el amanecer de la serie, se convirtió en la estrella a conquistar por el resto. La otra estrella tucumana que marcó la estela que tuvieron que seguir todos en la serie tres, encontró palabras dispersas para calificar la situación. “Suena fuerte: largan los dos tucumanos adelante”, dijo Mohamed con orgullo y quizás un poco de presión encubierta. “Va a ser muy lindo. Si le puedo hacer carrera, no le será fácil, eso es seguro”, anticipó Mohamed. El condicionante que pone el yerbabuenense tiene sustento en que él llega en condiciones diametralmente opuestas a las de Ortega.
Lucas debutó en Termas y con un auto desconocido hasta para él. Pablo logró el rendimiento que ya esperaba en la jornada inaugural, pero que se opacó con la sanción que recibió. “El auto terminó perfecto, sin ningún toque. Ahora hay que controlarlo y nada más”, fue la respuesta de Ortega sobre su máquina, bien diferente a la que dio Mohamed. “Hay que hacer mucho todavía, repasar y ajustar todo. Si al otro auto lo manejaba yo, por el momento, este me maneja a mí”, analizó sobre el Gol Trend. Mientras el dueño del auto N°2 descubre, el del N°11 regula el rendimiento de la máquina. “Mis tiempos fueron parejos, obviamente más altos que los de la clasificación, pero fueron parejos en todas las vueltas; importante para que el auto no se desgaste”, advirtió Ortega. “Estoy sorprendido por el rendimiento del coche; no lo esperaba. Antes de venir era un sueño que arrancara. Hay que buscarle lo mejor para hacer la diferencia y lo peor para evitarlo”, afirmó con lógica Mohamed. Otro dato que motiva para estar con todos los sentidos atentos en la final es que los dos tucumanos parten livianos como una pluma. Ninguno tiene lastre reglamentario: Ortega porque en su debut fue 10° (puesto en el que no se suma peso) y Mohamed estuvo ausente. Juntos, ahora, ponen a Tucumán más presente que nunca en el TN.
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