07 Marzo 2015
UNA PROTECCIÓN QUE NO SIRVIÓ. Los simpatizantes “decanos” buscaron protegerse de la tormenta con los paragüas, pero la tormenta arruinó todos los planes. la gaceta / foto de diego aráoz
Atlético jugaba el mejor partido del campeonato. Los golazos de Emanuel Molina y de Franco Quiroga hicieron que los simpatizantes “decanos” celebraran como no lo hacían desde hace mucho tiempo. Pero la lluvia, esa que genera cánticos para burlarse de su primo, arruinó todo. El árbitro Ariel Suárez no dudó y suspendió el encuentro porque el campo del Monumental no aguantó tanta agua. No fue sencillo resolverlo, pero todos se pusieron de acuerdo y por eso se completará el encuentro hoy, a las 17.
“Estuvo bien que lo suspendiera. Nos guste o no”, aseguró el técnico Juan Manuel Azconzábal al salir del vestuario con gesto adusto. Sabía que la de ayer era la noche de Atlético. Pero no, la lluvia, que pareciera estar empecinada en hacerle todo difícil a los tucumanos, también se involucró en el fútbol.
El árbitro sabía que no sería fácil definir cuándo se jugarían los 36 minutos restantes del encuentro. La delegación de Villa Dálmine tenía pasajes de regreso a Buenos Aires para hoy a las 17 y por ese motivo, los directivos pensaban dos alternativas: jugar a las 11 o a las 14. Para eso debían contar con autorización, ya que en estas tierras está prohibido realizar prácticas deportivas entre las 11 y las 17.
Entonces no quedó otra que llamar a alguna autoridad de la AFA para que diera el ok. Y en Buenos Aires siempre hay un celular prendido las 24 horas y que, en esta oportunidad, fue atendido por una persona que se encargó de cambiar todo.
A través de la llamada telefónica se confirmó que el partido se debía completar hoy sí o sí. Que debía respetarse la norma de los horarios y que se jugaría a las 17. En caso de que se volviera a largar otro diluvio, Suárez deberá interrumpir el partido y esperar que la lluvia se detenga para que finalizarlo, sin importar a qué hora termine. Por todo eso, el desenlace de esta historia promete mucho.
“Estuvo bien que lo suspendiera. Nos guste o no”, aseguró el técnico Juan Manuel Azconzábal al salir del vestuario con gesto adusto. Sabía que la de ayer era la noche de Atlético. Pero no, la lluvia, que pareciera estar empecinada en hacerle todo difícil a los tucumanos, también se involucró en el fútbol.
El árbitro sabía que no sería fácil definir cuándo se jugarían los 36 minutos restantes del encuentro. La delegación de Villa Dálmine tenía pasajes de regreso a Buenos Aires para hoy a las 17 y por ese motivo, los directivos pensaban dos alternativas: jugar a las 11 o a las 14. Para eso debían contar con autorización, ya que en estas tierras está prohibido realizar prácticas deportivas entre las 11 y las 17.
Entonces no quedó otra que llamar a alguna autoridad de la AFA para que diera el ok. Y en Buenos Aires siempre hay un celular prendido las 24 horas y que, en esta oportunidad, fue atendido por una persona que se encargó de cambiar todo.
A través de la llamada telefónica se confirmó que el partido se debía completar hoy sí o sí. Que debía respetarse la norma de los horarios y que se jugaría a las 17. En caso de que se volviera a largar otro diluvio, Suárez deberá interrumpir el partido y esperar que la lluvia se detenga para que finalizarlo, sin importar a qué hora termine. Por todo eso, el desenlace de esta historia promete mucho.
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