02 Marzo 2015
SAN SALVADOR DE JUJUY.- La provincia de Jujuy se encuentra tercera en el ránking nacional de ataques a la libertad de prensa. Con 21 casos, sobre un total de 178 ataques registrados durante 2014, Jujuy sólo está por debajo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires. Así lo señala el “Informe 2014” de “Monitoreo de la Libertad de Expresión” realizado por el Foro de Periodismo Argentino (Fopea).
El presidente de Fopea, Fabio Ladetto, señaló: "el escenario del inicio de este año es una continuidad de las cuestiones que venimos advirtiendo en otros informes y de lo relevado en 2014. No hay hechos nuevos ni sorprendentes, pero sí una acumulación de casos graves en muy poco tiempo, que pueden ser tomados como demostrativos de una situación de grave deterioro de la relación entre la prensa, los periodistas y el poder. Tres ejes están en claro, en poco más de un mes: que los profesionales de la información se sienten espiados, vigilados y no pueden desarrollar tranquilos su labor; que están expuestos a ser fustigados desde los atriles del poder, lo que los pone en la mira de potenciales ataques, y que hay una exigencia de calidad informativa que debemos cubrir para que la sociedad esté más y mejor informada, función esencial y medular de esta labor social”.
“La realidad argentina no da sosiego ni descanso. La cobertura informativa de los hechos más sensibles expone a los periodistas a escenarios agobiantes, con presiones cruzadas de intereses de distinto contenido (intra y extra periodísticos) y descalificaciones públicas inadmisibles, que trastocan el lugar del informador: de ser un sujeto social encargado de transmitir las noticias, frecuentemente se transforma en el protagonista de ella al ser amenazado, vilipendiado, agredido”, expresó Ladetto, entre otras consideraciones.
El presidente de Fopea, Fabio Ladetto, señaló: "el escenario del inicio de este año es una continuidad de las cuestiones que venimos advirtiendo en otros informes y de lo relevado en 2014. No hay hechos nuevos ni sorprendentes, pero sí una acumulación de casos graves en muy poco tiempo, que pueden ser tomados como demostrativos de una situación de grave deterioro de la relación entre la prensa, los periodistas y el poder. Tres ejes están en claro, en poco más de un mes: que los profesionales de la información se sienten espiados, vigilados y no pueden desarrollar tranquilos su labor; que están expuestos a ser fustigados desde los atriles del poder, lo que los pone en la mira de potenciales ataques, y que hay una exigencia de calidad informativa que debemos cubrir para que la sociedad esté más y mejor informada, función esencial y medular de esta labor social”.
“La realidad argentina no da sosiego ni descanso. La cobertura informativa de los hechos más sensibles expone a los periodistas a escenarios agobiantes, con presiones cruzadas de intereses de distinto contenido (intra y extra periodísticos) y descalificaciones públicas inadmisibles, que trastocan el lugar del informador: de ser un sujeto social encargado de transmitir las noticias, frecuentemente se transforma en el protagonista de ella al ser amenazado, vilipendiado, agredido”, expresó Ladetto, entre otras consideraciones.
Lo más popular
