Por Nicolás Iriarte
02 Marzo 2015
CUERPO A CUERPO. Pese a la diferencia de tamaño, Rodrigo Mora pelea de igual a igual con “Chiqui” Pérez. El uruguayo fue determinante en el ataque “millonario”. telam
Las ofertas y demandas del mercado de pases del verano no dejaron que la carrera de Rodrigo Mora sufriera un ACV futbolístico. El delantero estuvo a punto de irse a jugar a Arabia Saudita, pero por unos miles de dólares menos se quedó en River y un partido como el de ayer obliga a agradecer ese guiño del destino.
El delantero anotó los dos goles con los que River derrotó a Belgrano -2 a 1- y recuperó la sonrisa luego de dos semanas sin triunfos, algo extraño en el equipo de Marcelo Gallardo.
¿Qué hubiese sucedido si Al Nassr, el conjunto que quiso llevarse a Mora, hubiese accedido a las pretensiones de los dirigentes “millonarios”? A Córdoba, una de las provincias más futboleras de Argentina, habría que reemplazarla por Riad, la capital de Arabia. El “Mario Kempes”, hubiese sido el estadio Rey Fahd que, a pesar de tener capacidad para 67.000 espectadores, seguramente habría albergado 4.000 hinchas.
Bajo 40 grados de temperatura, Mora se hubiese hecho un festín de goles ante defensores ignotos y que más que la pelota, le hubieran querido sacar una foto o la camiseta.
Al final, con gesto adusto y con un traductor al lado, daría sus impresiones a los periodistas de Medio Oriente, quienes lo considerarían la figura de un partido que ni hoy ni dentro de cientos de años figuraría en algún reporte periodístico relevante.
Pero no. El uruguayo, que incluso presionó para irse, se quedó y ayer fue la figura en un estadio mítico y ante más de 30.000 personas. Quien sabe si con más actuaciones como estas (no anotaba oficialmente desde septiembre en la Copa Sudamericana), no pueda cumplir su deseo de partir, pero a una liga más competitiva y donde sus goles valgan lo que valieron ayer: un resonante triunfo para el último campeón a nivel sudamericano.
El delantero anotó los dos goles con los que River derrotó a Belgrano -2 a 1- y recuperó la sonrisa luego de dos semanas sin triunfos, algo extraño en el equipo de Marcelo Gallardo.
¿Qué hubiese sucedido si Al Nassr, el conjunto que quiso llevarse a Mora, hubiese accedido a las pretensiones de los dirigentes “millonarios”? A Córdoba, una de las provincias más futboleras de Argentina, habría que reemplazarla por Riad, la capital de Arabia. El “Mario Kempes”, hubiese sido el estadio Rey Fahd que, a pesar de tener capacidad para 67.000 espectadores, seguramente habría albergado 4.000 hinchas.
Bajo 40 grados de temperatura, Mora se hubiese hecho un festín de goles ante defensores ignotos y que más que la pelota, le hubieran querido sacar una foto o la camiseta.
Al final, con gesto adusto y con un traductor al lado, daría sus impresiones a los periodistas de Medio Oriente, quienes lo considerarían la figura de un partido que ni hoy ni dentro de cientos de años figuraría en algún reporte periodístico relevante.
Pero no. El uruguayo, que incluso presionó para irse, se quedó y ayer fue la figura en un estadio mítico y ante más de 30.000 personas. Quien sabe si con más actuaciones como estas (no anotaba oficialmente desde septiembre en la Copa Sudamericana), no pueda cumplir su deseo de partir, pero a una liga más competitiva y donde sus goles valgan lo que valieron ayer: un resonante triunfo para el último campeón a nivel sudamericano.
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