El papá del fútbol femenino

El papá del fútbol femenino

El técnico cuenta los detalles de cómo ganó espacio el deporte. Lo que falta y cuáles son los sueños que aún le quedan cumplir

EN ACCIÓN. Florencio Robles en un alto de la pretemporada que realizan las chicas de San Martín en el parque Guillermina. la gaceta / FOTOs DE JORGE OLMOS SGROSSO EN ACCIÓN. Florencio Robles en un alto de la pretemporada que realizan las chicas de San Martín en el parque Guillermina. la gaceta / FOTOs DE JORGE OLMOS SGROSSO
Florencio Robles es extremadamente puntual. Ni bien se sienta a la mesa del bar, entrega una copia de su curriculum, dejando en claro su practicidad. Habla despacio, sin sobresaltos y con un tono casi imperceptible demuestra ser un hombre de convicciones firmes. “¿Te sentís como el papá del fútbol femenino?” Toma aliento, infla el pecho y dispara: “no sé si es para tanto, pero sí me llena de orgullo que me lo digan”.

El “Mocho”, como es conocido en todos lados, no lo dice, pero para él esta disciplina sí es como una hija. Llegó casi de casualidad. Su mujer, Claudia Lencina (hoy entrenadora del plantel superior), jugaba al hockey en San Martín. Un buen día, ella decidió probar suerte en el fútbol femenino que recién se estaba organizando en el club y él la siguió. No paró más. Pese a que el ex jugador (vistió las camisetas de Argentinos del Norte, Unión Cerveceros, Estación Experimental y All Boys) ya dirige equipos de varones (el año pasado fue contratado por San José y ahora está en Juventud Unida), sigue colaborando con las chicas.

- Tu “hija” cumplió 15 años…

- Y sí. El primer certamen más o menos serio se jugó en 1999, pero el primero con reconocimiento oficial de la Liga Tucumana de Fútbol fue en 2000. Hoy ya está grandecita, pero le falta crecer.

- ¿Y cómo fueron estos años?

- Hermosos. No fue sencillo, pero se consiguieron muchas cosas. No hay que olvidarse que en el fútbol argentino hay mucho machismo y fue difícil lograr cosas. Pero la sociedad tiene que entender que las mujeres ya son parte del fútbol. Van a la cancha a ver los encuentros y recién ahora los directivos están adecuando los estadios con cosas mínimas como tener baños para ellas. Hay árbitras, hay periodistas y lo que es fundamental, las chicas juegan al fútbol en sus diferentes modalidades en todos lados. Podés ver torneos en San Cayetano, en Las Talitas, en el Parque 9 de Julio y hasta en la Presidente Perón de Yerba Buena.

- ¿Por qué decís que no fue sencillo?

- Porque costó mucho lograr tener tantas cosas. Debo ser sincero: se nos abrieron muchas puertas porque tenían miedo que los denunciemos por discriminación y porque, fundamentalmente, como me lo dijo un dirigente, ‘tus chicas y vos rompen las bolas de tal manera que siempre logran lo que buscan’. Pero aquí hay una cosa para destacar: las chicas no necesitaron de una ley de cupo femenino para cumplir con su objetivo.

- ¿Y los prejuicios?

- Ese es otro tema. La cuestión más dura fue manejar los prejuicios homofóbicos (NdelaR: este fue el único momento de la entrevista en la que Robles se puso serio y respondió con tono firme). Pero hablamos con las chicas y entre todos decidimos que lo mejor para el deporte era mantener cierta conducta para que nadie se sintiera ofendido o nos cuestionaran algo. La mayoría aceptó y otras, desgraciadamente, dejaron de jugar o se fueron a otros clubes.

- ¿Por qué se mantienen?

- Nos está ayudando muchísimo que disciplinas como el rugby y el boxeo también le estén abriendo las puertas a las chicas y cada vez le den más importancia.

A lo largo de estos años, Robles demostró ser un padre preocupado en involucrarse en la vida de su “hija”. En 2004, Alberto Barraza, por esos momentos entrenador de las “santas”, le pide que le diera una mano y que se hiciera cargo de un equipo. Aceptó la propuesta e inmediatamente realizó el curso de técnico. Se enamoró tanto del proyecto que también apuntó al aspecto dirigencial: es el coordinador del Departamento del Fútbol Femenino de la Liga (creado por Susana Orce Remis, Nancy Boyanosky con el apoyo de Virgina Albarracín, Ivelina Vallejo y Soledad Miranda Villagra) y preside la Liga Regional de la especialidad que cofundó en 2007.

“Muchos piensan que entrenar fútbol femenino es sencillo. Pero nada que ver. Digamos que a las mujeres les cuesta más, ya que deben trabajar, ser madres y hasta atender sus casas. Ellas se sacrifican mucho más”, explica Robles.

- ¿Hay diferencias en los entrenamientos?

- En lo técnico y en lo táctico no. Sí hay cuestiones físicas que pueden llegar a ser diferentes. Pero las chicas hacen prácticamente lo mismo con los hombres. Las exigencias son las mismas.

- ¿Te sorprende algo?

- Dos cosas. La primera: si a un jugador de cualquier equipo le gusta que lo mimen, imaginate una mujer. Siempre hay que estar atentos a darle esa devolución para que sigan creciendo.

- ¿Y la otra?

- Que son los padres las que acompañan a las chicas a practicar este deporte. Las madres se quedan atrás, resistiéndose un poco, pero al final se terminan acostumbrando y las apoyan.

- ¿Todo es una maravilla?

- No. Falta muchísimo. El mayor problema es que no están bien desarrolladas las escuelitas de fútbol. Hay que empezar con las divisiones formativas, con niñas de entre cinco y 10 años. Actualmente los equipos tienen espacios para adolescentes. Nos estamos perdiendo la posibilidad de formarlas, nada menos.

- ¿Hay infraestructura suficiente?

- En algunos clubes no, pero eso es lo de menos. Se puede crear una categoría mixta para que las chicas puedan formarse y, cuando llegue el momento, pasen a los equipos femeninos. Ojo, este no es un invento mío, es lo que pasa en Estados Unidos y Holanda, por sólo citar dos países.

El “Mocho” también cumple a la perfección el papel de padre sobreprotector. Su preocupación por el desarrollo del fútbol femenino le abrió un montón de puertas. Actualmente Robles es coordinador ad honorem de la selección Argentina cuya misión es captar talentos en el NOA y en el NEA, aunque también en los últimos meses hizo los contactos para que observaran jugadoras de la región patagónica.

“Tengo que reconocer que el deporte está estancado. Necesitamos crecer tanto a nivel provincial como nacional. Países como Chile y Perú nos están superando”.

- ¿Por qué se produce este estancamiento?

- Porque llegamos a un nivel y allí nos quedamos. Ahora necesitamos de otros factores para potenciar la actividad. Si no lo hacemos, estamos en el horno.

- ¿Cómo se despega?

- Hay muchísimas alternativas. Pero creo que hay dos que pueden ser de más fácil aplicación. Una es que la Liga obligue reglamentariamente a los clubes a presentar equipos en los certámenes y que se encarguen de formar a las chicas. El Estado también puede aportar lo suyo.

- ¿A qué se refiere?

- En toda la provincia hay chicas que juegan al fútbol, pero que no están organizadas. A través de la Secretaría de Deportes se podrían organizar competencias zonales con eliminatorias para que después haya un campeonato final con todos los equipos de la provincia con los que equipos que se clasifiquen entre los cuatro primeros puestos de la Liga.

- Estás muy entusiasmado con esa idea...

- Siento y veo a las chicas jugar al fútbol en todos lados. Tenemos que aprovechar ese boom para apostar el desarrollo de la actividad.

R obles, como cualquier padre, sabe que en algún momento deberá dejar partir a su hija. Él, al dedicarse a dirigir equipos masculinos, de alguna manera está cumpliendo con esa ley de la vida. “Cada tanto repaso los logros que conseguimos y me doy cuenta de que varios de los sueños que tenía con esta actividad los cumplí”, aclara en la charla con LG Deportiva.



- ¿Cuáles son las metas que alcanzaste?

- Haber logrado 33 títulos con San Martín, contando torneos locales, regionales tres argentinos organizados por AFA y uno internacional. Pero más allá de la satisfacción personal, esos logros sirvieron para conseguir cosas, como fondos para viajar a las competencias nacionales y regionales.

- ¿Qué más?

- Cuando comenzamos a trabajar apostamos a llevar a jugadoras lo más lejos posibles. Romina Rodríguez se fue a San Lorenzo, jugó la primera edición de la Copa Libertadores para mujeres y estuvo convocada a la Selección. Lo mismo pasó con Laura Casarrubia que también pasó por el “ciclón” y fue preseleccionada. Ivana Hernández, prima de Pablo (ascendió a la B Nacional con Atlético en 2007) llegó a jugar un Sudamericano Sub 17. Y en esa categoría fue convocada Micaela Núñez y está pasando por un proceso de pruebas Solana Pereyra. La última alegría: enterarme de que Sabina Coronel tiene grandes chances de llegar a Boca.

- ¿Eso es todo?

- Hay otro paso importante. Gracias al trabajo de todos, de a poco nos estamos involucrando en la vida institucional de los clubes. Soledad Miranda Villagra, que también es la preparadora física, forma parte de la actual comisión directiva de San Martín. Eso significa que estamos ganando espacios.

- ¿Tenés otros sueños?

- Por supuesto. Quiero tener la posibilidad de llegar a formar parte de un cuerpo técnico de la Selección. Creo que podré ser útil porque transmitiré toda la experiencia que sumé a lo largo de tantos años y, fundamentalmente, podré llevar a todos las promesas del interior del país. El objetivo final es, sin lugar a dudas, que Argentina sea una potencia como la de los hombres. Material hay de sobra, sólo falta trabajar

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