Por Nicolás Iriarte
23 Febrero 2015
LUCHA AÉREA. Garnier vence a la física y supera a Bastianini en las alturas. El volante tuvo mucho trabajo en el medio campo. la gaceta / foto de diego aráoz
¿Qué es más reprochable? ¿Defender con seis hombres o no poder vulnerarlos? La sentencia de este juicio de valor espera su dictamen desde hace años en el mundo del fútbol. Casi tanto como la resolución del huevo y la gallina. ¿Qué está primero? Lo cierto es que Atlético empató 1 a 1 con un ultradefensivo Central Córdoba. Pero para ser más justos, deberíamos decir: un Atlético ultraerrático empató 1 a 1 con un ultradefensivo Central Córdoba.
Siete situaciones de gol claras (sacando la jugada del penal) contó Juan Manuel Azconzábal y no pudo convertir ninguna. Por momentos, el travesaño fue el que se puso en el camino del “decano”, pero no fue el único culpable.
Con tantos hombres atrás, parecía que el partido se reduciría a las oportunidades que pueda generar Atlético y la efectividad de las contras del conjunto santiagueño, pero ese ritmo sería más propio del segundo tiempo.
20 minutos tardó Atlético en provocar la primera chance y el visitante ya había contado con un penal a su favor atajado por Cristian Lucchetti.
Es que para resolver ese enigma que había planteado atrás Víctor Riggio sin ningún prurito, había que estar lúcido. Pero Atlético se mostraba lento, errático y predecible en esos primeros minutos. Y así era muy complicado.
La intervención de Lucchetti fue un empujón anímico más que futbolístico. Y cuando parecía que le había encontrado la mano, César Albornoz Voss conectó un córner para dejar a su equipo arriba al descanso. El equipó que había apilado defensor sobre defensor, estaba ganando. El equipo que había apilado volantes para intentar ganarlo, estaba perdiendo.
Cristian Menéndez, sin compañero fijo de área, empató de penal no bien empezó el complemento pero no modificó el panorama: Central seguiría defendiendo y Atlético, atacando como podía.
La dinámica se mantendría hasta el final. La visita también tuvo sus chances con Atlético jugado, pero el 1-1 no se movió.
Siete situaciones de gol claras (sacando la jugada del penal) contó Juan Manuel Azconzábal y no pudo convertir ninguna. Por momentos, el travesaño fue el que se puso en el camino del “decano”, pero no fue el único culpable.
Con tantos hombres atrás, parecía que el partido se reduciría a las oportunidades que pueda generar Atlético y la efectividad de las contras del conjunto santiagueño, pero ese ritmo sería más propio del segundo tiempo.
20 minutos tardó Atlético en provocar la primera chance y el visitante ya había contado con un penal a su favor atajado por Cristian Lucchetti.
Es que para resolver ese enigma que había planteado atrás Víctor Riggio sin ningún prurito, había que estar lúcido. Pero Atlético se mostraba lento, errático y predecible en esos primeros minutos. Y así era muy complicado.
La intervención de Lucchetti fue un empujón anímico más que futbolístico. Y cuando parecía que le había encontrado la mano, César Albornoz Voss conectó un córner para dejar a su equipo arriba al descanso. El equipó que había apilado defensor sobre defensor, estaba ganando. El equipo que había apilado volantes para intentar ganarlo, estaba perdiendo.
Cristian Menéndez, sin compañero fijo de área, empató de penal no bien empezó el complemento pero no modificó el panorama: Central seguiría defendiendo y Atlético, atacando como podía.
La dinámica se mantendría hasta el final. La visita también tuvo sus chances con Atlético jugado, pero el 1-1 no se movió.
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