22 Febrero 2015
EL CADILLAL. Un “freezer” fue secuestrado en un camping en 2013. la gaceta / foto de inés quinteros orio (archivo)
Las pistas “Raco” y “El Cadillal” que fueron investigadas en el marco de la muerte de Paulina Lebbos, indicaban que en alguna de estas localidades la víctima había estado en una fiesta con “hijos del poder” la noche del 26 de febrero de 2006. La joven habría fallecido, según los testigos, en medio de un “estado de inconsciencia por el consumo de alcohol y drogas”.
El fiscal Diego López Ávila indagó estas versiones, pero las tuvo que descartar ya que no había elementos objetivos que las sustenten. Además, no había un testigo directo de la muerte de Paulina en esas circunstancias, ya que todos eran personas que habían escuchado a otro mencionar esas hipótesis. Los careos no arrojaron ningún resultado que permitiera avanzar en alguna de las hipótesis, según se consignó en el requerimiento de elevación a juicio.
Uno de los testigos aseguraba que Paulina estaba arriba de una mesa de pool, que se cayó y al golpear su cabeza, murió. Otros aseguraron que falleció por una sobredosis de droga. Ante esto, de acuerdo a estas versiones, los “hijos del poder” se comunicaron con alguien en la capital, quien les aconsejó que el cadáver sea escondido en un freezer. Posteriormente, siempre de acuerdo a esta hipótesis, se encomendó a una tercera persona que se deshiciera del cuerpo, arrojándolo a la vera de la ruta 341, en Tapia, donde fue hallado el 11 de marzo de 2006.
El lugar
Las hipótesis comienzan a debilitarse al ubicar a Paulina a las 6.30 en “Gitana”, un boliche de El Abasto, junto a su amiga Virginia Mercado. Su celular es utilizado alrededor de las 10.20 en la zona sur de la ciudad. El exiguo plazo transcurrido disminuye la posibilidad de que la víctima se haya trasladado a puntos del norte de la provincia, concluyéndose que no salió del ejido de la capital.
La supuesta caída de Paulina de una mesa, que le provocó graves lesiones en la cabeza y su posterior fallecimiento, se descarta al no encontrarse lesiones en el resto del cuerpo, y a que los médicos forenses concluyeron que fue estrangulada manualmente. Es decir, su homicida tuvo la intención de matarla.
También se desechó la presencia de drogas, ya que el informe de laboratorio que está incluido en el expediente consigna que no había “restos de sicotrópicos, estupefacientes, u otras sustancias tóxicas en la víctima y en la fauna cadavérica que la rodeaba”.
Los especialistas de la Policía Científica, del Cuerpo Médico Forense y de Gendarmería Nacional, determinaron en distintos informes que el cadáver de Paulina no presentaba síntomas de haber sido congelado. Por el contrario, tenía un avanzado estado de putrefacción.
Es decir que las pruebas científicas y técnicas indican que la muerte de Paulina no se produjo en la forma en la que aseguraron haber escuchado los testigos que introdujeron esas hipótesis.
Entrecruzamientos
A pesar de esto, López Ávila requirió a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que se realice un entrecruzamiento de llamados entre los sospechosos de haber estado presente en esta supuesta fiesta.
Ni el teléfono celular de Paulina, ni los de Sergio Kaleñuk o Gabriel Alperovich (los “hijos del poder”) fueron captados por las antenas de la zona de Raco o El Cadillal el 26 de febrero de 2006.
“Al contrario, analizadas particularmente las comunicaciones de los nombrados, Alperovich carece de comunicaciones el día de la desaparición, mientras que a Kaleñuk se lo ubica en la ciudad, y durante el período hasta el hallazgo, se los ubica en antenas dentro del ámbito capitalino, o en la zona de Tafí del Valle al primero, disminuyendo a su respecto aún más la versiones expuestas”, fundamentó el fiscal al analizar las hipótesis en el requerimiento de elevación a juicio que hizo la semana pasada.
Estas medidas, entre otras que se realizaron en la investigación como allanamientos y pruebas de luminol en terrenos, motivaron al fiscal a pedir el sobreseimiento de Sergio Kaleñuk y Gabriel Alperovich, por el encubrimiento de la muerte de Paulina en las hipótesis de “Raco” y “El Cadillal”, que fueron descartadas.
El fiscal Diego López Ávila indagó estas versiones, pero las tuvo que descartar ya que no había elementos objetivos que las sustenten. Además, no había un testigo directo de la muerte de Paulina en esas circunstancias, ya que todos eran personas que habían escuchado a otro mencionar esas hipótesis. Los careos no arrojaron ningún resultado que permitiera avanzar en alguna de las hipótesis, según se consignó en el requerimiento de elevación a juicio.
Uno de los testigos aseguraba que Paulina estaba arriba de una mesa de pool, que se cayó y al golpear su cabeza, murió. Otros aseguraron que falleció por una sobredosis de droga. Ante esto, de acuerdo a estas versiones, los “hijos del poder” se comunicaron con alguien en la capital, quien les aconsejó que el cadáver sea escondido en un freezer. Posteriormente, siempre de acuerdo a esta hipótesis, se encomendó a una tercera persona que se deshiciera del cuerpo, arrojándolo a la vera de la ruta 341, en Tapia, donde fue hallado el 11 de marzo de 2006.
El lugar
Las hipótesis comienzan a debilitarse al ubicar a Paulina a las 6.30 en “Gitana”, un boliche de El Abasto, junto a su amiga Virginia Mercado. Su celular es utilizado alrededor de las 10.20 en la zona sur de la ciudad. El exiguo plazo transcurrido disminuye la posibilidad de que la víctima se haya trasladado a puntos del norte de la provincia, concluyéndose que no salió del ejido de la capital.
La supuesta caída de Paulina de una mesa, que le provocó graves lesiones en la cabeza y su posterior fallecimiento, se descarta al no encontrarse lesiones en el resto del cuerpo, y a que los médicos forenses concluyeron que fue estrangulada manualmente. Es decir, su homicida tuvo la intención de matarla.
También se desechó la presencia de drogas, ya que el informe de laboratorio que está incluido en el expediente consigna que no había “restos de sicotrópicos, estupefacientes, u otras sustancias tóxicas en la víctima y en la fauna cadavérica que la rodeaba”.
Los especialistas de la Policía Científica, del Cuerpo Médico Forense y de Gendarmería Nacional, determinaron en distintos informes que el cadáver de Paulina no presentaba síntomas de haber sido congelado. Por el contrario, tenía un avanzado estado de putrefacción.
Es decir que las pruebas científicas y técnicas indican que la muerte de Paulina no se produjo en la forma en la que aseguraron haber escuchado los testigos que introdujeron esas hipótesis.
Entrecruzamientos
A pesar de esto, López Ávila requirió a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que se realice un entrecruzamiento de llamados entre los sospechosos de haber estado presente en esta supuesta fiesta.
Ni el teléfono celular de Paulina, ni los de Sergio Kaleñuk o Gabriel Alperovich (los “hijos del poder”) fueron captados por las antenas de la zona de Raco o El Cadillal el 26 de febrero de 2006.
“Al contrario, analizadas particularmente las comunicaciones de los nombrados, Alperovich carece de comunicaciones el día de la desaparición, mientras que a Kaleñuk se lo ubica en la ciudad, y durante el período hasta el hallazgo, se los ubica en antenas dentro del ámbito capitalino, o en la zona de Tafí del Valle al primero, disminuyendo a su respecto aún más la versiones expuestas”, fundamentó el fiscal al analizar las hipótesis en el requerimiento de elevación a juicio que hizo la semana pasada.
Estas medidas, entre otras que se realizaron en la investigación como allanamientos y pruebas de luminol en terrenos, motivaron al fiscal a pedir el sobreseimiento de Sergio Kaleñuk y Gabriel Alperovich, por el encubrimiento de la muerte de Paulina en las hipótesis de “Raco” y “El Cadillal”, que fueron descartadas.
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