20 Febrero 2015
ENTRE EL DÍA Y LA NOCHE. Un grupo de jóvenes recorre una finca limonera, sin saber que a la noche los ladrones de fruta serán los dueños por unas horas. la gaceta / archivo
“Esta realidad nos aplasta. Atenta contra el crecimiento de la provincia y del sector citrícola. Los productores agropecuarios pasamos por sequías, granizos, plagas; a todo nos fuimos adaptando, pero este comercio ilegal de limones no podemos dejar que siga pasando. Hay que enfrentar esta impunidad y este comercio ilegal”. Los conceptos pertenecen a la productora citrícola Diana Chediack, quien reseñó la situación que vienen soportando los productores del sector, ante los reiterados robos de limones que sufren en sus campos.
Su finca ubicada en El Chañar (departamento Burruyacu, al noreste de Tucumán) y muchas otras localizadas en las inmediaciones de Tafí Viejo y el área pedemontana provincial fueron y son las víctimas de los ladrones.
“El robo es un hecho terrible. En muchos de los casos se comprobó que se trata de una empresa organizada. Este robo organizado es promovido por quienes compran limón robado. E incluso esta fruta llega al Mercofrut, sin control de la AFIP, del Senasa ni de la Secretaría de Comercio, sin control de nadie”, advirtió al empresaria durante el diálogo con LA GACETA Rural.
“La punta del ovillo está en quienes compran: tanto en el Mercofrut como en las verdulerías”, acusó. “Los ladrones actúan, mientras los que apostamos al progreso, los limoneros, que incorporamos tecnología de punta, abrimos mercados y producimos con calidad, enfrentamos muchísimos robos”, insistió.
Explosión de robos
Chediack reconoció que en los dos últimos meses y medio, “una explosión de robos porque ven que los limones crecen en las plantas”, reconoció. “Desde la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) fuimos a la Policía y el Ministerio de Seguridad, presentamos la denuncia, y hasta ahora no pasó nada”, se quejó.
“Nos presentamos ante la entidad que nos representa, la ATC; pudimos comprobar que se trata de un flagelo generalizado. Entonces, con la ATC llegamos a los organismos y entes vinculados con la seguridad porque es un problema que nos afecta a todos; sin embargo, las soluciones siguen sin aparecer”, protestó.
“Hablamos y estamos en los medios; vamos a la parte gubernamental y no tenemos soluciones”, insistió con su reclamo.
“De verdad, existen empresas de robo organizado. La semana pasada detectamos 12 hombres robando; los denunciamos e identificamos la camioneta donde cargaron los limones robados, pero no pasó nada”, denunció.
En este punto, la productora de limones reconoció que “la Brigada contra el Delito Rural trabaja mucho, va de aquí para allá. Los policías visitan los lugares que sufren robos; toman las denuncias y sacan fotos, pero eso no da fruto”, criticó. “No existen acciones concretas dirigidas a erradicar este tipo de cosas”, reclamó.
Chediack también advirtió que “la Provincia de Tucumán pierde mucho dinero por este comercio ilegal porque no pagan impuestos, además del daño que nos provocan”. “Si la gente, los ladrones, son identificados al igual que los vehículos -con chapa patente- que utilizan, ¿por qué no vemos resultados?”, se preguntó la empresaria citrícola.
Contra el progreso
Como conclusión, la empresaria dejó su impresión. “Esta realidad de los robos que sufrimos atenta contra el progreso de Tucumán. La impunidad y el comercio ilegal de limón transforma a la provincia en tierra de nadie. La solución no es reprimir, si no dar un marco de contención. Existen leyes y normas. Hay que cumplirlas y hacerlas cumplir”.
Su finca ubicada en El Chañar (departamento Burruyacu, al noreste de Tucumán) y muchas otras localizadas en las inmediaciones de Tafí Viejo y el área pedemontana provincial fueron y son las víctimas de los ladrones.
“El robo es un hecho terrible. En muchos de los casos se comprobó que se trata de una empresa organizada. Este robo organizado es promovido por quienes compran limón robado. E incluso esta fruta llega al Mercofrut, sin control de la AFIP, del Senasa ni de la Secretaría de Comercio, sin control de nadie”, advirtió al empresaria durante el diálogo con LA GACETA Rural.
“La punta del ovillo está en quienes compran: tanto en el Mercofrut como en las verdulerías”, acusó. “Los ladrones actúan, mientras los que apostamos al progreso, los limoneros, que incorporamos tecnología de punta, abrimos mercados y producimos con calidad, enfrentamos muchísimos robos”, insistió.
Explosión de robos
Chediack reconoció que en los dos últimos meses y medio, “una explosión de robos porque ven que los limones crecen en las plantas”, reconoció. “Desde la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) fuimos a la Policía y el Ministerio de Seguridad, presentamos la denuncia, y hasta ahora no pasó nada”, se quejó.
“Nos presentamos ante la entidad que nos representa, la ATC; pudimos comprobar que se trata de un flagelo generalizado. Entonces, con la ATC llegamos a los organismos y entes vinculados con la seguridad porque es un problema que nos afecta a todos; sin embargo, las soluciones siguen sin aparecer”, protestó.
“Hablamos y estamos en los medios; vamos a la parte gubernamental y no tenemos soluciones”, insistió con su reclamo.
“De verdad, existen empresas de robo organizado. La semana pasada detectamos 12 hombres robando; los denunciamos e identificamos la camioneta donde cargaron los limones robados, pero no pasó nada”, denunció.
En este punto, la productora de limones reconoció que “la Brigada contra el Delito Rural trabaja mucho, va de aquí para allá. Los policías visitan los lugares que sufren robos; toman las denuncias y sacan fotos, pero eso no da fruto”, criticó. “No existen acciones concretas dirigidas a erradicar este tipo de cosas”, reclamó.
Chediack también advirtió que “la Provincia de Tucumán pierde mucho dinero por este comercio ilegal porque no pagan impuestos, además del daño que nos provocan”. “Si la gente, los ladrones, son identificados al igual que los vehículos -con chapa patente- que utilizan, ¿por qué no vemos resultados?”, se preguntó la empresaria citrícola.
Contra el progreso
Como conclusión, la empresaria dejó su impresión. “Esta realidad de los robos que sufrimos atenta contra el progreso de Tucumán. La impunidad y el comercio ilegal de limón transforma a la provincia en tierra de nadie. La solución no es reprimir, si no dar un marco de contención. Existen leyes y normas. Hay que cumplirlas y hacerlas cumplir”.