11 Febrero 2015
Win Wenders se transformó en el hijo mimado de su tierra durante el Festival de Cine de Berlín, que le rinde tributo con una retrospectiva. El prestigioso director recibirá mañana el Oso de Honor y ayer estrenó su drama “Everything will be fine”, fuera de competencia por razones que él mismo explicó, en una entrevista con la agencia de noticias DPA: “¿cómo iba a decidir objetivamente un jurado sobre una película a cuyo director se rinde tributo este año?”, pregunta en forma retórica.
- ¿Se siente joven (tiene 69 años) para un premio así?
- Sí, es cierto, pero también lo es que empecé muy joven. Antes de cumplir los 30 años ya había hecho cinco películas. Así que se juntan unas cuantas... No obstante, no lo veo como algo personal, sino como un premio a las películas, y espero que lo merezcan. La mayoría de las veces vengo a la Berlinale como espectador, pero he mostrado aquí sólo tres películas, mientras que en Cannes, una veintena.
- Si hubiera tenido que elegir sólo una de sus películas para el homenaje, ¿por cuál se decantaría?
- Pregúntele eso a los padres que tienen muchos hijos: ¡que elijan a uno! No se le puede pedir a nadie algo así, y con las películas sucede un poco como con los hijos: uno se preocupa más de los más problemáticos que de los que salen con éxito al mundo y ya no te necesitan. Como hijo conflictivo elegiría “Hasta el fin del mundo”, pues diría que ahí está todo lo que siempre he querido contar y nunca se vio. Fue el proyecto más épico, largo y costoso de mi vida, con 12 años de preparación, uno entero de rodaje en cuatro continentes y en diez países... La roadmovie definitiva. Al final la película duraba cinco horas y nadie quiso mostrarla así ni dividirla en dos o más partes. La tuve que recortar a dos horas y media, por lo que sólo quedó un triste esqueleto. Y, naturalmente, fue un fracaso.
- Ahora la Berlinale apuesta por las series. ¿Qué opina de ellas?
- No hay ningún lugar donde suceda algo tan interesante como en las series actuales. En EEUU la narración se ha mudado por completo de la industria del cine a las series. Los buenos trabajan ahí porque sólo ahí pueden narrar, fabular y ganarse la vida de manera creativa. A mí me atraen, y con todo el dolor del mundo tuve que rechazar una oferta porque no había terminado “Everything...”.
- Su documental “La sal de la Tierra” está nominado al Oscar. ¿Qué expectativas tiene?
- Voy tranquilo. Las últimas dos veces, con “Buena Vista Social Club” y con “Pina” todos decían que era el favorito, y no gané. Ahora hago lo contrario: no tengo la más mínima esperanza, disfruto de la vida y sé que no ganaremos.
- ¿Se siente joven (tiene 69 años) para un premio así?
- Sí, es cierto, pero también lo es que empecé muy joven. Antes de cumplir los 30 años ya había hecho cinco películas. Así que se juntan unas cuantas... No obstante, no lo veo como algo personal, sino como un premio a las películas, y espero que lo merezcan. La mayoría de las veces vengo a la Berlinale como espectador, pero he mostrado aquí sólo tres películas, mientras que en Cannes, una veintena.
- Si hubiera tenido que elegir sólo una de sus películas para el homenaje, ¿por cuál se decantaría?
- Pregúntele eso a los padres que tienen muchos hijos: ¡que elijan a uno! No se le puede pedir a nadie algo así, y con las películas sucede un poco como con los hijos: uno se preocupa más de los más problemáticos que de los que salen con éxito al mundo y ya no te necesitan. Como hijo conflictivo elegiría “Hasta el fin del mundo”, pues diría que ahí está todo lo que siempre he querido contar y nunca se vio. Fue el proyecto más épico, largo y costoso de mi vida, con 12 años de preparación, uno entero de rodaje en cuatro continentes y en diez países... La roadmovie definitiva. Al final la película duraba cinco horas y nadie quiso mostrarla así ni dividirla en dos o más partes. La tuve que recortar a dos horas y media, por lo que sólo quedó un triste esqueleto. Y, naturalmente, fue un fracaso.
- Ahora la Berlinale apuesta por las series. ¿Qué opina de ellas?
- No hay ningún lugar donde suceda algo tan interesante como en las series actuales. En EEUU la narración se ha mudado por completo de la industria del cine a las series. Los buenos trabajan ahí porque sólo ahí pueden narrar, fabular y ganarse la vida de manera creativa. A mí me atraen, y con todo el dolor del mundo tuve que rechazar una oferta porque no había terminado “Everything...”.
- Su documental “La sal de la Tierra” está nominado al Oscar. ¿Qué expectativas tiene?
- Voy tranquilo. Las últimas dos veces, con “Buena Vista Social Club” y con “Pina” todos decían que era el favorito, y no gané. Ahora hago lo contrario: no tengo la más mínima esperanza, disfruto de la vida y sé que no ganaremos.
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