Un pequeño relato de un gran narrador

Un pequeño relato de un gran narrador

11 Febrero 2015
“El suicida”

Al pie de la Biblia abierta -donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.

Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.

¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revólver contra la sien. ¿Qué broma era ésa? Alguien -¿pero quién, cuándo?- alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.

Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien.

Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.

Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.

Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.

Es imposible construir una antología del cuento argentino soslayando al cordobés Enrique Anderson Imbert, exquisito buceador de la cultura de cuyo nacimiento se cumplirán mañana 105 años. Anderson Imbert murió en 2000, al cabo de un siglo redondo durante el que alternó la ficción, el ensayo y la crítica literaria con su otra pasión: la docencia. La Universidad Nacional de Tucumán lo cobijó hasta 1947, cuando el peronismo metió mano en las cátedras y Anderson Imbert -irrenunciable socialista- se marchó a enseñar a Estados Unidos.

“Historia de la literatura hispanoamericana” y “La crítica literaria contemporánea” fueron obras de consulta obligada durante largos años desde que Anderson Imbert las publicó a mediados de los 50. Pero a la par de su contribución a la academia quedaron los relatos, tan perfectos que Anderson Imbert es referencia obligada ante el planteo ¿cómo se escribe un cuento?

Apuntes de la semana literaria

- Hoy: nace el filósofo René Descartes (1650). Muere el novelista Frank Herbert, autor de “Dune” (1986).

- Mañana: muere en París Julio Cortázar (1984).

- 13/2: en Buenos Aires nace Ricardo Güiraldes; novelista, poeta y cuentista, autor de “Don Segundo Sombra” (1886).

- 14/2: nacen Domingo Faustino Sarmiento (1811) y Enrique Scalabrini Ortiz (1898).

- 15/2: nacen Paul Groussac (en París, 1848) y el escritor y académico Conrado Nalé Roxlo (1898). Ernesto Sábato es condecorado por el Embajador de Francia como Caballero de la Legión (1979), Mueren el estadounidense Lewis Wallace, autor de “Ben Hur” (1905) y el poeta italiano Goisué Carducci (1907), ganador del Premio Nobel un año antes.

- 16/2: mueren el poeta mexicano Carlos Pellicer (1977) y el filósofo y escritor León Dujovne (1984).

- 17/2: nace el escritor y poeta español Gustavo Adolfo Bécquer (1836). Mueren el filósofo, escritor y orador indio Jiddu Krishnamurti (1986) y el israelí Samuel Josef Agnon (1970), ganador del Premio Nobel en 1966.

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