Noah Barkin / Lesley Wroughton - Reuters
Los líderes de Rusia, Ucrania, Alemania y Francia acordaron reunirse el miércoles en Bielorrusia para negociar un acuerdo de paz, indispensable para frenar la escalada de violencia que ya se cobró más de 5.000 muertes en el este ucraniano. Los cuatro mantuvieron una teleconferencia ayer, muy positiva según Petro Poroshenko, presidente de Ucrania. El objetivo es conseguir un rápido e incondicional alto el fuego.
Los separatistas prorrusos intensificaron la ofensiva militar en las últimas semanas y se apoderaron de nuevos territorios.
Angela Merkel camina sobre hielo delgado y está dispuesta a todo en su afán por alcanzar la paz. En Estados Unidos critican a la canciller alemana porque la ven demasiado condescendiente con Vladimir Putin, el hombre detrás de los rebeldes separatistas. Los halcones republicanos esperan otra postura de Alemania frente a la crisis. Sus voceros fueron los senadores Lyndsey Graham y John McCain, enojados porque Alemania no envía las armas que tanto necesita el Ejército de Poroshenko. “Los ucranianos se están matando y estamos mandándoles mantas y comida”, puntualizó McCain en Munich.
John Kerry, secretario de Estado de Barack Obama, hace lo posible por no echarle más nafta al fuego. “De manera inequívoca estamos unidos, vamos a permanecer unidos”, sentenció Kerry, otro de los abanderados de la solución diplomática.
Alemania cree que el envío de armas al empobrecido Ejército ucraniano no mejorará sus posibilidades contra los separatistas, quienes están pertrechados por Rusia y con recursos ilimitados. Berlín teme además que la entrega de las armas pueda internacionalizar el conflicto, justo lo que aguarda Rusia. Putin dijo que la crisis en Ucrania forma parte de un complot occidental para debilitarlo.
Merkel es cuidadosa y sabe que la mejor manera de afrontar el conflicto es obligar a Putin a que acepte un plan de paz. Durante el fin de semana se reunió con Obama en Washington, mientras habla con Putin por teléfono una y otra vez. Además, durante los últimos meses se encontró con Putin en Moscú, en Sydney y en Milán.
El problema es que Putin ha roto repetidamente sus promesas en el pasado. Habrá que ver cuál será su actitud el miércoles, cara a cara con Merkel, Poroshenko y el francés Francois Hollande. A su favor juega el hecho de que los rebeldes prorrusos están logrando progresos en el este de Ucrania. En el campo de batalla, Occidente lleva las de perder.