08 Febrero 2015
El papa Francisco condenó la mutilación femenina y la violencia doméstica contra la mujer, calificándolas como degradaciones que deben ser combatidas.
“Las muchas formas de esclavitud, la comercialización y la mutilación del cuerpo de las mujeres, exige que nos comprometamos con la derrota de estos tipos de degradación, que las reducen a meros objetos que son comprados y vendidos (...)”, afirmó en una reunión sobre asuntos femeninos celebrado por el Consejo Vaticano para la Cultura, consigna la agencia Reuters.
Un flagelo
Según las Naciones Unidas, más de 140 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital en el mundo, sobre todo en África y Oriente Medio.
El Pontífice también denunció la violencia doméstica contra la mujer. “Aunque es un símbolo de la vida, por desgracia no es raro que el cuerpo femenino sea atacado y desfigurado, incluso por los que deberían ser sus protectores y compañeros de vida”, precisó. Recientemente el Papa se reunió con una italiana que debió someterse a varias operaciones, después de que su novio le echara ácido en la cara para castigarla porque quería abandonarlo.
Francisco reiteró también su deseo de que la mujer tenga un papel más destacado en la Iglesia Católica, con 1.200 millones de fieles. Sin referirse a la prohibición del sacerdocio femenino, asunto en el que “la puerta está cerrada”, según dijo con anterioridad, el Pontífice expresó que quiere ver “una presencia femenina más capilar e incisiva” en la Iglesia, con más responsabilidades pastorales en parroquias y diócesis “y con más teólogas”.
La estética en el banquillo
Durante el debate sobre la mujer -en el seno de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de Cultura, que terminó ayer en el Vaticano- se incluyó la cirugía estética. Precisamente este último punto, recogido en el borrador sobre el que los miembros y consultores del Consejo Pontificio de Cultura trabajaron, fue uno de los que mayor oposición suscitó al definir la cirugía estética como “una forma de agresión al cuerpo femenino” y el “burka de carne” (burka es una vestimenta con velo que deben usar en público las mujeres de algunos países musulmanes).
“La cirugía estética puede encuadrarse como una de las muchas posibles manipulaciones del cuerpo que exploran sus límites respecto al concepto de identidad”, advierte el documento “Las culturas femeninas: igualdad y diferencia”, recogido por Europa Press. Y añade: “cuando no es médicoterapéutica puede expresar agresión a la identidad femenina, mostrando el rechazo del propio cuerpo al período de la vida que se está atravesando”.
También denuncia el uso “indiscriminado e indiferenciado” del cuerpo femenino en la comunicación o publicidad -a veces con fuertes alusiones sexuales y “denigración del rol femenino” y lamenta que ninguna batalla política o social haya logrado acabar con la “explotación del cuerpo femenino con fines comerciales”.
“Las muchas formas de esclavitud, la comercialización y la mutilación del cuerpo de las mujeres, exige que nos comprometamos con la derrota de estos tipos de degradación, que las reducen a meros objetos que son comprados y vendidos (...)”, afirmó en una reunión sobre asuntos femeninos celebrado por el Consejo Vaticano para la Cultura, consigna la agencia Reuters.
Un flagelo
Según las Naciones Unidas, más de 140 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital en el mundo, sobre todo en África y Oriente Medio.
El Pontífice también denunció la violencia doméstica contra la mujer. “Aunque es un símbolo de la vida, por desgracia no es raro que el cuerpo femenino sea atacado y desfigurado, incluso por los que deberían ser sus protectores y compañeros de vida”, precisó. Recientemente el Papa se reunió con una italiana que debió someterse a varias operaciones, después de que su novio le echara ácido en la cara para castigarla porque quería abandonarlo.
Francisco reiteró también su deseo de que la mujer tenga un papel más destacado en la Iglesia Católica, con 1.200 millones de fieles. Sin referirse a la prohibición del sacerdocio femenino, asunto en el que “la puerta está cerrada”, según dijo con anterioridad, el Pontífice expresó que quiere ver “una presencia femenina más capilar e incisiva” en la Iglesia, con más responsabilidades pastorales en parroquias y diócesis “y con más teólogas”.
La estética en el banquillo
Durante el debate sobre la mujer -en el seno de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de Cultura, que terminó ayer en el Vaticano- se incluyó la cirugía estética. Precisamente este último punto, recogido en el borrador sobre el que los miembros y consultores del Consejo Pontificio de Cultura trabajaron, fue uno de los que mayor oposición suscitó al definir la cirugía estética como “una forma de agresión al cuerpo femenino” y el “burka de carne” (burka es una vestimenta con velo que deben usar en público las mujeres de algunos países musulmanes).
“La cirugía estética puede encuadrarse como una de las muchas posibles manipulaciones del cuerpo que exploran sus límites respecto al concepto de identidad”, advierte el documento “Las culturas femeninas: igualdad y diferencia”, recogido por Europa Press. Y añade: “cuando no es médicoterapéutica puede expresar agresión a la identidad femenina, mostrando el rechazo del propio cuerpo al período de la vida que se está atravesando”.
También denuncia el uso “indiscriminado e indiferenciado” del cuerpo femenino en la comunicación o publicidad -a veces con fuertes alusiones sexuales y “denigración del rol femenino” y lamenta que ninguna batalla política o social haya logrado acabar con la “explotación del cuerpo femenino con fines comerciales”.
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