Oma, custodia de dulces y recuerdos

Oma, custodia de dulces y recuerdos

María Waltrude Hofer, conocida como la “Oma de Tafí”, elabora dulces con frutos cosechados en su propia finca. Su casa fue construida en 1941

06 Febrero 2015
La Oma es una mujer de ochenta y pico de años. Vive en el valle tafinisto, cerquita de San Miguel de Tucumán. Tiene los ojos azules como el agua de los mares. Su padre vino desde muy lejos y le enseñó a fabricar dulces. Su arte quedó en su sangre y ahora es una emprendedora muy reconocida en Tafí del Valle. María Waltrude Hofer, hija de padres alemanes, habita en una de las primeras casas que se construyeron en Tafí, allá por los años 40.

Para llegar a su casa hay que entrar por la avenida San Martín (o subida del hospital). Un chalet de ladrillo y piedra permanece oculto bajo un pino azul. Lleno de árboles el patio y herramientas de trabajo se observan en un obrador ubicado a unos pocos metros de la acogedora residencia.

Al golpear la puerta aparece ella. Qué sola que está la Oma, pero ella no piensa en nada. Como pensar en la muerte si la Oma es como un hada. María Waltrude pasa todos los veranos en su casa de Tafí. Cuenta la mujer de 82 años que la vivienda fue construida en 1941 por su padre, cuando ella ya tenía 8 años.

En realidad, la Oma está sola algunas horas del día. Porque siempre la acompaña Antonia Sotelo de Mamaní, una lugareña fiel e incansable -así la define Waltrude-, que es quien la ayuda en la tarea diaria de cosechar las frutas y elaborar los dulces. “Ella es mi colaboradora de toda la vida. Me ayuda permanentemente. Y más aún después de mi parálisis que me inmovilizó a raíz de un virus intrahopitalario. Desde hace siete años que ando en sillas de ruedas. Pero eso no me tiró abajo. Se me paralizaron las piernas, no mis ganas de seguir trabajando”, cuenta con orgullo y aclara que en la elaboración de dulces no la motiva un fin económico. “Cuando mi madre murió, yo tenía ocho años. Fue mi papá, Juan Bautista Hofer, quien nos enseñó a confeccionar los dulces. Los hago por hobby. No gasto en publicidad. El boca a boca de la gente trae a los clientes hasta aquí y se llevan los frascos”, resume la mujer con una sonrisa cándida.

Su papá, que murió en 1965, fue uno de los primeros veraneantes de Tafí del Valle en construir una casa en la villa. “Mi padre nació en Alemania y se mudó a la Argentina en la década del 20. Trabajó en la Cervercería del Norte y en 1941 compró una metalúrgica. Vino a Argentina sin nada. Como quien dice, con una mano atrás y otra para adelante. Pero con los años llegó a tener una de las empresas más importantes de Tucumán”, destaca orgullosa.

La Oma es feliz con poco, digamos que es mejor con nada. La casa no cuenta con mayores lujos. Aunque cualquier coleccionista de antigüedades se volvería loco por tener algunos de sus adornos. Un retrato al óleo de don Juan Bautista se destaca entre los objetos colgados en la pared. “Si se arrima al cuadro podrá ver quién lo pintó. El apellido es Dato. Creo que es pariente del que fue presidente de la Corte en Tucumán”, se esfuerza por recordar.

En 1943, el gobernador Miguel Critto habilitó el camino a los Valles Calchaquíes. Años atrás, don Juan Bautista ya había comenzado a colocar los primeros cimientos de la casa, cuando sólo un puñado de familias había decidido edificar.

El predio donde Waltrude vive es enorme. La Oma cuenta que en sus años dorados hasta llegó a tener una represa que generaba energía eléctrica para su casa y otras viviendas vecinas. “Él trajo los primeros pejerreyes al valle”, relata con satisfacción. La Oma es feliz con poco, digamos que es mejor con nada.

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