El gusto está en la variedad

El gusto está en la variedad

A puertas cerradas y con un equipo alternativo, el “Decano” igualó 3-3 con Mitre de Santiago

MOVEDIZO. Aunque no pudo convertir, Juan Imbert exigió constantemente a la defensa santiagueña por la punta izquierda. la gaceta / foto de diego aráoz MOVEDIZO. Aunque no pudo convertir, Juan Imbert exigió constantemente a la defensa santiagueña por la punta izquierda. la gaceta / foto de diego aráoz
06 Febrero 2015
Cuando se tiene por delante un torneo extremadamente largo y agotador como el de la B Nacional modelo 2015, con 42 fechas yendo y viniendo a lo largo del país, la postura de barajar alternativas aparece como mucho más saludable y precavida que la de apostar por el 11 de memoria. Máxime tratándose de Atlético, que no puede permitirse otra ilusión desahuciada. El debut del 15 de febrero ante Gimnasia en Mendoza está acá nomás, doblando la esquina, y enfocarse sólo en el clásico hubiera sido una mirada demasiado corta.

Con ese fin, el “Decano” jugó un amistoso de preparación con Mitre de Santiago a sólo tres días de la revancha con San Martín en La Ciudadela. La idea del técnico Juan Azconzábal fue utilizarlo para darles minutos a los que menos rodaje tienen y continuar evaluando rendimientos y variantes. El encuentro, disputado a puertas cerradas en el Monumental y dividido en dos tiempos de 40 minutos, se jugó con las urgencias propias de un amistoso y finalizó 3 a 3.

El primer tiempo fue netamente de Atlético, que alineó a sólo dos habituales titulares: Nicolás Romat y Franco Sbuttoni. Al minuto, Emanuel Molina desniveló para el local, y la visita emparejó al ratito con un penal de Adrián Toloza. El control casi exclusivo de la pelota derivó en varias opciones de peligro, pero falló la definición.

El dominio de Atlético se mantuvo en los primeros minutos del complemento, en los que aumentó por medio de Gonzalo Ontivero y Franco Quiroga, pero tras el descuento de Matías Galvaliz (golazo de emboquillada desde media distancia), el conjunto de Carlos Roldán se oxigenó con los cambios, jugó con mayor actitud y alcanzó el empate sobre el final con un penal de un ex “santo”: Mariano Campodónico.

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