06 Febrero 2015
EL COMPLEMENTO PERFECTO. Matías Villavicencio está feliz con su regreso y por cómo se entiende con Facundo Rivero. la gaceta / foto de antonio ferroni
Cuando los opuestos se complementan entonces todo da resultado. Pasa en la vida, y pasa también en el fútbol, dentro de una cancha. En San Martín les pasa a Matías Villavicencio y Facundo Rivero, la dupla de centrales que hizo su presentación como tal por primera vez en el clásico ante Atlético y que volverá a decir presente el domingo, en la revancha.
Si el plantel se dividiera en dos Rivero (22 años) quedaría del lado de los pibes, de los jugadores más jóvenes que tienen al club como su segunda casa desde hace años; y Villavicencio (33) se ubicaría del lado de los recién llegados (aunque no deje de tratarse de un viejo conocido), dentro del grupo de los más experimentados tanto por edad como por curriculum.
“Por ser el primer partido que jugamos a la par y por tener tan pocos entrenamientos juntos lo hicimos de la mejor manera. Lo primordial era llevar a cabo los que nos pedía el DT y creo que lo hicimos bien. Nos sentimos bien”, confiesa Matías reconociendo las diferencias que, bienvenidas sean... “Él es un chico con mucho futuro. Con un físico importante para la categoría, que sale a cortar y también, por su técnica, puede salir jugando. Da tranquilidad. Igualmente es, sobre todo, un buen compañero y buena persona. Además tenemos diálogo dentro de la cancha y eso es importante para estar atentos a cuando hay que cambiar de marcas o presionar. Ya lo hicimos bien y estamos en condiciones de hacerlo otra”, dice Villavicencio, analizando cada uno de los detalles.
Como no puede ser de otra manera, “Facu” coincide con esa comodidad de la que habla su compañero de zaga. “Reconozco que muchas prácticas no tuvimos y compartimos muy pocos entrenamientos, pero es la verdad que al ser al ser él un jugador tan experimentado a mí no se me complica jugar porque en todo momento te está hablando y ordenando. Te ayuda y aparte de todo te enseña”, cuenta “Facu”, al hablar de esas particularidades que suman en lo personal y hacen bien a todo el equipo. Por eso se imagina la revancha desquitándose con Atlético por el 0-1, y reconfirmando el entendimiento. “Nosotros estamos entrenando y trabajando en base al partido que ya jugamos. Ahora se viene el segundo, en nuestra cancha y no estamos al 100%, es cierto, pero analizamos errores que ya nos marcaron y ahora nos queda demostrar todo el domingo”, avisa.
Ambos defensores piensan que con el correr de las prácticas, más el arranque de la pretemporada, todo lo bueno podrá potenciarse, pero por el momento disfrutan del mutuo entendimiento y lo dicen: “a medida que pasan los entrenamientos uno se va entendiendo más aún. Hay que vivir el día a día y crecer y Dios quiera que los dos podamos hacer un buen partido otra vez porque vamos por más, porque el triunfo es importante para la gente”.
Si el plantel se dividiera en dos Rivero (22 años) quedaría del lado de los pibes, de los jugadores más jóvenes que tienen al club como su segunda casa desde hace años; y Villavicencio (33) se ubicaría del lado de los recién llegados (aunque no deje de tratarse de un viejo conocido), dentro del grupo de los más experimentados tanto por edad como por curriculum.
“Por ser el primer partido que jugamos a la par y por tener tan pocos entrenamientos juntos lo hicimos de la mejor manera. Lo primordial era llevar a cabo los que nos pedía el DT y creo que lo hicimos bien. Nos sentimos bien”, confiesa Matías reconociendo las diferencias que, bienvenidas sean... “Él es un chico con mucho futuro. Con un físico importante para la categoría, que sale a cortar y también, por su técnica, puede salir jugando. Da tranquilidad. Igualmente es, sobre todo, un buen compañero y buena persona. Además tenemos diálogo dentro de la cancha y eso es importante para estar atentos a cuando hay que cambiar de marcas o presionar. Ya lo hicimos bien y estamos en condiciones de hacerlo otra”, dice Villavicencio, analizando cada uno de los detalles.
Como no puede ser de otra manera, “Facu” coincide con esa comodidad de la que habla su compañero de zaga. “Reconozco que muchas prácticas no tuvimos y compartimos muy pocos entrenamientos, pero es la verdad que al ser al ser él un jugador tan experimentado a mí no se me complica jugar porque en todo momento te está hablando y ordenando. Te ayuda y aparte de todo te enseña”, cuenta “Facu”, al hablar de esas particularidades que suman en lo personal y hacen bien a todo el equipo. Por eso se imagina la revancha desquitándose con Atlético por el 0-1, y reconfirmando el entendimiento. “Nosotros estamos entrenando y trabajando en base al partido que ya jugamos. Ahora se viene el segundo, en nuestra cancha y no estamos al 100%, es cierto, pero analizamos errores que ya nos marcaron y ahora nos queda demostrar todo el domingo”, avisa.
Ambos defensores piensan que con el correr de las prácticas, más el arranque de la pretemporada, todo lo bueno podrá potenciarse, pero por el momento disfrutan del mutuo entendimiento y lo dicen: “a medida que pasan los entrenamientos uno se va entendiendo más aún. Hay que vivir el día a día y crecer y Dios quiera que los dos podamos hacer un buen partido otra vez porque vamos por más, porque el triunfo es importante para la gente”.