06 Febrero 2015
UNA IMAGEN DESOLADORA. Los directivos de los clubes que aprobaron quieren que los clubes se organicen, mejoren sus instalaciones y apuesten a los chicos para recuperar el deporte. la gaceta / foto de héctor peralta (archivo)
Luego de la asamblea extraordinaria convocada por la Federación Tucumana de Basquet se decidió unificar las divisiones del basquet capitalino para la presente temporada. “Hay que unirnos. Peor de lo que estamos no podemos estar”, fue duramente realista Rubén Urueña (h). El presidente de Central Córdoba fue uno de los seis titulares que firmó el proyecto que se implementará desde marzo.
Los “azurros”, más Avellaneda Central, Concepción BB, Belgrano C y D, Atlético y Estudiantes desean que con el nuevo formato se incremente la calidad, sobre todo edilicia, del básquet tucumano y se les dé mayor rodaje a las divisiones formativas. “La idea es que los fondos destinados a pagarles a jugadores los destinemos para que en cada cancha tengamos la estructura básica en los vestuarios, por ejemplo, o los tableros electrónicos. Y, fundamentalmente, darles la posibilidad a las divisiones formativas. Como no habrá presión de ascender ni descender, esos jugadores podrán competir en una primera división”, dijo, sintetizando los objetivos.
El sexteto es consciente de que no pueden tener certezas de éxito. “No digo que esto sea lo mejor porque no tengo una bola mágica para saber si está bien o mal. Algo tenemos que hacer. Lo más importante es hacer un mea culpa y, principalmente, unirnos. Es la única forma de salir adelante”, insistió Urueña.
En la asamblea, la unificación obtuvo 20 votos contra 18 de la propuesta por mantener la separación de las categorías. El formato implica que se jugará una primera fase de todos contra todos divididos en dos zonas -se tomará como referencia geográfica la calle Córdoba- y posteriormente, en grupos de ocho, pasarán a competir por Copa de Oro, Plata y Bronce. La modalidad se implementará sólo esta temporada y a fin de año se hará una evaluación en la que se determinará el éxito o no de la medida. “La idea es armar subcomisiones que controlen los estadios y ver cuáles son los objetivos que cumplirá cada institución. El armado de esas subcomisiones será el próximo tema a tratar”, anticipó Urueña (h).
Si bien los objetivos planteados son los que cualquier simpatizante de un deporte desearía, no todos los clubes creen que sea esta la mejor vía. “Hay una diferencia amplia entre clubes de la A y de la B. Sin equivocarme, por ejemplo, a Tucumán BB, cuando le toque jugar con un equipo de ascenso, le parecerá como un entrenamiento”, describió Javier Fernández.
El presidente de Huracán BB no vio con buenos ojos la equiparación, más teniendo en cuenta que en la temporada anterior el club de calle Francia hizo un gran esfuerzo que tuvo sus frutos al lograr deportivamente el ascenso. “El técnico, Gonzalo Avellaneda, ya sondeó jugadores para formar el mejor equipo en Primera. Con este cambio, nos tendremos que reunir para ver qué hacemos”. Así explicó Fernández el abrupto cambio de prioridades que viven.
Gustavo Paz, presidente de Nicolás Avellaneda, reconoció que a su club le conviene la unificación porque el 90 por ciento de los jugadores son de la cantera, pero entiende que no habrá progreso. “Voté en contra porque yo quiero competir y no estar tranquilo sabiendo que no hay descenso. Es nivelar para abajo”, sentenció. Todo será conjetura hasta que llegue el final del torneo, programado para un lejano noviembre.
Los “azurros”, más Avellaneda Central, Concepción BB, Belgrano C y D, Atlético y Estudiantes desean que con el nuevo formato se incremente la calidad, sobre todo edilicia, del básquet tucumano y se les dé mayor rodaje a las divisiones formativas. “La idea es que los fondos destinados a pagarles a jugadores los destinemos para que en cada cancha tengamos la estructura básica en los vestuarios, por ejemplo, o los tableros electrónicos. Y, fundamentalmente, darles la posibilidad a las divisiones formativas. Como no habrá presión de ascender ni descender, esos jugadores podrán competir en una primera división”, dijo, sintetizando los objetivos.
El sexteto es consciente de que no pueden tener certezas de éxito. “No digo que esto sea lo mejor porque no tengo una bola mágica para saber si está bien o mal. Algo tenemos que hacer. Lo más importante es hacer un mea culpa y, principalmente, unirnos. Es la única forma de salir adelante”, insistió Urueña.
En la asamblea, la unificación obtuvo 20 votos contra 18 de la propuesta por mantener la separación de las categorías. El formato implica que se jugará una primera fase de todos contra todos divididos en dos zonas -se tomará como referencia geográfica la calle Córdoba- y posteriormente, en grupos de ocho, pasarán a competir por Copa de Oro, Plata y Bronce. La modalidad se implementará sólo esta temporada y a fin de año se hará una evaluación en la que se determinará el éxito o no de la medida. “La idea es armar subcomisiones que controlen los estadios y ver cuáles son los objetivos que cumplirá cada institución. El armado de esas subcomisiones será el próximo tema a tratar”, anticipó Urueña (h).
Si bien los objetivos planteados son los que cualquier simpatizante de un deporte desearía, no todos los clubes creen que sea esta la mejor vía. “Hay una diferencia amplia entre clubes de la A y de la B. Sin equivocarme, por ejemplo, a Tucumán BB, cuando le toque jugar con un equipo de ascenso, le parecerá como un entrenamiento”, describió Javier Fernández.
El presidente de Huracán BB no vio con buenos ojos la equiparación, más teniendo en cuenta que en la temporada anterior el club de calle Francia hizo un gran esfuerzo que tuvo sus frutos al lograr deportivamente el ascenso. “El técnico, Gonzalo Avellaneda, ya sondeó jugadores para formar el mejor equipo en Primera. Con este cambio, nos tendremos que reunir para ver qué hacemos”. Así explicó Fernández el abrupto cambio de prioridades que viven.
Gustavo Paz, presidente de Nicolás Avellaneda, reconoció que a su club le conviene la unificación porque el 90 por ciento de los jugadores son de la cantera, pero entiende que no habrá progreso. “Voté en contra porque yo quiero competir y no estar tranquilo sabiendo que no hay descenso. Es nivelar para abajo”, sentenció. Todo será conjetura hasta que llegue el final del torneo, programado para un lejano noviembre.