03 Febrero 2015
SE HIZO NOTAR. En su debut como apertura titular de L’Aquila RC contra el campeón de Italia, Calvisano, el ex fullback de Los Tarcos aportó un try y dos conversiones. FOTO DE Joaquín Riera
Desde cierto punto de vista, la vida es una continua toma de decisiones. Desde las mínimas, como bajar por la escalera o por el ascensor, hasta las trascendentales, como la de continuar en el plano amateur o virar hacia el rugby profesional. Llegado el momento, Joaquín Riera no dudó.
“La posibilidad de venir a jugar a Europa siempre me atrajo, porque mas allá de lo que significa jugar en un torneo distinto y con otro nivel, me gustaba la idea de vivir en otro país, con otro idioma y con todo lo nuevo que esta experiencia me está dando”, explica el jugador surgido en Los Tarcos desde L’Aquila, situada a hora y media en auto de Roma, adonde llegó a fines del año pasado.
“Sergio Cerioni (el mismo que llevó a Italia a otro “rojo”, Rómulo Acosta) me acercó la propuesta. Sentí que era el momento justo: había cumplido un ciclo en el Pladar porque ya no era más juvenil, y la edad que tengo (20 años) me parece buena para una experiencia de vida así. Ni hablar de las cosas que puedo incorporar en lo deportivo. Acá se juega un rugby distinto, más físico y frontal, y está bueno esta chance de jugar de otra manera”, detalla Joaquín.
Paciencia de monje
Una lesión en el tobillo y demoras en el trámite del pasaporte italiano postergaron hasta el sábado pasado su debut en L’Aquila RC, que volvió al Super 10 (la máxima categoría de Italia) tras ganar el título del ascenso. El rival fue nada menos que el campeón, Calvisano, y aunque L’Aquila perdió 40-21, Joaquín se dio el gusto de anotar un try y dos conversiones como apertura titular. “Nos tocó jugar de visitantes. Siete horas en bondi, una locura, je”, revela el autor de 11 tries en el Regional 2014.
Como todo tucumano acostumbrado al calor, Joaquín sufre el crudo invierno europeo. “Vivo en la ciudad más fría de Italia. La noche de Año Nuevo hacía 16 grados bajo cero. Y la verdad, se extraña un poco, sobre todo cuando ves fotos de cosas que hace tu familia o tus amigos. Por suerte me toca compartir departamento y auto con un compañero de equipo con el que nos llevamos muy bien, y eso lo hace más llevadero. Aparte, estar acá te da la posibilidad de conocer lugares. Mientras estuve sin jugar, anduve por Florencia, Roma, Barcelona, ciudades increíbles”, relata.
Con apenas un partido, le parece demasiado pronto para pensar qué hará en mayo, cuando se venza su contrato. “Es que no lo sé. Prefiero concentrarme en disfrutar esta experiencia que estoy viviendo y evaluar llegado el momento de tomar una decisión. A mí me divierte mucho jugar en Tarcos, y si de ahí puedo pelear un lugar en un seleccionado, genial. Pero se verá en el futuro”.
“La posibilidad de venir a jugar a Europa siempre me atrajo, porque mas allá de lo que significa jugar en un torneo distinto y con otro nivel, me gustaba la idea de vivir en otro país, con otro idioma y con todo lo nuevo que esta experiencia me está dando”, explica el jugador surgido en Los Tarcos desde L’Aquila, situada a hora y media en auto de Roma, adonde llegó a fines del año pasado.
“Sergio Cerioni (el mismo que llevó a Italia a otro “rojo”, Rómulo Acosta) me acercó la propuesta. Sentí que era el momento justo: había cumplido un ciclo en el Pladar porque ya no era más juvenil, y la edad que tengo (20 años) me parece buena para una experiencia de vida así. Ni hablar de las cosas que puedo incorporar en lo deportivo. Acá se juega un rugby distinto, más físico y frontal, y está bueno esta chance de jugar de otra manera”, detalla Joaquín.
Paciencia de monje
Una lesión en el tobillo y demoras en el trámite del pasaporte italiano postergaron hasta el sábado pasado su debut en L’Aquila RC, que volvió al Super 10 (la máxima categoría de Italia) tras ganar el título del ascenso. El rival fue nada menos que el campeón, Calvisano, y aunque L’Aquila perdió 40-21, Joaquín se dio el gusto de anotar un try y dos conversiones como apertura titular. “Nos tocó jugar de visitantes. Siete horas en bondi, una locura, je”, revela el autor de 11 tries en el Regional 2014.
Como todo tucumano acostumbrado al calor, Joaquín sufre el crudo invierno europeo. “Vivo en la ciudad más fría de Italia. La noche de Año Nuevo hacía 16 grados bajo cero. Y la verdad, se extraña un poco, sobre todo cuando ves fotos de cosas que hace tu familia o tus amigos. Por suerte me toca compartir departamento y auto con un compañero de equipo con el que nos llevamos muy bien, y eso lo hace más llevadero. Aparte, estar acá te da la posibilidad de conocer lugares. Mientras estuve sin jugar, anduve por Florencia, Roma, Barcelona, ciudades increíbles”, relata.
Con apenas un partido, le parece demasiado pronto para pensar qué hará en mayo, cuando se venza su contrato. “Es que no lo sé. Prefiero concentrarme en disfrutar esta experiencia que estoy viviendo y evaluar llegado el momento de tomar una decisión. A mí me divierte mucho jugar en Tarcos, y si de ahí puedo pelear un lugar en un seleccionado, genial. Pero se verá en el futuro”.
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