28 Enero 2015
La crisis patrimonial causada por la instalación de una feria dentro del predio de los menhires, en El Mollar, es un síntoma más de una forma de administrar lo público sin sujeción a la ley -casi como los monarcas absolutos- y con el convencimiento de que la impunidad no será castigada, sistema que, penosamente se ha instalado en nuestro país.
El daño potencial a los menhires es realmente preocupante, pero más lo son una autoridad que infringe una ley y un Estado impotente para hacerla cumplir y para aplicar las sanciones que correspondan; y que además sirvan de medida ejemplificadora.
El Patrimonio Cultural de un pueblo es su capital simbólico, impulsador del turismo y estructura de su identidad; es muy triste comprobar la pobreza de recursos que el comisionado rural de El Mollar aplica para solucionar los problemas económicos que debe afrontar.
Así y todo, no debemos perder la esperanza de que las autoridades jerárquicamente por arriba del comisionado rural lo auxilien y, a la vez, impidan que nuevamente infrinja la ley.
El daño potencial a los menhires es realmente preocupante, pero más lo son una autoridad que infringe una ley y un Estado impotente para hacerla cumplir y para aplicar las sanciones que correspondan; y que además sirvan de medida ejemplificadora.
El Patrimonio Cultural de un pueblo es su capital simbólico, impulsador del turismo y estructura de su identidad; es muy triste comprobar la pobreza de recursos que el comisionado rural de El Mollar aplica para solucionar los problemas económicos que debe afrontar.
Así y todo, no debemos perder la esperanza de que las autoridades jerárquicamente por arriba del comisionado rural lo auxilien y, a la vez, impidan que nuevamente infrinja la ley.
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