22 Enero 2015
FOTO DE ELESQUIU.COM
CATAMARCA.- Tres catamarqueños que habían salido a pescar durante el fin de semana, y de quienes no se tenían noticias desde el lunes, fueron rescatados ayer por policías y personal de Defensa Civil, cerca de Capayán.
Ramón Ontivero, de 36 años, Cristian Barros, de 39, y José Luis Carabajal, de 49 años habían salido de pesca en el paraje El Mapa, Capayán.
Eran intensamente buscados, ya que desde la mañana del lunes, después de la tormenta que azotó a la zona y provocó la crecida de muchos ríos, no se habían vuelto a comunicar con sus familias.
Los rescatistas hallaron a los tres hombres a unos ocho kilómetros al oeste del camping municipal de la localidad de Concepción y los ayudaron a descender, publicó el diario "El Esquiú".
"Llegó un momento en que no pudimos cruzar y decidimos quedarnos, porque evaluamos todo, teníamos agua, comida y donde guarecernos. Fue impresionante escuchar el ruido de las piedras que arrastraba la creciente, el paso de la creciente, las camas se movían y el tamaño de las piedras que arrastraba el agua era increíble, vivir los truenos, la tormenta fue fuerte”, relató uno de los pescadores.
“No nos quedó otra opción que permanecer en la cabaña hasta que el agua baje y si bien nuestra preocupación era la falta de noticias a la familia, teníamos que esperar, porque al agua no le íbamos a ganar”.
Ramón Ontivero, de 36 años, Cristian Barros, de 39, y José Luis Carabajal, de 49 años habían salido de pesca en el paraje El Mapa, Capayán.
Eran intensamente buscados, ya que desde la mañana del lunes, después de la tormenta que azotó a la zona y provocó la crecida de muchos ríos, no se habían vuelto a comunicar con sus familias.
Los rescatistas hallaron a los tres hombres a unos ocho kilómetros al oeste del camping municipal de la localidad de Concepción y los ayudaron a descender, publicó el diario "El Esquiú".
"Llegó un momento en que no pudimos cruzar y decidimos quedarnos, porque evaluamos todo, teníamos agua, comida y donde guarecernos. Fue impresionante escuchar el ruido de las piedras que arrastraba la creciente, el paso de la creciente, las camas se movían y el tamaño de las piedras que arrastraba el agua era increíble, vivir los truenos, la tormenta fue fuerte”, relató uno de los pescadores.
“No nos quedó otra opción que permanecer en la cabaña hasta que el agua baje y si bien nuestra preocupación era la falta de noticias a la familia, teníamos que esperar, porque al agua no le íbamos a ganar”.
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