22 Enero 2015
Hoy se cumplen 20 años del terrible accidente conocido como la “Tragedia del Sollunko”, donde ocho jóvenes tucumanos perdieron la vida, pero el amor (dolorido) pervive en el corazón de sus familiares y de sus amigos. Por eso, como todos los años, esta noche los recordarán: a las 20 se celebrará una misa en la parroquia Nuestra Señora de Montserrat (Viamonte 2.810), sede del colegio donde estudiaban y trabajaban los chicos.
Tarde fatídica
Eran cerca de las 16 (hora argentina) del domingo 22 de enero de 1995 cuando se desató el horror: una descomunal avalancha de nieve sepultó al guía del grupo de escaladores, Sergio Rodríguez (de 26 años); a los profesores Cristian Rivero, de 25 y Pablo Palavecino, de 23; a los jóvenes Adriana Rodríguez, de 19, Mariana Lara, de 18, y Silvana Álvarez, de 17, y a los adolescentes José María Sánchez, de 15 y Andrés Rodríguez, de 14. Junto con ellos iba Pablo Toranzo Rossi, de 17 años.
Pasado el mediodía habían hecho cumbre en el imponente cerro Sollunko, habían clavado en ella la Bandera Argentina y se habían sacado un montón de fotos. El sueño tanto tiempo acariciado estaba cumplido, y bajaban felices cuando se desató el drama: el enorme alud cortó la soga que los unía y se tragó a la mayoría de ellos. Pablo quedó milagrosamente enganchado en una roca que le sirvió de refugio, y eso le permitió sobrevivir. Desde allí fue testigo -el único- de la tragedia.
Su hermano, Eneas Toranzo Rossi, (por entonces de 16 años); el preceptor Gabriel Bazán, de 32 , y Teresa Robles, de 14 también se salvaron porque no habían subido: sufrían un cuadro de bronquitis y habían decidido quedarse en el campamento base.
Caminata del recuerdo
Según informó el Grupo Andino Montserrat en su página de Facebook, el sábado un grupo de amigos realizó una caminata hasta San Javier en homenaje a los montañistas muertos en Perú.
Subieron el cerro por las sendas y llegaron hasta la Ciudad Universitaria. En la capilla de Nuestra Señora de Pompeya, los sacerdotes Luis Humberto Béjar y Ariel Zóttola (egresado del colegio y también miembro del grupo de escaladores) celebraron una misa. Luego habló Gabriel Bazán, con la emoción de ser uno de los que participó de aquella odisea.
Tarde fatídica
Eran cerca de las 16 (hora argentina) del domingo 22 de enero de 1995 cuando se desató el horror: una descomunal avalancha de nieve sepultó al guía del grupo de escaladores, Sergio Rodríguez (de 26 años); a los profesores Cristian Rivero, de 25 y Pablo Palavecino, de 23; a los jóvenes Adriana Rodríguez, de 19, Mariana Lara, de 18, y Silvana Álvarez, de 17, y a los adolescentes José María Sánchez, de 15 y Andrés Rodríguez, de 14. Junto con ellos iba Pablo Toranzo Rossi, de 17 años.
Pasado el mediodía habían hecho cumbre en el imponente cerro Sollunko, habían clavado en ella la Bandera Argentina y se habían sacado un montón de fotos. El sueño tanto tiempo acariciado estaba cumplido, y bajaban felices cuando se desató el drama: el enorme alud cortó la soga que los unía y se tragó a la mayoría de ellos. Pablo quedó milagrosamente enganchado en una roca que le sirvió de refugio, y eso le permitió sobrevivir. Desde allí fue testigo -el único- de la tragedia.
Su hermano, Eneas Toranzo Rossi, (por entonces de 16 años); el preceptor Gabriel Bazán, de 32 , y Teresa Robles, de 14 también se salvaron porque no habían subido: sufrían un cuadro de bronquitis y habían decidido quedarse en el campamento base.
Caminata del recuerdo
Según informó el Grupo Andino Montserrat en su página de Facebook, el sábado un grupo de amigos realizó una caminata hasta San Javier en homenaje a los montañistas muertos en Perú.
Subieron el cerro por las sendas y llegaron hasta la Ciudad Universitaria. En la capilla de Nuestra Señora de Pompeya, los sacerdotes Luis Humberto Béjar y Ariel Zóttola (egresado del colegio y también miembro del grupo de escaladores) celebraron una misa. Luego habló Gabriel Bazán, con la emoción de ser uno de los que participó de aquella odisea.
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