21 Enero 2015
Rodeado de homenajes en México, aunque no por parte del gobierno de Nicaragua, el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal cumplió ayer 90 años con una lucidez que sigue provocando asombro y admiración en el mundo literario.
Considerado quizás el poeta vivo más importante y reconocido de Nicaragua, Cardenal nació en el seno de una acaudalada familia de la ciudad colonial de Granada, al sureste de Managua, el 20 de enero de 1925. Se hizo sacerdote en Colombia y, de inmediato, se adhirió a la Teología de la Liberación y más tarde fundó en la isla de Solentiname, en el Gran lago de Nicaragua, una comunidad de poetas y pintores campesinos que se convirtió en un símbolo de la oposición a la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado en 1979 por los sandinistas.
Con motivo de su 90 aniversario, el gobierno de México le dispensó una serie de homenajes que iniciaron a mediados de diciembre pasado en el Palacio de Bellas Artes de la capital, donde en medio de ovaciones declamó varios de sus poemas sobre ciencia, amor y revolución.
Los mexicanos celebraron así al autor de obras como “Salmos”, “Epigramas” y “Oración por Marilyn Monroe” o el conocido poemario “Cántico Cósmico”, quien en su juventud vivió y estudió teología en ese país. “La paradoja es que Cardenal cumple en enero 90 años en ‘una vida perdida’ -como él llamó su biografía-, pero del que pierde la vida para encontrarla en una profunda entrega, consagrarse y brindarse en ese diálogo del alma y la sangre que abarca en un solo as el hacer poético y la fe religiosa con el compromiso político”, dijo en esa ocasión el poeta argentino Jorge Boccanera.
Los honores
Ernesto Cardenal ha recibido numerosos premios, incluyendo el Reina Sofía de Poesía 2012, en España, y más recientemente el Premio Alemán de la Paz, en Berlín.
Aunque apoyó a la revolución sandinista en la década de 1980, cuando fue ministro de Cultura, años después se distanció del partido, actualmente en el poder, por disentir con el liderazgo de Daniel Ortega, a quien considera un “dictador”.
Con la misma energía ha criticado la canonización del fallecido papa Juan Pablo II, por considerarla una “monstruosidad” por parte del Vaticano. Pero no escatima elogios hacia el actual pontífice, Francisco, de quien afirma “está dando una lección” al mundo. “Hubo gran cambio, un milagro, porque nadie pensaba que llegara un papa distinto de los dos anteriores (...) Éste es un papa que habla por teléfono personalmente. No vive como papa”, señaló en una reciente entrevista con dpa.
Considerado quizás el poeta vivo más importante y reconocido de Nicaragua, Cardenal nació en el seno de una acaudalada familia de la ciudad colonial de Granada, al sureste de Managua, el 20 de enero de 1925. Se hizo sacerdote en Colombia y, de inmediato, se adhirió a la Teología de la Liberación y más tarde fundó en la isla de Solentiname, en el Gran lago de Nicaragua, una comunidad de poetas y pintores campesinos que se convirtió en un símbolo de la oposición a la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado en 1979 por los sandinistas.
Con motivo de su 90 aniversario, el gobierno de México le dispensó una serie de homenajes que iniciaron a mediados de diciembre pasado en el Palacio de Bellas Artes de la capital, donde en medio de ovaciones declamó varios de sus poemas sobre ciencia, amor y revolución.
Los mexicanos celebraron así al autor de obras como “Salmos”, “Epigramas” y “Oración por Marilyn Monroe” o el conocido poemario “Cántico Cósmico”, quien en su juventud vivió y estudió teología en ese país. “La paradoja es que Cardenal cumple en enero 90 años en ‘una vida perdida’ -como él llamó su biografía-, pero del que pierde la vida para encontrarla en una profunda entrega, consagrarse y brindarse en ese diálogo del alma y la sangre que abarca en un solo as el hacer poético y la fe religiosa con el compromiso político”, dijo en esa ocasión el poeta argentino Jorge Boccanera.
Los honores
Ernesto Cardenal ha recibido numerosos premios, incluyendo el Reina Sofía de Poesía 2012, en España, y más recientemente el Premio Alemán de la Paz, en Berlín.
Aunque apoyó a la revolución sandinista en la década de 1980, cuando fue ministro de Cultura, años después se distanció del partido, actualmente en el poder, por disentir con el liderazgo de Daniel Ortega, a quien considera un “dictador”.
Con la misma energía ha criticado la canonización del fallecido papa Juan Pablo II, por considerarla una “monstruosidad” por parte del Vaticano. Pero no escatima elogios hacia el actual pontífice, Francisco, de quien afirma “está dando una lección” al mundo. “Hubo gran cambio, un milagro, porque nadie pensaba que llegara un papa distinto de los dos anteriores (...) Éste es un papa que habla por teléfono personalmente. No vive como papa”, señaló en una reciente entrevista con dpa.