Los mensajes ocultos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

Los mensajes ocultos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

El artista italiano los habría plasmado en sus pinturas, según el análisis de entendidos en la materia.

Los mensajes ocultos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina
20 Enero 2015
ROMA, Italia.- Un libro publicado recientemente por el restaurado Silvio Goren siembra decenas de preguntas sobre las obras de Miguel Ángel que decoran la Capilla Sixtina, y sus supuestos mensajes ocultos.

¿Se trató de una reacción del genio renacentista contra el inmenso poder que la Iglesia Católica tenía en su tiempo? ¿Intentó, tal vez, señalar al hombre como ser superior a la divinidad o a la ciencia como doctrina superior a la religión? ¿Qué fue lo que trató de decirnos desde su arte?

El autor del libro, quien fuera profesor de la Licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales del Instituto Universitario Nacional del Arte, afirma que “Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina en el Siglo XVI, una época en que tanto la religión como la ciencia creían tener la verdad absoluta”.

Por citar uno de los postulados, en la parte central del techo de la Capilla Sixtina, el artista pintó nueve escenas que narran el libro del Génesis. De ellas, la más conocida es La creación de Adán. La escena representa el momento exacto en que, según la tradición judeocristiana, Dios le dio vida al primer hombre.

A primera vista, Dios y Adán son los únicos personajes pero, según Goren –que se apoya en la teoría que Frank Lynn Meshberger publicó en los años 90 en el Diario de la Asociación Médica Norteamericana– hay algo oculto en la imagen: el manto que encierra la figura de Dios representa casi de forma exacta un cerebro humano, con arterias, glándulas y nervios ópticos, visto en su corte lateral.

Otra de las hipótesis que circularon es la que los expertos en neurocirugía Ian Suk y Rafael Tamargo publicaron en la revista Neurosurgery y que alude a otra de las escenas: La separación de la luz y la oscuridad. En el cuello de Dios habría una precisa representación de una médula espinal y un tallo cerebral humano.

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